Fundado en 1910

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez durante su visita al Centro Nacional del Hidrógeno (CNH2), en PuertollanoEFE

La crisis energética revive el interés por la nuclear en todo el mundo y Sánchez solo habla de renovables

Durante años, colectivos ecologistas y partidos políticos como el PSOE se han mostrado contrarios a la energía nuclear, que ahora se convierte en la opción «verde» más lógica en gran parte del mundo

Los precios desbocados, la alargada sombra de posibles cortes de luz y el llamado «racionamiento» energético han hecho crecer el interés en la energía nuclear en numerosos países, desde Japón a Alemania. Pero, en España, el presidente socialista Pedro Sánchez se empeña en rechazar una energía que el Parlamento Europeo ya considera como «verde». Actualmente en España, existen cinco centrales nucleares, con un total de siete reactores. Y no hay planes de levantar más, el Gobierno sigue mirando únicamente a las energías renovables.

Es cierto que la invasión rusa de Ucrania ha precipitado en los últimos meses crisis en varios sectores: energía, cereales... Pero, aunque Pedro Sánchez se empeñe en culpar de todos los males a Putin, el precio de la luz ya galopaba desbocado cuesta arriba mucho antes de que el dirigente ruso ordenara a sus tropas cruzar las fronteras de su vecino.

Durante años, el ecologismo ha batallado duramente contra las centrales nucleares. Lobbies ecologistas y partidos como el PSOE han denostado la energía nuclear como altamente contaminante y como un riesgo innecesario para la seguridad. Ahí queda para el recuerdo, el largo debate político en torno a la central de Garoña: tanto el PNV como el PSOE incluyeron su clausura en sus programas políticos. Y en 2012 celebraron su cierre definitivo como si hubieran ganado una gran batalla. Pero la vida da muchas vueltas y, diez años después, el pasado 6 de julio, los jeltzales votaban en Bruselas a favor de considerar la nuclear como «energía verde». El PSOE, con Sánchez a la cabeza, sigue enrocado en el 'no' a las nucleares a pesar de que su huella de carbono es prácticamente nula.

Activistas de Greenpeace exigen al presidente Zapatero que ponga en marcha su plan de cierre de centrales nucleares, en Garoña en 2004EFE

Mientras Japón sigue construyendo centrales y países como Bélgica alargan la vida de las que ya tienen, Sánchez se apoltrona en su rechazo a la nuclear y a la térmica: «100 por 100 renovables: no nuclear y no centrales térmicas», declaró el pasado julio en el presidente de España.

Japón, optimista a pesar de la catástrofe

Imagen satelital de la central nuclear de Fukushima, Japón, tras la explosión del reactorMaxar Technologies

En Japón, a pesar de la catástrofe de Fukushima que frenó las aspiraciones nucleares del país, los vientos parecen estar cambiando y los industriales y políticos partidarios del átomo no esconden su optimismo. Especialmente simbólica es su intención de eventualmente reanudar la construcción de nuevas centrales.

El gobierno nipón anunció el miércoles un periodo de reflexión sobre futuros «reactores de nueva generación, dotados de nuevos mecanismos de seguridad» para ayudar a alcanzar la neutralidad de carbono pero también para combatir el aumento de los precios de la electricidad y el gas, que afecta también al archipiélago desde la guerra en Ucrania. Actualmente, la central nuclear más grande del mundo es la de Kashiwazaki-Kariwa, ubicada en la prefectura japonesa de Niigata y en activo desde 1985. Solo esta central cuenta con los mismos reactores que toda España, siete. Y el país asiático cuenta con otras 41 centrales.

La central nuclear más grande del mundo, Kashiwazaki-Kariwa en JapónCC

Por el momento, Tokio se plantea volver a arrancar algunas instalaciones y extender su duración de vida, un giro brusco para un país donde el año anterior menos del 4 % de su energía era de origen nuclear, contra un 30 % producida por 54 reactores antes de 2011.

La opinión pública, preocupada por una hipotética escasez y la dependencia de las importaciones de gas, petróleo y carbón, ve con mejores ojos ahora este proyecto.

Prolongar la vida de los reactores

Otros países encaminados a desprenderse de esta energía hicieron marcha atrás, como Bélgica, que quiere prolongar dos reactores de diez años.

En Alemania, que tenía que cerrar sus tres últimas centrales a finales de 2022, el tabú se rompió cuando el ministro de Economía y Clima, el ecologista Robert Habeck, opinó en febrero que un aplazamiento podía ser «pertinente» en el contexto de la guerra en Ucrania.

Para decidirse, Berlín espera nuevos estudios sobre su sistema eléctrico y las posibles necesidades de invierno. «Prolongar el nuclear no es una solución a la crisis energética», objeta Gerald Neubauer, experto de energía de Greenpeace Alemania, que sostiene que su eficacia para reemplazar el gas ruso es limitada. «El gas sirve sobre todo para la calefacción no para la electricidad».

Pero para Nicolas Berghmans, experto del Instituto de Desarrollo Sostenible y de Relaciones Internacionales (IDDRI), «prolongar las centrales puede ayudar». «Europa está en una situación energética muy difícil, con múltiples crisis que se superponen: el problema del suministro del gas ruso, la sequía que redujo la capacidad de las presas, la débil disponibilidad del parque nuclear francés... así que todo ayuda», dice.

El sector ya había experimentado un impulso bajo el paraguas de la lucha contra el cambio climático dado que la energía nuclear no emite directamente CO₂.

Un 10 % de la electricidad mundial

La central nuclear de Zaporiya, en Ucrania, la más grande de EuropaMinisterio de Defensa Ruso / Tass

Ante el anunciado auge de la electrificación en los transportes, la industria o la construcción, varios países expresaron su deseo de desarrollar infraestructuras nucleares: China, que ya es el país con mayor número de reactores, o Polonia, República Checa o India, que quieren reducir su dependencia del carbón.

Francia, Reino Unido y Países Bajos mostraron ambiciones parecidas, incluso Estados Unidos fomenta el sector con el plan de inversiones del presidente Joe Biden.

Actualmente, la nuclear está presente en 32 países y suministra un 10% de la electricidad mundial. Pero las previsiones del Organismo Internacional de la Energía Atómica de septiembre de 2021, las primeras publicadas desde Fukushima, auguran que la potencia instalada se duplique de ahora a 2050 en el escenario más favorable.

Sin embargo, los científicos del IPCC reconocen que «el despliegue futuro de la nuclear puede quedar limitado por las preferencias sociales»: la cuestión divide la opinión por el riesgo de catástrofes o el problema todavía sin resolver de los residuos.

Países como Nueva Zelanda están en contra, una línea también expresada en Bruselas durante el debate sobre si se incluía o no la energía nuclear en la lista de actividades «verdes».