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Un hombre en cuarentena recibe su pedido en medio del confinamiento por la COVID-19 en Shanghái, China

Un hombre en cuarentena recibe su pedido en medio del confinamiento por la COVID-19 en Shanghái, ChinaEFE

Empresas

Una de cada cuatro empresas europeas se plantea salir de China por la lluvia de restricciones

La actividad de las principales ciudades del gigante asiático lleva semanas paralizada por las fuertes restricciones para controlar la COVID-19

Las fuertes restricciones impuestas en China para frenar el avance de la covid han provocado que cada vez más empresas europeas se estén planteando reducir sus inversiones en el país asiático, según una encuesta de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China publicada este jueves.

Al menos un 25 % de 372 empresas encuestadas están considerando trasladar sus inversiones fuera del país por la incertidumbre y las complicaciones que genera la política china de cero covid, que implica fuertes restricciones a la movilidad, fronteras cerradas al exterior y confinamientos masivos de ciudades enteras.

El presidente de la Cámara de Comercio de la UE en China, Jörg Wuttke, indicó durante un encuentro con los medios que más del 60 % prevé igualmente que sus ingresos disminuyan este año.

«Y como consecuencia, un 25 % planea escenarios para salir de China. El 77 % cree que la política de covid cero debería terminar ya», señaló, en un momento en que ómicron está provocando cifras récord de contagios en China no vistas desde el inicio de la pandemia.

«Esto no va a terminar nunca»

Según Wuttke, el 77 % de las compañías encuestadas creen que China es ya un destino «menos atractivo» para invertir, especialmente en sectores como la educación, la aviación o la energía.

«No hablamos solo de problemas de producción o de logística. Son también problemas de personal. Muchos extranjeros que trabajan en empresas europeas planean marcharse o se están ya marchando de China, y es también muy difícil traer a nueva gente aquí en estas condiciones», enfatizó.

Wuttke aseguró que «el gran problema es la incertidumbre», puesto que «es muy difícil prever si China cambiará su estrategia» o si mantendrá o ampliará las medidas: «Han pasado ya dos años desde que empezó la pandemia y es ahora cuando hemos visto a ciudades como Shanghái, probablemente la metrópolis más eficiente para hacer negocios de China, confinada desde hace más de un mes. Nos hace pensar que esto no va a terminar nunca».

El responsable de la Cámara de Comercio europea advirtió del enorme atasco que el confinamiento está generando en el puerto de Shanghái y calificó como «una gota en el océano» el regreso a la producción de algunas compañías que operan en esa ciudad.

«Es un número muy pequeño. Y las que pueden volver es con los trabajadores en un circuito cerrado, lo que implica que deban dormir en las propias empresas durante meses. Esto no es sostenible a largo plazo», arguyó.

Víctimas de su propia narrativa

También anticipó problemas para China en los próximos meses: «Vendieron la estrategia de covid cero como una historia de éxito pero ahora es víctima de su propia narrativa. Su economía probablemente va a sufrir. Habrá una oleada de desempleo, especialmente entre los jóvenes, y menos consumo. Veo imposible que puedan cumplir sus pronósticos de crecimiento del PIB del 5,5 % con estas restricciones», aseveró.

«Quieren salvar vidas y evitar un colapso sanitario, bien. Pero esto no puede durar para siempre. No saben cómo salir y sobre todo, no saben cuándo. ¿Van a seguir con la misma política otros dos años? Todo esto es lo que genera incertidumbre», dijo.

Wuttke señaló que se ha reunido con funcionarios chinos para trasladarles sugerencias para terminar con las restricciones: «La mayoría de las empresas coinciden en que China debería centrarse en la vacunación de la gente mayor. También permitir que los casos leves y los asintomáticos puedan confinarse en casa. Y por último, permitir vacunas de refuerzo de tecnología ARN mensajero».

Según Wuttke, hacen también falta esfuerzos para «preparar a la ciudadanía de que se puede convivir con el virus, que se puede volver a la normalidad, pero es algo que todavía no hemos visto».

«Que nos vayan a escuchar o no ya no es cosa nuestra. Nuestra influencia probablemente sea limitada, pero creo que somos parte interesada como inversor y tenemos el derecho a expresar nuestra opinión. China también querrá seguir exportando a Europa en un momento en que su consumo está cayendo, es el primer interesado en cambiar de política», indicó.

«Mientras China mantenga estas políticas, las empresas seguirán considerando otras posibilidades. Hay alternativas a la producción, por ejemplo el Sudeste Asiático, pero evidentemente no es fácil decir adiós porque puede ser más costoso y tedioso teniendo en cuenta que la infraestructura aquí es difícil de replicar. Esto no significa que si se van lo hagan para no volver», agregó.

Por último, Wuttke también mencionó la guerra de Ucrania como otro motivo para que los inversores europeos piensen en China como un destino menos atractivo, especialmente en los negocios relacionados con la logística y la energía, o por la crisis económica que se generaría si Pekín decidiera invadir Taiwán, isla que reclama desde hace más de medio siglo.

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