
Los musulmanes de Jerusalén importaron el anillo digital de Arabia Saudita
Competencia digital
El anillo digital que cuenta las oraciones y triunfa en Jerusalén
En la Ciudad Vieja los comerciantes venden dispositivos para registrar el número de rezos diarios
La ciudad de Jerusalén tiene un significado religioso muy importante para el judaísmo, el cristianismo y el islam. Allí conviven las tres religiones en una relativa paz. Los datos de 2019 recogen que hay un 74 % de judíos, un 2 % de cristianos y un 18 % de población musulmana.
Son, precisamente, estos últimos los que se han pasado a las nuevas tecnologías para registrar el número de veces que hacen su oración al día. Según cuenta The New York Times, hay ciudadanos que llevan un anillo en el dedo para contar sus rezos.
Sumar oraciones
«Todos los días digo, 'Dios es grande' mil veces y 'Gloria a Dios' mil veces», asegura una niña de 13 años al salir de las oraciones de la tarde. Igual que el smartwatch da cuenta de los pasos, las calorías o las pulsaciones, este aparato suma oraciones cuando se aprieta uno de los botones. Al final del día hay que pulsar otro para reiniciar el contador y prepararlo para el día siguiente.
Los musulmanes han utilizado históricamente cuentas para contabilizar las cinco oraciones diarias que deben hacer, algo parecido al Rosario de los cristianos.
El contador digital de oraciones se puede resetear cuando llega a 99.999 rezos
El contador digital de rezos apareció por la Ciudad Vieja hace cinco años y los comerciantes aseguran que surgió cuando los palestinos regresaron de las peregrinaciones a Arabia Saudita.
De 2 euros hasta 12
Los modelos de contadores digitales tienen diferentes precios en función de sus materiales o características. Los más básicos parten de unos dos euros hasta los 12 de los más avanzados.
La competencia religiosa que se vive en Jerusalén ha llevado a los cristianos a intentar usar también estos contadores, pero los musulmanes bromean diciendo que no les conviene porque pueden sumar docenas de Padrenuestros o Avemarías en un día por los cientos que hacen ellos.
El testimonio de oración ha llegado a tal punto que la información de NYT asegura que Akram, un ciudadano de Acre, aseguró que cada vez que uno de sus anillos llega a 99.999 pone cinta adhesiva sobre el botón de reinicio para que el registro no se pueda alterar y compra uno nuevo. De momento, lleva recopilados 30 y ha pedido a su familia que, cuando muera, le entierren con sus contadores digitales de rezo colgados en el cuello.