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Un local cerrado en MadridGTRES

Crisis de la energía

Nueve meses de crisis de la luz: «Resistimos lo que pudimos, pero tuvimos que cerrar»

El Debate contacta con dos de los dueños de los negocios que relataron los primeros meses de la crisis de la luz. Ahora, medio año después, la vorágine de la electricidad les ha reservado un futuro diferente

Desde el estallido de la crisis de la energía, miles de negocios han terminado sepultados por montañas de facturas a las que no han podido hacer frente. Recibos de miles de euros, han terminado por echar para siempre el cierre de restaurantes, reprografías o lavanderías. Más allá de la industria -una de las grandes afectadas por la volatilidad de la electricidad- muchos establecimientos a pie de calle no han aguantado los nueve meses en los que la luz ha pasado de los 100 euros/MWh, a los casi 600 que llegó a registrar el 8 de marzo.

El pasado 12 de octubre de 2021, Alessandro, dueño de una pizzería en Granada (Pizzametro), contaba para El Debate su historia. La misma que vivían cientos de hosteleros españoles. «Si tengo que seguir pagando facturas así, tendré que cerrar, no puedo más», decía este italiano llegado desde Nápoles hace 15 años.

Ahora, seis meses después, su negocio parece otro. El fin de las restricciones de la pandemia ha reactivado el tránsito de clientes por su establecimiento. «Durante los últimos meses el negocio se ha recuperado porque la gente ya está haciendo una vida normal. Nosotros ya estamos trabajando otra vez, no como antes, pero hay meneíllo», dice.

Aun así, las facturas no han parado de llegar. Los sobres de Endesa cada mes eran más abultados. «Sigue llegando muy alta, pagamos 2.400 euros al mes, es un importe muy alto», lamenta. Sin embargo, Alessandro ya no es el mismo que hace medio año colgó un tuit mostrando su recibo eléctrico. La vuelta de los españoles a los restaurantes ha conseguido revertir su ánimo emprendedor. Hace unos días se puso en contacto con el Debate para contarnos la apertura de un segundo negocio.

Seis meses de penurias eléctricas le han servido para innovar. La pasada semana abrió uno de los primeros cajeros expendedores de pizzas artesanas. A través de una pantalla que da a la calle, el cliente puede elegir su pizza favorita. En dos minutos la recibe en su caja a través de un expendedor. La máquina trabaja 24 horas, y los costes son mucho menores. «Considerando que la luz sigue carísima, hemos optado por abrir el primer vending que cocina la pizza automáticamente y la entrega al cliente», cuenta. Su intención es tratar de minimizar gastos, «lo único que se puede hacer es reducirlos al máximo».

Durante los primeros días de mayo, Alessandro y otros 11 millones de usuarios verán como su recibo baja de forma considerable. El tope al precio del gas promete hacer caer el MWh por debajo de los 150 euros, según las estimaciones de los expertos. De esta manera, el pool dejará de marcar los máximos históricos alcanzados en marzo de este año.

La medida llega tarde para Teresa, que cerró su reprografía en diciembre. Después de décadas, esta madrileña echó el cierre para siempre. El confinamiento mantuvo a los estudiantes lejos de sus fotocopiadoras, y el incremento de la luz fue la puntilla. «Nos resistimos todo lo que pudimos, pero al final ya no tenía sentido seguir», afirma.

Su negocio consiguió superar crisis de todo tipo, pero no la pandemia y la tensión del mercado eléctrico.