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Díaz ha planteado topar el precio de productos como la leche, los huevos, el pan o la fruta

Díaz ha planteado topar el precio de productos como la leche, los huevos, el pan o la frutaJosé Ramón Pérez

Inflación

El tope a los precios de los alimentos, una quimera

Cuarenta alimentos básicos han visto subir su precio por encima del 10 % en el último año. Los expertos y la patronal creen que es una medida difícilmente realizable y con efectos negativos

La propuesta de establecer un tope al precio de una serie de productos básicos de la cesta de la compra planteado la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha generado un intenso debate acerca de sus posibles consecuencias, recibiendo críticas tanto del seno del Gobierno como de la patronal del sector. En una entrevista con eldiario.es, la líder de Unidas Podemos apostó por determinar en torno a «20 o 30 productos básicos» como «la leche, el pan, los huevos o la fruta».

¿Qué otros alimentos podrían integrarse asimismo en la lista? Según el desglose por productos del IPC de julio, el aceite de girasol ha sido el artículo que más se ha encarecido en el último año, al registrar un precio un 83 % más alto que en 2021. La principal causa de este ascenso es, a priori, las dificultades de abastecimiento por la condición de Ucrania como primer productor mundial.

Otros alimentos que tendrían muchas papeletas para verse afectados por el tope de precios serían la harina y los cereales (+38 %), la pasta (+31,6 %), el aceite de oliva (+16,9 %), la carne de ave (+16,3 %) o las patatas (+12 %), ya que experimentan algunos de los aumentos más significativos.

En total, los consumidores pagaron en julio al menos un 10 % más que hace un año por 39 productos habituales en la cesta de la compra, con el consiguiente impacto en su poder adquisitivo. Este golpe también ha afectado especialmente a los hogares con recién nacidos: la comida para bebés ha subido un 17,5 % en este periodo.

Díaz pone el foco en los supermercados

A la hora de plantear su propuesta, la ministra de Trabajo puso el foco en las cadenas de distribución de alimentos, apuntando que existe un importante desfase entre el precio de venta de los productores y el que encuentran los consumidores en los supermercados.

¿Es tan relevante esta diferencia? Según el índice de precios que publica mensualmente la organización agraria COAG, la diferencia en el precio de origen y destino de las naranjas fue del 887 % en junio, por un 749 % del ajo y un 629 % de las zanahorias. Los consumidores también compraron patatas, lechugas y sandías por un precio seis veces mayor del que lo vendió el agricultor que la había producido.

«Hay ciertos productos básicos, con incrementos de precio superiores al 500 %, en los que no se justifica de ninguna forma que estén tan caros», señala el responsable de organización de COAG, Andoni García. Pese a ello, reconoce que «ha habido cierto ajuste», ya que «los precios en origen han subido un 33 % –ante un aumento de costes del 40 %–, mientras que el consumidor solo paga un 19 % más».

La subida de precios de todas las cadenas de distribución no ha tenido la misma magnitud. Según un análisis de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Carrefour (+12,1 %) y Mercadona (11,4 %) han sido las compañías que han impuesto mayores sobreprecios a sus clientes en el último año, frente al 9,4 % de media.

Los economistas alertan de sus efectos

No obstante, los expertos descartan que el control de precios sea una medida factible y con efectos positivos. «No conozco casos de éxito de controles de precios. En mercados que no tienen problemas importantes de suministros resulta ineficaz, por lo más probable es que agrave la situación», afirma Juan Luis Jiménez, profesor de Economía en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

En definitiva, Jiménez considera que la propuesta es «pura propaganda, ya que «se vende bien al electorado, pero sus efectos son claramente contrarios a los deseados». «Tiene una difícil implementación, reduce los incentivos de las empresas para producir e innovar; genera escasez en los productos que se quieren topar y facilita la creación de un cartel entre empresas», concluye.

La Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) defendió que en tiempos de crisis ha ajustado sus márgenes «más que nunca, porque, si no, los clientes simplemente cambian de acera y buscan otro establecimiento más barato». Asimismo, el presidente de CEIM, Miguel Garrido, calificó este martes de «ocurrencia» la propuesta de Díaz y señaló que, de implementarse, sería claramente «contraproducente».

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