La semana económica
A Nadia Calviño se le ve cada vez más pálida
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha sido una de las últimas instituciones en dar un buen rapapolvo a la política económica de la ministra
Nadia Calviño estrenó su vicepresidencia económica en 2020 con una Comisión en el Congreso en la que fue mayoritariamente alabada y bien acogida por los diputados económicos de todos los partidos. Desde Marcos de Quinto, entonces al frente en Ciudadanos, a Rubén Manso, responsable del área en Vox, los representantes de las distintas formaciones no repararon en enhorabuenas y elogios en torno al prestigio de Calviño y en ponerse a su disposición para encarrilar una economía española que aún no se había hundido del todo por el coronavirus. De Quinto citó su «respeto, reconocimiento y simpatía tanto en lo profesional como en lo personal» por la ministra y Manso dijo que le deseaba mucho éxito en un terreno tan importante para los españoles, y que podía contar con ellos si se libraba de los prejuicios que rodeaban a su formación. No es un mal ejercicio volver a ver ese vídeo de febrero de 2020 en YouTube.
Dos años después de aquello, las esperanzas de que Calviño arregle la maltrecha economía española son cada vez menores. Bajo su batuta, España se ha situado como el país con el segundo mayor déficit y la cuarta mayor deuda de la Unión Europea. Su previsión de crecimiento económico para este año se ha reducido mucho más de lo que ella preveía (no ha rebajado su estimación de aumento del 7 % del PIB hasta que todos los organismos importantes lo han disminuido al entorno del 4 %). La sensación de fracaso en torno a la distribución de los fondos europeos es cada vez mayor. Los costes de las pequeñas y medianas empresas se disparan por motivos como la lentitud en la gestión de la rebaja de la luz, las ventas de los comercios minoristas caen un 4 % en marzo según Eurostat mientras en la UE solo lo hacen un 0,4 %...
Nadie dice que el panorama sea fácil. Precisamente porque no lo es, España necesita a los mejores al frente de su economía. Aunque en el Congreso pensaban que Calviño podía serlo, da la impresión de que no está suficientemente a la altura.
Quienes trabajan o han trabajado con la ministra, dicen que es una trabajadora infatigable. Quizá por ese motivo le haya dolido especialmente el informe del jueves de AIReF, que critica con dureza su política económica. La presidenta del organismo, Cristina Herrero, señalaba que detectaba «graves deficiencias» en el Programa de Estabilidad que el Gobierno había enviado a Bruselas: ni había medidas para contener nuestra ingente deuda, ni se detallaba nuestro plan de recuperación. Se mostraba decepcionada por la vaguedad de un planteamiento que nos ubica en una situación de gran vulnerabilidad ante la cada vez más probable subida de tipos de interés en julio por parte del Banco Central Europeo; un auténtico bochorno que se suma a los reveses que Nadia Calviño se está llevando en los últimos meses, y por los que no es de extrañar que cada vez se le vea más pálida.