La batalla política de Indra

La salida el jueves de Cristina Ruiz como consejera delegada de Indra supone el fin del equipo de gobierno instaurado tras la llegada de Marc Murtra a la presidencia de la compañía en mayo de 2021. Con ella se va «una excelente profesional; de lo mejor que había en la casa», según fuentes conocedoras de la empresa. Quizá por ese motivo se entiende que adujera razones personales para presentar su dimisión.

Ruiz dirigía el área de tecnologías de la información, que facturó 2.133 de los 3.390 millones que la compañía ingresó en 2021, una cifra récord para la empresa. No se puede decir que desempeñara mal su trabajo. Ahora Indra tendrá que arreglárselas sin ella para seguir creciendo.

Al récord de ingresos del año pasado, la compañía sumó un beneficio neto de 143 millones de euros, un 18 % más que antes de la pandemia. La empresa tiene ahora el gran reto de reforzar el papel del grupo como campeón español en el área de Transporte y Defensa, en línea con los modelos empresariales de otros países del entorno, sin menoscabar el área de tecnologías de la información. Este reto incluye el Futuro Sistema Aéreo de Combate o FCAS (Future Combat Air System), del que forma parte España con Indra como líder industrial por parte de nuestro país.

El desafío lo pilotará Marc Murtra, que el pasado mayo de 2021 fue nombrado presidente no ejecutivo y en los próximos días o semanas podría pasar a ser presidente ejecutivo. Murtra es ingeniero industrial, ha trabajado la última década en operaciones corporativas y ha ocupado cargos de confianza relacionados con el Partido de los Socialistas Catalanes (PSC). Con él ya son varios los presidentes de empresas considerados afines al PSOE: Maurici Lucena (Aena), Juan Manuel Serrano (Correos), Beatriz Corredor (Red Eléctrica)...

En el consejo de administración de Indra también hay ahora dos miembros cercanos al partido de Pedro Sánchez: el ex ministro Miguel Sebastián y el ex diputado socialista Antonio Cuevas. Representan a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que actualmente es el principal accionista con el 18,7 %. En febrero el Gobierno aprobó que aumentara su participación al 28 %, de modo que probablemente podría añadir otro consejero para ganar peso en un consejo que aún está dominado por los independientes.

La acción reaccionó al nombramiento de Murtra bajando. Los 8,66 euros a los que cerraba abril descendieron a 7,15 euros el 28 de mayo (el nombramiento fue el 24 de mayo). Un año después, se ha recuperado algo (9,25 euros el 22 de abril). El día de la dimisión de Cristina Ruiz la acción cayó un 3,34 %, y en los últimos cinco años lo ha hecho un 26,53 %. La nueva directiva tiene trabajo por delante si quiere recuperar la confianza de los inversores.