Tope al precio del gas
Francia podría terminar comprando electricidad subvencionada por los consumidores españoles
El retraso de la aprobación del tope al gas deja en el aire un aspecto técnico clave. Francia podría beneficiarse de la rebaja de precios de la electricidad española
El Gobierno se enreda con el tope al precio del gas. Han pasado seis meses desde que el Ejecutivo anunciara por primera vez su intención de rebajar la electricidad de esta manera. España se alió con Portugal a mediados de marzo, y desde entonces ambos países han recorrido juntos un periplo de negociaciones e intercambio de documentos con Bruselas. Este lunes, el primer ministro luso, Antonio Costa, se precipitó anunciando que la Comisión Europea había otorgado el aval a la medida, y que Madrid y Lisboa forzarían la maquinaria para aprobar la medida al día siguiente. El desmentido no tardó en llegar. El Ejecutivo comunitario desveló que aún no había tomado una decisión «formal» al respecto, destrozando los planes de Sánchez y Costa.
A la espera del –ahora sí– visto bueno oficial de Bruselas, consumidores, eléctricas y países vecinos siguen esperando los detalles de la medida. La comisaria europea de Energía Margrethe Vestager metió mano a la propuesta ibérica. La danesa desestimó la idea original de España y Portugal, que pretendían celebrar dos subastas eléctricas, una sólo para el mercado doméstico (incluyendo el tope al precio del gas) y otra (sin limitaciones) exclusiva para la venta de energía a terceros países.
Una sola subasta para clientes domésticos y exportaciones
Finalmente, sólo habrá una subasta que rebajará el precio del pool para todos. Tanto para los consumidores españoles, como para los países a los que España vende diariamente la electricidad generada de puertas para adentro. Francia, y en menor medida Marruecos, se beneficiarán del precio topado de la electricidad española. Pero todo tiene un coste, y serán los usuarios españoles los que lo paguen.
El Gobierno adelantó que la compensación que España deberá destinar a las compañías con centrales de ciclo combinado (generan electricidad con el gas como materia prima) saldrá de los bolsillos de los clientes. La mayor parte de expertos prevén que serán todos los usuarios (tanto los acogidos a la tarifa regulada, como a la del mercado libre) los que soporten un incremento de su recibo derivado de esa subvención. A cambio, los hogares acogidos a la PVPC se beneficiarán de la caída de la luz en el mercado mayorista.
Al margen queda la cantidad de electricidad -subvencionada por los clientes españoles- que nuestro país venderá a los países limítrofes. Más de 2.153.034 MWh de electricidad española fue vendida a Francia en abril a un precio medio de 191 euros/MWh. Con la entrada en vigor del tope al gas, el pool podría caer a los 130-150 euros/MWh, y París comenzará a comprar la energía a ese precio. Si tomamos como referencia la cantidad vendida en abril, España podría dejar de ganar 131,3 millones de euros.
España podría obligar a las tecnológicas francesas podrían sufragar el desajuste
No obstante, fuentes del sector aseguran que las tecnológicas francesas beneficiadas por ese desajuste también sufragarán esa diferencia entre el gas real y el gas topado. Lo previsible –insisten– es que estas compañías asuman la cantidad que dejará de percibir España. Se trata de uno de los aspectos técnicos que más complejos, dada la dificultad de articular un mecanismo de compensación.
Al margen quedan los usuarios españoles a los que les toca renovar los contratos eléctricos anuales. Las energéticas ya han comenzado a trasladar cuantiosas subidas de precio, como consecuencia del rally que el mercado mayorista ha sufrido durante los últimos doce meses. Estos clientes -una vez aprobada la medida y si su coste se reparte sobre todos los usuarios- recibirán una segunda carta informándoles de un nuevo recargo en sus facturas.