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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una ilustración 'moviendo los hilos' de IndraLu Tolstova

La semana económica

El erróneo asalto de Sánchez a Indra

La reciente y fulminante desaparición de los cinco consejeros independientes de la compañía ha desatado todo tipo de temores sobre la empresa que controla el recuento electoral, pero el revuelo puede ser también una cortina de humo sobre otros temas

La decisión de Indra de prescindir el pasado jueves de sus cinco consejeros independientes ha levantado una gran polvareda. La vinculación de la empresa con el Gobierno y el hecho de que una de sus actividades tenga que ver con el recuento electoral ha desatado todas las alarmas. El despido de los cinco consejeros independientes se ha interpretado como el inicio de una carrera hacia el pucherazo electoral. ¿Tiene todo esto sentido?

Fuentes conocedoras de la empresa desde hace muchos años no descartan que pueda intentarse una manipulación electoral, aunque lo dudan. Al mismo tiempo, afirman que las tendencias son las que son, y si el tsunami que ha ocurrido en Andalucía se extiende a toda España, no va a haber quien pare un cambio de Gobierno.

Según estas mismas fuentes, el cambio en el consejo de administración lleva gestándose desde hace tiempo: al menos, tres años. La estrategia global de defensa está cambiando, y España necesita una empresa fuerte en este terreno, que no se despiste de sus objetivos, que se alinee bien con Europa y Estados Unidos, si no quiere quedarse fuera. Los cinco consejeros independientes parecían no estar alineados con la estrategia, y en este sentido se enmarca la entrada de otros consejeros más especializados. Es el caso de Jokin Aperribay, que representa a SAPA, una empresa de movilidad referente en el sector de la defensa.

Con otros pueden plantearse más o menos dudas. Antonio Cuevas es uno de los representantes de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), principal accionista de la compañía con el 25 %. Lleva años especializado en el sector de la defensa. El otro representante es el economista y exministro Miguel Sebastián. Con el aumento de la participación al 28 %, la SEPI pedirá la inclusión de un tercer consejero, que probablemente será el economista Juan Moscoso. Es del PSOE, como los dos anteriores. Juntos tratarán de sacar partido del espectacular aumento de gasto en defensa que se está produciendo y va a seguir produciéndose en Europa como consecuencia de la invasión de Ucrania. Aquí está la paradoja: la izquierda supuestamente antimilitarista tratando de aprovechar el pelotazo que viene con el aumento de la inversión en defensa. La cortina de humo de la polémica del recuento electoral le viene muy bien para que no se hable de esta hipocresía que también tratará de aprovechar el presidente del Grupo Prisa: Joseph Oughourlian entró en el accionariado hace dos semanas comprando el 4,1 %.

El cambio brusco en el consejo de administración no ha sido bueno para los accionistas. Indra cayó en Bolsa un 17,13 % la semana pasada. También ha planteado dudas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Su presidente calificó como llamativo y preocupante el cese de los consejeros, y ha pedido información a la compañía. Las fuentes consultadas por este diario hablan sobre todo de una comunicación lamentable de la decisión adoptada. La brusquedad y la falta de explicaciones en la toma de una medida tan importante que se gestaba desde hacía tiempo ha sido lo que ha levantado más sospechas. El director de comunicación de la compañía, que por cierto venía del CNI, parece que esta vez no ha estado muy acertado.

Habrá que ver cómo evolucionan los acontecimientos, porque hay varias dudas importantes planeando sobre el ambiente. Los cambios en el consejo de administración pueden entenderse como respuesta a una mayor especialización o al habitual interés del Gobierno de turno por colocar a sus peones, pero también cabe interpretarlos como una mayor estatalización de la compañía que quizá no interese a los clientes de la sección de Defensa de Indra, que son Estados, y lo que quieren es un servicio de primer nivel. Indra en principio tiene capacidad de sobra para darlo, pero una excesiva politización puede ser malinterpretada desde fuera y dañar al área de negocio estrella de la compañía.

También habrá que seguir el trabajo de la CNMV. En lugar de quedarse en decir que la situación es preocupante, puede analizar si tiene efectos jurídicos. La toma de control de una empresa a través del consejo exige una OPA según la ley, y en principio es lo que debería investigar la CNMV de manera urgente.

Los próximos días prometen ser interesantes, y el Gobierno moverá sus hilos, con el Grupo Prisa como gran brazo mediático que también en este caso se pone a las órdenes del PSOE.