Crisis del gas en Europa
Los europeos, obligados a racionar el gas si Putin aplica un corte escalonado
Repsol anticipa medidas de reducción de consumo para toda la sociedad, ante un invierno sin gas. Rusia cierra dos de los gasoductos vitales para Europa en menos de 24 horas
Europa podría enfrentarse a un invierno sin gas. Rusia redujo este jueves el bombeo a través de Ucrania y Polonia, después de días de amenazas en los que la tensión entre Moscú y Bruselas ha escalado un peldaño más. Gazprom –con quien prácticamente todos los estados comunitarios mantienen contratos vigentes– redujo los envíos a través del país invadido por Vladimir Putin, por donde pasa un tercio de todo el gas que Europa compra a Rusia.
El gigante energético ruso envía un 35 % de su gas a los comunitarios, y Ucrania tiene la llave. En concreto, uno de cada cuatro hogares del viejo continente se calienta gracias al gas ruso que transita por el país de Europa del Este, sumido en una terrible guerra iniciada por el Kremlin.
No ha sido el único movimiento del ruso. Moscú busca atacar a sus principales enemigos geoestratégicos tomando como rehén otro de los gasoductos clave para Europa. Yamal-Europa, una de las vías principales de entrada de gas, ha sido seccionada por órdenes de Putin.
Hay que hacer un esfuerzo muy importante de reducir consumos
La advertencia deja la puerta abierta a un corte escalonado del suministro que podría ser letal para los países que comparten el euro. Este miércoles, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, lanzó la alerta. «Hay un problema de seguridad de suministro en los próximos seis o siete meses que va a impactar de una forma dramática», dijo en un coloquio organizado por la patronal de empresarios de Vizcaya.
Las palabras del responsable de la petrolera confirman un temor que ha perseguido a Europa desde el inicio de la guerra. Tarde o temprano, la UE deberá cortar lazos con el gas ruso. El avance de la ofensiva de Putin en Ucrania y las últimas amenazas lanzadas por el Kremlin contra terceros, empiezan a elevar la presión sobre los Veintisiete.
Durante las últimas horas Finlandia ha solicitado su entrada en la OTAN. La reacción de Rusia no se ha hecho esperar. Moscú no solo ha desafiado con sanciones a Helsinki, sino que uno de los principales portavoces del gobierno ruso, Dmitri Peskov, ha amenazado con «represalias militares» si finalmente el país del norte de Europa se une a la Alianza Atlántica.
De momento, el departamento liderado por Ursula von der Leyen sigue instalado en la pantalla previa al sexto paquete de sanciones contra Rusia. Un catálogo de castigos que incluye un veto gradual al petróleo ruso. Bruselas cuenta con el aval de la mayor parte de países del euro y trata de convencer a Hungría –socio de Putin– de activar la medida. La Unión Europea importa desde Moscú casi el 25 % de todo el crudo que compra.
Mientras los funcionarios europeos tratan de arrancar un compromiso a Víktor Orbán, el ejecutivo comunitario sigue trazando sus planes para amortiguar el impacto de un corte de gas. Durante las últimas semanas, Bruselas ha impuesto a los socios europeos el objetivo de acumular reservas por encima del 80 %. Varios de ellos –los más dependientes del gas del Kremlin– lo tienen complicado a pesar del incremento de los envíos de gas alternativo, que en abril fueron evidentes. España envió todo el gas que los pequeños gasoductos de Larrau e Irún permitieron.
Consumos reducidos hasta invierno
Madrid, Bruselas, París y Roma buscan acelerar los plazos de otras dos tuberías más. Midcat y el gasoducto hispanoitaliano darían salida a buena parte del GNL regasificado en la península. Dos planes que necesitan tiempo para completarse. El gasoducto catalán tan sólo tiene construido uno de sus tramos. El italiano es un embrión que Enagás y el gestor gasístico transalpino (Snam) se han comprometido a estudiar.
Planes demasiado precarios si finalmente llega el cierre escalonado de todos los envíos rusos. Desde Repsol, Imaz pide comenzar a ahorrar gas. Para ello, el consejero delegado de la energética pide un esfuerzo a toda la sociedad europea para reducir el consumo energético. «Hay que hacer una reflexión sobre cómo abordamos los riesgos de seguridad de suministro que se pueden tener a lo largo de los próximos meses», dijo.