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José María Rotellar

Con Sánchez aumenta la prima de riesgo

El sobreendeudamiento al que Sánchez ha condenado a España podría terminar por afectar al conjunto de la economía española

En febrero, escribí en El Debate que la devastadora política económica de Sánchez resucitaba la prima de riesgo y, desgraciadamente, no ha hecho nada más que empeorar dicha situación, aunque el BCE haya contenido el impacto al anunciar la herramienta antifragmentación, obligado por los mayores desequilibrios estructurales de Italia y España.

Sánchez ha aplicado –y aplica– una política económica equivocada, ausente, en muchos casos, de directriz clara, salvo la de gastar lo que sea necesario para ganar más tiempo de permanencia en la presidencia del Gobierno. Este grave problema puede poner en peligro a la economía española, tanto por su capacidad para financiarla como por la repercusión de sus intereses en el presupuesto, que mermará recursos para servicios esenciales y que, a su vez, incrementará el gasto.

Eso se ha visto claramente cuando el BCE anunció el fin de las compras de deuda: durante estos días, la prima de riesgo de España se disparó por el sobreendeudamiento de Sánchez, que obligó al BCE, como digo, a anunciar un mecanismo para mitigar el incremento de dicha prima de riesgo. Es decir, Sánchez está comprometiendo a la economía española y con el efecto que tiene, por ser la cuarta economía de la zona euro, a la eurozona.

Como hemos venido diciendo, el incremento del gasto es un problema importante, con el déficit estructural, construido sobre un gasto desmedido, que se ha ido consolidando en el tiempo, como principal problema. Así, sobre la base de unos ingresos coyunturales, se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público, especialmente en el Gobierno de la nación, que nos lleva a una situación de insostenibilidad.

Es más, pese a que el BCE ha suavizado el impacto en la prima de riesgo española, aun así va creciendo poco a poco, hasta el entorno de los 122 puntos básicos en los que se mueve en la actualidad. Es decir, Sánchez, pese al respaldo del BCE, ha aumentado la prima de riesgo en 30 puntos básicos.

Adicionalmente, la expectativa de subida de tipos y la mayor dificultad para financiarse han hecho que si hace un año se pagaba por el bono español a diez años una rentabilidad del 0,29 %, ahora, por el mismo bono a diez años el Tesoro español tiene que ofrecer una rentabilidad del 2,25 %. Es decir, se ha encarecido la financiación del bono a diez años en casi 200 puntos básicos.

Eso, con una deuda que sigue imparable hacia los 1,5 billones de euros, impondrá unos costes financieros mayores, que irán creciendo a medida que haya que refinanciar más deuda y emitir nueva, a peores condiciones.

Si el coste de financiación se incrementase tanto como para hacer mover un punto porcentual el coste de toda la cartera de la deuda, eso elevaría el coste anual de intereses en 12.448,39 millones de euros.

Esto es prácticamente imposible que ocurra en 2022, pues para ello tendría que financiarse toda la deuda que vence más el endeudamiento nuevo (es decir, todo el endeudamiento bruto del año) a un tipo muchísimo más elevado, cosa casi imposible en un entorno de normalidad.

Ahora bien, si la deuda que se emitiese a lo largo de 2022, que son 237.498 millones de euros –todo el endeudamiento bruto: la deuda nueva (75.000 millones) más la deuda que hay que renovar (162.498 millones)–, se emitiese un punto más caro que el coste medio actual de la cartera de la deuda, el incremento en capítulo III por intereses de la deuda se elevaría en 2.374,98 millones de euros.

En 2022, será menor, porque, por una parte, hay una parte que la han emitido antes del incremento de coste de financiación, y por otra, aprovecharán tanto la herramienta del BCE que contendrá el coste como los préstamos a tipo cero del BCE (alrededor de 70.000 millones).

Eso sí, de mantener este deterioro la economía, con más deuda, y si nuevas turbulencias económicas complican la financiación, el incremento de coste se irá aproximando –e incluso superando– esta cifra.

Por eso, es imprescindible reducir el gasto ineficiente, porque es el origen del problema y vuelve insostenible el mantenimiento de la estructura económica con semejante endeudamiento. Es vital volver a la ortodoxia económica para ahuyentar los riesgos sobre la economía española y que esta vuelva a generar prosperidad. Es decir, es necesario aplicar una política económica radicalmente contraria a la de Sánchez.