El veto escalonado de Bruselas al petróleo ruso pondrá el Brent en los 120 dólares

Bruselas da un firme paso hacia adelante. El Ejecutivo comunitario lanzó este miércoles el guante a los países de la Unión Europea para avanzar en el rumiado veto al petróleo ruso. La Comisión Europea propone un embargo progresivo que evite que los precios del crudo se disparen en plena crisis energética. Aun así, cortar con el petróleo del Kremlin –aunque sea de manera escalonada– tendrá un coste. La estrategia dibujada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, plantea una desconexión gradual de seis meses y un embargo a los productos refinados «para finales de año».

La Unión Europea importa un 25 % del petróleo desde Rusia. Y aunque una supresión gradual «de unos cuatro meses podría llevarse a cabo sin perturbar significativamente los precios», afirma Antonio Aceituno, ceo de Tempos Energía, la acción conjunta de los países del viejo continente añadirá presión sobre el mercado del crudo, por la entrada en juego de un gigante dormido.

El regreso de China a la actividad, tras semanas paralizada por los efectos que la COVID-19 ha provocado en sus principales ciudades, podría elevar los precios. Su vuelta al mercado aumentaría la demanda «haría al Brent posicionarse en cotas de alrededor de 120 dólares». Este miércoles, el precio del crudo alcanzó lo 107 dólares.

Este alza del barril, tendrá un impacto en los paneles de precios de las estaciones de servicio españolas. Entre un 31 y un 34 % del coste de cada litro de carburante está influenciado por la cotización del petróleo, por lo que se espera un incremento –aun mayor– de la gasolina y el gasoil.

«Los precios de los destilados podrían volver fácilmente a los niveles que vimos a mediados de marzo de este año», afirma. Los carburantes tocaron máximos durante el tercer mes del año, periodo en el que el gasóleo firmó el sorpasso a la gasolina tocando su máximo el 28 de marzo en los 1,854 euros/litro. El pasado 1 de abril entró en vigor la bonificación de 20 céntimos el litro de carburante decretada por el Gobierno.

La intención de Bruselas es minimizar riesgos. El departamento que preside Von der Leyen pretende «asegurar rutas de suministro alternativas y minimizar el impacto en los mercados globales».

Un veto radical dispararía el petróleo

Muy distintas serían las consecuencias de un veto radical. Romper de manera tajante con las importaciones rusas provocaría que los precios del barril superasen ampliamente los 150 dólares, según cálculos de Tempos Energía. «Si la Unión Europea se toma en serio la idea de la desconexión total, el daño a la economía occidental será altamente importante», apunta Aceituno.

Las alternativas que tiene ahora por delante el Viejo Continente son limitadas. Bruselas lleva tiempo tanteando proveedores capaces de suplir la parte importada desde Rusia. Un territorio explorado con antelación por Reino Unido que hace casi dos meses decretó el embargo de crudo ruso. El premier británico, Boris Johnson, se reunió el pasado 16 de marzo con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, para explorar un acuerdo de suministro. Por su parte, la UE ha sondeado la vía iraní durante las últimas semanas.

Las negociaciones con Irán, en vía muerta

Bruselas vetó en 2012 las compras de crudo procedente de Teherán como respuesta al programa nuclear de Ahmadineyad. Desde el recrudecimiento de la guerra en Ucrania, la comunidad internacional inició una ronda de negociaciones para desbloquear las sanciones. Sin embargo, el acuerdo entre ambas partes no termina de producirse.

Estado Unidos sigue siendo el valor seguro. Washington ha aumentado sus exportaciones a más de 4.000 barriles diarios durante la pasada semana, añadiendo oferta al mercado.