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Un grupo de ciudadanos espera a recibir asistencia en las conocidas como «colas del hambre»EFE

Qué piensan los españoles de la renta básica universal

La mitad de los ciudadanos son favorables a que el Gobierno establezca esta ayuda, aunque la mayoría reconoce que las arcas públicas no podrían costearla

El 52 % de los españoles sería partidario de que el Gobierno creara una renta básica universal, frente a un 36 % que se opondría, según ha revelado un sondeo realizado por la firma YouGov en hasta siete países europeos. El establecimiento de un pago fijo a todos los ciudadanos, con independencia de su renta, cuenta con mayoría de apoyos en Alemania, Italia o Reino Unido, pero genera más rechazo que respaldo en Suecia, Francia o Dinamarca.

Uno de los grandes elementos de debate en torno a esta medida es el nivel de gasto que debería costear. Los españoles favorables a esta prestación apuestan claramente porque esta ayuda solo cubra parte de los gastos básicos de sus beneficiarios (59 %), de manera que se complemente con un salario u otras prestaciones.

Por el contrario, uno de cada tres partidarios de esta propuesta en España (37 %) cree que la cuantía debería ser lo suficientemente alta como para pagar los gastos fundamentales de sus receptores, con independencia de que cuenten o no con otros ingresos. Los alemanes, italianos, suecos y británicos prefieren esta opción, mientras que los franceses y daneses se encuentran divididos.

Los europeos dudan de su financiación

Pero, ¿España podría permitirse el desembolso que supondría la creación de esta prestación? El 57 % de su población cree que el Gobierno español no tiene capacidad para pagarla, mientras que un 30 % de los encuestados cree que las arcas públicas podrían afrontar este gasto.

Un estudio de BBVA Research publicado en 2017 estimó que traer la renta básica universal a España tendría un coste anual de 280.092 millones de euros, equivalente al 17,5 % del PIB español. El informe concluyó que había «otras políticas económicas que aprovechar y evaluar antes» ya que el Estado del bienestar todavía tenía «mucho margen de mejora» para combatir el desempleo y la desigualdad.

Los ciudadanos del resto de países participantes coinciden con la postura de los españoles, con la única excepción de Alemania, donde un 47 % considera que es asumible para su Gobierno pagar este ingreso, por un 37 % que no.

Una medida con sus pros y contras

Los detractores de la renta garantizada también suelen destacar como uno de sus principales efectos negativos que desincentivaría el trabajo, un aspecto que genera dudas a buena parte de los ciudadanos.

La mayoría de los españoles considera que este ingreso reduciría el número de personas asalariadas, pero no tendría un impacto significativo en las horas que se pasan en el puesto de trabajo. Asimismo, más de la mitad de los ciudadanos opina que mejoraría la calidad de vida y que reduciría la pobreza en España, y un 40 % que aumentaría el crecimiento económico.

Una investigación de la Universidad de Helsinki que analizó el proyecto piloto de renta básica –de 560 euros mensuales– que el país nórdico otorgó a 2.000 personas en 2017 y 2018 mostró que este experimento «no hizo mucho para alentar a los beneficiarios a trabajar, pero mejoró su bienestar mental, confianza y satisfacción en la vida», según recogió el diario británico The Guardian.

España aprobó en 2020 la creación del Ingreso Mínimo Vital (IMV), una prestación que, según el presidente del Gobierno, ya beneficia a 1,2 millones de personas. Esta ayuda alcanza los 491,63 euros mensuales por persona y los 1.189 euros para ciertas unidades familiares, una cifra a la que habría que sumar un complemento que perciben los hogares monoparentales.