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El presidente francés, Emmanuel MacronGTRES

Crisis energética

Un lunes negro para la luz en Francia pone en duda su modelo nuclear

El precio de la electricidad galo marcó picos de casi 3.000 euros/MWh en dos franjas horarias el lunes. Casi la mitad de los reactores nucleares están parados por tareas de mantenimiento

El parón temporal de 27 de los 56 reactores nucleares que mantiene activos Francia resucita el debate sobre el modelo energético en el viejo continente. A la disputa generada por el nivel de dependencia de varios de los países comunitarios sobre el gas ruso, se suma la sumisión de París a la energía nuclear.

Tres quintas partes de la electricidad consumida en Francia se producen en reactores nucleares ubicados a lo largo de un país que este lunes pagó la estrategia energética del Elíseo. El mercado mayorista rompió todos los moldes llegando a marcar picos cercanos a los 3.000 euros/MWh en las primeras horas del día.

El operador eléctrico francés (RTE) se vio obligado a activar la alerta naranja, que confirma la «situación tensa» por la que atraviesa el país. El organismo ha pedido a los hogares que rebajen su consumo en plena ola de frío, a pesar de que muchas familias galas se calientan gracias a calefacción eléctrica.

La situación provocada por estos paros de mantenimiento podría alargarse durante varias semanas. Más de una decena reactores podrían mantenerse inactivos durante los próximos cinco meses. La única esperanza se encuentra en la llegada de una primavera más calidad que aleje el frío de Francia y que evite nuevos repuntes del precio.

El lunes negro para el sistema eléctrico francés ha dejado en entredicho el modelo energético elegido por París. «La única garantía que tiene Europa está en las renovables, que no serán suficientes, pero sí una parte importante de la solución», apunta Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía del Real Instituto Elcano, preguntado por la estrategia de independencia energética europea.

La particular crisis energética para Macron tiene lugar mientras los ministros de finanzas comunitarios debaten si Europa está preparada para acometer su autonomía energética. La matanza llevada a cabo por el ejército del Kremlin en Bucha ha elevado la presión para que el viejo continente apruebe un embargo del gas, petróleo y carbón rusos.

Francia ha liderado el bloque de países partidarios de elevar el castigo sobre Moscú. Por su parte, los países más expuestos como Alemania insisten en pedir más tiempo para cortar sus ataduras con Rusia.

«En este momento no es posible cortar los suministros de gas. Necesitamos algún tiempo, por lo que debemos diferenciar entre petróleo, carbón y gas en este momento», dijo este lunes Christian Lindner, ministro de Finanzas alemán a su llegada a la reunión de titulares de Economía de la eurozona celebrada en Luxemburgo.

El ministro belga de Finanzas, Vincent Van Peteghem, aseguró que su país no se opondría a imponer un embargo al petróleo ruso, pero aclaró que las sanciones deben tener «un mayor impacto sobre Rusia que sobre la Unión Europea».

El parón de Cofrentes y Almaraz I

La composición del mix energético español –más diversificado que el francés– salió al rescate de los hogares en noviembre de 2021. España también fue víctima –en menor medida– de los efectos de la puesta a punto de centrales nucleares en plena escalada de los precios. A finales del pasado año, dos de las siete centrales nucleares activas en nuestro país –Cofrentes y Almaraz I– acometieron un paro para recargar combustible durante el mismo periodo de tiempo.

Durante casi cuatro semanas, la producción nuclear perdió el 30 % de su potencia, trasladando parte de la presión hacia los ciclos combinados que convierten el gas en electricidad. El 30 de noviembre el precio de la luz en el mercado mayorista alcanzó uno de sus récords hasta el momento, al repuntar por encima de los 309 euros/MWh empujado por un gas, que ese mismo día superó los 100 euros en el mercado ibérico.