Hungría se desmarca de la UE
Orbán acepta pagar el gas ruso en rublos como exige Putin
El primer ministro húngaro ha forjado una fuerte relación comercial con Rusia y China. Ambos países vendieron sus vacunas a Hungría durante la pandemia
El presidente Vladimir Putin vuelve a encontrar en el húngaro, Víktor Orbán, un cabo al que agarrarse en su contraataque económico contra la Unión Europea. El jefe del Ejecutivo de Hungría vuelve a hacer un guiño al Kremlin y acepta pagar en rublos el gas que compra a Moscú. Un gesto que se suma al rechazo que el recién reelegido primer ministro ha manifestado al contenido del quinto paquete de sanciones europeas contra Rusia. El país que gobierna Orbán se niega apoyar el embargo a la energía rusa planteado por varios de los socios comunitarios. La conexión entre Budapest y el Kremlin rompe -una vez más- la disciplina acordada en Luxemburgo.
El contundente triunfo de Orbán en las elecciones que el pasado domingo revalidaron su liderazgo, sirvieron de espaldarazo a su relación con Moscú. Una alianza que le ha llevado a tener uno de los niveles de dependencia energética sobre Rusia más altos de toda la Unión Europea. El país compra casi el 100 % del gas que consume a Putin. Algo similar ocurre con el petróleo. Las importaciones húngaras de crudo ruso rozan el 60 %.
Rusia y China, dos socios estratégicos
El idilio de Orbán y Putin lleva años gestándose. En 2019 el presidente ruso realizó una visita oficial a Budapest. Una entrevista provechosa para el ruso. En plena pandemia Moscú le vendió dos millones de dosis de su vacuna contra la Covid-19, la Sputnik V.
Con el veto de la decisión de no pagar en rublos la energía del Kremlin, Hungría elige bando. Budapest asegura su suministro energético, pero pone en peligro sus relaciones comerciales con el resto de los países de la Unión Europea. Alemania es su principal proveedor. El 24,7 % de las importaciones de Hungría proceden de Berlín.
Por detrás, su comercio con China. Durante los últimos cuatro años, Budapest ha ido elevando sus importaciones procedentes de Pekín hasta convertir a China en su segundo socio estratégico. Un 6,22 % de sus productos proceden del gigante asiático.
Durante los últimos años, Hungría no ha ocultado su intención de convertirse en la plataforma de Europa Central para las compañías chinas. Una puerta de paso a la Unión Europea para las mercancías de Pekín. De hecho, el gigante tecnológico, Huawei, mantiene en el país su Centro de Operaciones y Mantenimiento para Europa.
Orbán compró cinco millones de dosis de la vacuna china
Los negocios del húngaro con Xi Jinping van más allá. China vendió a Hungría más de cinco millones de dosis de la vacuna asiática, Sinopharm. El país de Europa central apenas tiene diez millones de habitantes.
El papel que Orbán está jugando en la guerra en Ucrania podría poner en riesgo buena parte de los viejos contratos firmados con varios de los países con los que ahora confronta. Entre sus principales clientes se encuentran Austria, Países Bajos o incluso España, país al que destina casi el 3 % de las exportaciones.
Contratos que siguen vigentes a pesar de una historia de desplantes. La presidenta de la Comisión Europea señaló el martes a la política de Orbán. Ursula von der Leyen bloqueará el desembolso de los fondos europeos a Hungría si su primer ministro no cumple una serie de principios básicos del Estado de Derecho.
La líder del Ejecutivo comunitario cuestiona el respeto del húngaro a la independencia judicial, la igualdad ante la ley o la separación de poderes. El país ocupa el puesto 73 de 180 en el índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional. Hungría se sitúa en el mismo nivel que países como Kuwait o Senegal.