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la presidenta del BCE, Christine Lagarde

la presidenta del BCE, Christine LagardeEFE

Crisis de los precios

El BCE lanza una ofensiva histórica contra la inflación y sube los tipos al 1,25 %

La institución dispara los tipos de interés a su nivel más alto en una década. Los de Lagarde se suman a la estrategia agresiva de lucha contra la inflación iniciada por la Fed

El Banco Central Europeo confirma una subida histórica de los tipos de interés de 75 puntos básicos, ubicándolos en el 1,25 %. La institución confirma así las previsiones de los principales analistas, auguraban un incremento extraordinario, suficiente para atajar la espiral de los precios. En una nota de prensa, anticipa posibles subidas durante los próximos meses.

«Nuestras futuras decisiones seguirán dependiendo de los datos y se actualizarán reunión a reunión», ha asegurado la presidenta, Christine Lagarde. El organismo espera incrementar los tipos de interés en las próximas reuniones para moderar la demanda y proteger frente al riesgo de un aumento persistente de las perspectivas de inflación.

Christine Lagarde y Luis de Guindos, presidenta y vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE)

Christine Lagarde y Luis de Guindos, presidenta y vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE)GTRES

De esta forma, el BCE endurece su ataque contra la inflación, elevando el precio del euro para desincentivar la demanda, lo que provocará un deterioro de la actividad económica o incluso acelerará la llegada de una posible recesión al Viejo Continente.

«Los datos que manejamos apuntan a una ralentización. Se espera que la economía se estanque en la recta final de este año y a inicios del 2023», ha añadido la francesa en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno

La decisión provocará un incremento del desempleo y una contracción del consumo

Los de Lagarde recogen el testigo de la Reserva Federal estadounidense que, en el cónclave celebrado en Jackson Hole, marcó una estrategia más agresiva contra el alza de los precios. La medida tendrá un efecto inmediato sobre la economía, penalizando el consumo y provocando una subida del desempleo producto de una caída de la actividad, pero atajará con mayor decisión una crisis de la inflación que lleva meses dinamitando el poder adquisitivo de los europeos.

De hecho, el encarecimiento de la energía ya ha comenzado a afectar al mercado laboral español. Las empresas han tenido que soportar un sobrecoste extraordinario por la electricidad, el gas y el resto de las materias primas, lo que se tradujo en un incremento del paro en agosto. España perdió 190.000 empleos y el desempleo sumó a más de 40.400 personas el mes pasado.

Tal y como preveían los expertos, el ala dura de la institución impone su tesis que prioriza el riesgo que supone una inflación enquistada a la estabilidad del PIB comunitario. Según los cálculos del BCE, los precios de la energía y de los alimentos podrían permanecer altos durante mucho tiempo, anclando a Europa en altas tasas de inflación.

Esa es la clave. El nivel de arraigo de la inflación no depende esta vez solo de la política monetaria. La naturaleza de esta crisis, originada por un shock de la oferta, no puede ser controlada desde un despacho en Fráncfort. La duración de la guerra en Ucrania es vital, y la reacción política de la Unión Europea debe estar a la altura.

Este viernes, los ministros de Energía se reúnen para atajar la crisis de la energía, germen de la tormenta de precios. La situación demanda una estrategia contundente a corto, medio y largo plazo, que convenza a los mercados y evite situaciones similares durante los próximos años.

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