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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llega a la Conferencia de Presidentes en el Parlamento EuropeoEFE

Cumbre europea de Energía

Europa se reúne para planificar su supervivencia energética

La CE acude a la cumbre con un catálogo de medidas para levantar un dique en el corto plazo. El Viejo Continente necesita una estrategia contundente que responda a los retos que están por llegar

Los ministros de Energía de los Veintisiete se reúnen este viernes en Bruselas para definir la estrategia con la que proteger a la Unión Europea de la peor versión de la crisis energética. Días después de un nuevo corte en el suministro del gas ruso, los países comunitarios discutirán el catálogo de medidas propuesto por la Comisión Europea.

«Nos estamos enfrentando a una situación extraordinaria porque Rusia no es un proveedor fiable y está manipulando los mercados energéticos», dijo Von der Leyen el pasado miércoles. La jefa del Ejecutivo comunitario lidera la agenda que será discutida a lo largo de las próximas horas. El principal punto del día será una propuesta para limitar el precio de compra del gas ruso con el objetivo de reducir los ingresos que Vladimir Putin utiliza para financiar su guerra en Ucrania.

Rusia cortará el gas y el petróleo si Europa topa el precio de su energía

La medida –todavía por acordarse– ya cuenta con la reacción de Moscú. El propio Putin amenazó horas después con cortar de manera definitiva el suministro del gas y el petróleo rusos si Europa aprueba un límite a los precios de su energía. «Solo veo dos soluciones. O Europa acuerda con Zelenski el final de la guerra, o se decide a intervenir en la guerra», afirma Alfonso Puga, consultor estratégico en el sector energético en declaraciones a El Debate, que afirma que la medida «es una cuestión cosmética e ideológica, que al final la pagaremos los consumidores».

La medida ya cuenta con el rechazo de uno de los socios europeos. Austria –muy dependiente del gas del Kremlin– se ha desmarcado. Otros como Alemania o República Checa, también han expresado sus reticencias.

El euro se enfrenta a una de las peores crisis de inflación de los últimos años, derivado del shock de la oferta de la energía. «No puedo reducir el precio de la energía, no puedo convencer a un gran actor mundial [en referencia a Rusia] de que reduzca el precio del gas, no puedo reformar el mercado eléctrico», dijo la presidenta del BCE este jueves tras anunciar una subida de los tipos de interés de 75 puntos básicos.

Tasas a las energéticas

Topar el precio del gas ruso no será el único debate que ocupe a los ministros de Energía. Bruselas lleva bajo el brazo un límite sobre los beneficios de las empresas que producen electricidad a bajo coste, es decir, aquellas que utilizan las renovables, la nuclear o la hidráulica. «Propondremos reconducir esos beneficios inesperados para apoyar a los hogares y empresas vulnerables», dijo la alemana, presidenta de la Comisión Europea. Von der Leyen propondrá una tasa de «solidaridad» a las compañías petroleras y gasistas que pretende distribuir entre hogares y empresas.

El mercado de referencia y el MidCat se quedan fuera de la discusión 'oficial'

No son los únicos debates abiertos. Otros muchos llegarán a la mesa de los ministros de manera extraoficial. El presidente de Nartugy propuso a la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, eliminar el mercado de gas holandés (TTF) como índice de referencia para marcar el precio en Europa. «Deberíamos abogar por que el TTF deje de ser una referencia en muchas cosas, porque está perjudicando la competitividad de las industrias», dijo el directivo este miércoles en un foro organizado por El Economista. «No me parece descabellado», dice Puga, que añade que «siempre sería necesaria una referencia». El mercado español, el Mibgas, podría ser una opción para tener en cuenta.

La rivalidad entre Francia y España

Por último, se sitúa el debate sobre el desarrollo del MidCat, el tercer gasoducto que uniría España con Francia a través de Cataluña. Una infraestructura diseñada hace años para un fin muy diferente al replanteado. «Ese gasoducto era originalmente para traer gas a España», cuenta Alfonso Puga, que recuerda que el rechazo francés viene de lejos. «Francia descartó esta tubería porque lo veía como una amenaza que le podía hacer perder sobre España», añade.

Ahora, con el invierno llamando a la puerta y la permanente amenaza del corte del gas ruso, París continúa con su negativa. El presidente galo, Emmanuel Macron rechaza una tubería a la que sigue mirando con rivalidad. Los planes del Elíseo apuntan a una protección de su estrategia energética, basada en la nuclear. Su posición en Europa ha hecho que Bruselas se desmarque del debate, España –con poco poder para imponerse– no ha conseguido incluir el gasoducto en la agenda del día.