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José María Rotellar

La OCDE demuestra que el empleo en España paga demasiados impuestos

El esfuerzo en pago de impuestos al trabajo sobre el salario es casi 5 puntos mayor en España que en la media de la OCDE

La OCDE, en su informe Taxing Wages – Spain, publica el nivel de impuestos al trabajo (la cuña fiscal) que se pagan en España, en comparación con la OCDE y otros países de dicha organización.

El indicador que emplea es el peso de los impuestos al trabajo pagados (IRPF y cotizaciones a la Seguridad Social, tanto por parte del trabajador como por la empresa por cuenta del trabajador, descontando los beneficios sociales) sobre el total de coste laboral del trabajador para la empresa (sueldo bruto más Seguridad Social).

Ese cociente ha subido en España en 3 décimas en 2021, hasta el 39,3%, cuando en 2020 era del 39 % en lo referente a trabajadores solteros.

En la media de la OCDE, dicho cociente es de un 34,6 % en 2021, seis centésimas menos que en 2020.

De esa manera, ese esfuerzo en pago de impuestos al trabajo sobre el salario es casi 5 puntos (4,7 puntos) mayor en España que en la media de la OCDE.

Y ese mayor esfuerzo, además, se acrecienta en España, ya que mientras que en la OCDE baja, aunque sea mínimamente, y se queda en el 34,6 %, en España sube del 39 % al 39,3 %.

Es más, entre 2000 y 2021, la cuña fiscal en España aumentó 7 décimas para los trabajadores solteros, mientras descendía en 1,6 puntos en la OCDE.

Así, España es uno de los 24 países (con Finlandia y Estados Unidos a la cabeza) en los que sube; en otros 12 (como Australia o Grecia), desciende, y se mantiene en 2.

Adicionalmente, el porcentaje del IRPF más la Seguridad Social que paga la empresa por cuenta del trabajador es de un 88 % en España, frente al 77 % de la media de la OCDE. Eso se debe a que las cotizaciones que pagan las empresas suponen un 23 % del coste laboral total frente al 13,5 % de la media de la OCDE.

En cuanto a una pareja en la que sólo trabaje uno de los dos, con dos hijos, España ocupa el octavo lugar en la cuña fiscal, es decir, el octavo porcentaje más elevado de pago en impuestos del trabajo sobre los ingresos laborales. Así, en España se paga un 33,8 % frente al 24,6 % de la media de la OCDE, es decir, 9,2 puntos más que en la OCDE.

Por tanto, esto desmonta el mantra del Gobierno de que en España se pagan pocos impuestos, pues es uno de los países donde más porcentaje del salario se va en pago de impuestos y cotizaciones.

Por eso, hay que insistir en la validez del esfuerzo fiscal para medir la carga tributaria que tienen que soportar los ciudadanos, frente al engañoso índice de la presión fiscal, que no recoge bien ese esfuerzo.

El diferencial respecto a la OCDE del peso de las cotizaciones a la Seguridad por cuenta del trabajador que soportan las empresas, supone un auténtico desincentivo a la contratación, al encarecerla, y es uno de los motivos de las dificultades para que en España se pueda crear más empleo. Adicionalmente, incentiva algo nocivo como es la economía sumergida.

Por eso, el Gobierno debe abandonar su equivocada idea de subir impuestos y bajarlos en cuanto sea posible, especialmente los impuestos directos, puesto que unos impuestos directos altos son los que más distorsionan a la economía. Sin embargo, el presidente Sánchez parece que se enroca en la demagogia y se niega a bajar impuestos, sin abandonar su proyecto de incrementarlos. Con ello, perjudicará a la economía española, a su actividad y a la generación de puestos de trabajo.

O se acometen profundas reformas de inmediato -energética, pensiones, sector público, por ejemplo-, se reduce el gasto -se acaba con la ineficiencia del mismo- y se bajan impuestos -al menos, para compensar el alza de la inflación, incluso más, para dinamizar la economía- o podemos dirigirnos a una situación muy preocupante para la economía española, que nos deje en una situación todavía peor en el medio plazo que la de 1996 y 2011.

  • José María Rotellar es profesor de la Universidad Francisco de Vitoria