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El presidente ruso, Vladimir Putin

El presidente ruso, Vladimir PutinGTRES

Crisis energética

El miedo a un corte total del gas ruso dispara los precios: «Nos destrozaría»

Rusia cortará el suministro de gas a través de Nord Stream en cinco días por labores de reparación. Alemania desconfía de Putin y teme que el bloqueo sea permanente

Vladimir Putin vuelve a apretar una vuelta más la batalla psicológica en el que el ruso a convertido al gas. El Kremlin anunció el pasado viernes un cierre programado del principal gasoducto que suministra a Europa. El Nord Stream –según el comunicado remitido por Gazprom– estará inoperativo durante once días, del 11 al 21 de julio. La energética rusa asegura que llevará a cabo labores de reparación, sin embargo, el temor a un cierre total de la tubería se ha extendido por el viejo continente.

«Un corte definitivo nos destrozaría», afirma Alberto Corbí, director del grado en Física de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en declaraciones a El Debate. «Un corte de once días sería asumible, pero uno permanente sería algo muy grave», insiste.

El ministro alemán de Economía, Robert Habeck llega al Foro Económico del SPD en Berlín

El ministro alemán de Economía, Robert Habeck, llega al Foro Económico del SPD en BerlínEFE

El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, dio la voz de alarma hace días al asegurar que había posibilidades que el cierre «programado» se convirtiera en un cierre indefinido. Motivos nos le faltan. Hace semanas, Rusia recortó el suministro a los principales países europeos alegando fallos en una turbina de bombeo. La pieza, propiedad de Siemens, fue enviada a Canadá para ser reparada. Un encargo que el Gobierno de Justin Trudeau rechazó llevar a cabo como sanción contra el Kremlin.

«La disminución de la capacidad del gasoducto Nord Stream 1 y la inminente parada por mantenimiento planificado, ejercen presión al alza», dicen desde la Asociación para un Gas Industrial Competitivo. La mayor parte de los expertos consultados aseguran que la Unión Europea no cuenta con alternativas con las que resistir a una desconexión completa en tan solo cinco días.

El precio del gas español se dispara hasta los 138 euros/MWh

La notificación de Moscú ha agitado con fuerza a unos mercados energéticos agotados tras meses de crisis. El plan de Putin disparó los precios del gas europeo hasta los 170 euros en el TTF holandés. Su encarecimiento se extendió rápido por el resto de los países comunitarios. Francia marcaba este jueves los 135 euros/MWh, Italia rozó los 175 euros y España –menos afectada por las importaciones rusas– registró 138 euros. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) advirtió este lunes de que el gas costará en 2025 el triple que en 2019, antes de la pandemia.

La volatilidad en la cotización del gas estalla en plena carrera por acumular unas cotas de almacenamiento suficientes que impidan un desabastecimiento de cara al invierno. Los socios europeos tratan de acumular la cantidad de gas exigida por el plan Repower UE, mientras los precios no sigan escalando. En España, los almacenes subterráneos han aumentado sus reservas y, a fecha de 1 de julio, están al 71,2 % de su capacidad. Los tanques de GNL han aumentado hasta rozar el 80 %. La diversificación de los proveedores, permiten a Madrid contar con una ventaja sobre el resto de Europa, cuyas reservas medias no alcanzan el 60 %.

La nuclear, la energía del futuro

Para tratar de evitar tensiones en el resto de la comunidad europea, España sigue bombeando gas a través de sus conexiones con Francia. Los gasoductos de Larrau e Irún trabajan a pleno rendimiento. En paralelo, Francia sufre una gran crisis energética provocada por la rebaja de los envíos rusos y el parón técnico de buena parte de sus centrales nucleares. Aun así, Corbí apunta a esta energía como la llave que permita que Europa alcance la independencia energética.

«En uno o dos años, Europa podría contar con una red suficiente como para hacer frente a la independencia del gas ruso», dice el director del grado de Física de la UNIR. Corbí plantea una estrategia energética basada en ‘minireactores’ cercanos a las grandes ciudades comunitarios, capaces de garantizar su autonomía. «A su vez», añade, «compaginarlo con otras energías renovables en caso de ser necesarias».

España, con una gran diversificación de fuentes de energía, sigue adelante con sus planes de desmantelamiento nuclear. En 2035 –si nada cambia– se producirá el cierre de la última de la siete centrales que todavía se mantienen activas.

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