Las estaciones de servicio: «Consiguieron que una medida buena se convirtiera en caótica»

Hace seis meses, el Gobierno implantó una bonificación al litro de carburante con la que ha conseguido reducir el precio final de la gasolina y el gasoil en plena tormenta energética. La medida –que echó a andar el 1 de abril– tuvo un parto complicado. «No nos preguntaron, ni nos dieron tiempo para adaptarnos», dice Víctor García, secretario general de Aevecar, la agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles.

–¿Qué balance hace de los seis primeros meses tras la entrada en vigor de la bonificación del Gobierno al litro de carburante?

–La medida ha ayudado a que el precio de los carburantes sea soportable para todos. Pero tuvo una implantación apresurada. El Gobierno apenas nos dio 30 horas para adaptarnos, con unos sistemas informáticos que no estaban preparados y además tuvimos que adelantar el dinero. Al principio fue muy caótico. Después de mucho esfuerzo por nuestra parte, conseguimos alcanzar una dinámica de funcionamiento. El único problema que tenemos ahora es que el pago se sigue haciendo de media sobre el día 20 del mes siguiente, y eso está obligando a muchos empresarios a pedir préstamos con los costes que esto supone. Ha habido que ir a entidades privadas a pedir préstamos para poder financiarlo. Otro de los grandes problemas es que hay comunidades que te exigen toda la documentación para pagarte, y eso hace que en muchos casos el pago se retrase al día 28 de cada mes y es absurdo, porque esa misión de fiscalización la tiene la CNMC, no la tienen las autonomías.

Nos dieron un anticipo claramente insuficiente

–¿Cómo valora la gestión del Gobierno?

–No creo que hubiera voluntad de hablar con nosotros. La medida en sí misma no es mala, se ha hecho en muchos países, pero la forma de implantarla fue muy mala. Si esto se hubiera preparado con 20 días de antelación y en coordinación con nosotros, podríamos haber ayudado a facilitar la implantación. En su lugar, nos ignoraron, pusieron en marcha el mecanismo de manera apresurada y nos dieron un anticipo claramente insuficiente. Después, hablando a posteriori, reconocieron que se habían quedado cortos y por eso nos dieron un segundo adelanto hace unos meses. Esto se podía haber hecho mucho mejor hablando con los implicados tres semanas antes, habría dado tiempo adaptar los sistemas informáticos. Las cosas no se deben hacer en 48 horas, porque una medida que puede ser buena, de entrada, se convierte en caótica y en mala.

–¿Cuál es su grado de interlocución con el Gobierno?

–Hemos tenido reuniones con el Ministerio de Transición Ecológica, pero por otros motivos. Tampoco nos han informado hasta cuándo tienen pensado prorrogar la medida.

–¿Ni siquiera eso?

–No, al menos a nosotros. Nos enteraremos cuando el Gobierno lo anuncie. No nos han preguntado. Hubiera sido mucho más interesante que nos lo han consultado al principio.

–¿Han partido con ventaja las grandes petroleras con respecto a las estaciones de servicio familiares?

–Evidentemente, para una gasolinera familiar de un pueblo que vende un millón de litros, adelantar 10.000, 15.000 o 20.000 euros le supone un esfuerzo tremendo. A una gran empresa, no.

–¿Se han quedado muchas estaciones de servicio por el camino?

–Muy pocas. Algunas han cerrado porque ya venían de una situación muy difícil, y esto le ha dado la puntilla. Lo que sí se ha tenido que hacer es un gran esfuerzo. Muchos empresarios han tenido que poner su dinero particular para poder seguir.

El Gobierno está dando ayudas por coche eléctrico a gente con rentas altas

–Hemos tenido un verano tranquilo, con un precio del petróleo estable. Ahora estalla la tensión de nuevo con Rusia y la Comisión Europea propone topar el precio al crudo ruso, ¿Cómo les afectará esto?

–Somos sufridores del precio del petróleo y trasladamos ese sufrimiento al ciudadano en el precio final. Nos encantaría que fuera todo muy barato porque podríamos tener un margen razonable y además venderíamos más. Esto es un producto tan volátil que nunca sabes lo que va a pasar, es como comprar un boleto de la lotería. Nosotros nunca hemos sido grandes compradores de petróleo ruso, pero media Europa dependía de este petróleo y sobre todo del gasóleo ya refinado. ¿Ahora decidimos que el precio se va a limitar? Vale, pero alguien tendrá que pagar la diferencia.

–Los plazos corren, ¿está preparada España para pasar del combustible fósil al renovable?

–Depende de cómo lo hagamos. Yo creo que a la electrificación le queda mucho y además no va a poder llegar a todos los sitios. El sector del transporte aéreo o el marítimo, no se van a poder electrificar. Hay zonas rurales donde no es posible implementarlo. Si te compras un Tesla, o vas a 90 km/h por la carretera o no recorres más de 300 kilómetros, y estamos hablando de coches de 90.000 euros. Ahora mismo solo la gente con alto poder adquisitivo está comprando coches eléctricos, y estamos dando bonificaciones con dinero público a gente con rentas altas. Sin embargo, el ciudadano con una renta media-baja que tiene que comprarse un Dacia Logan, por ejemplo, no percibe ninguna ayuda. Hay una medida que estamos impulsando con otras 28 asociaciones y que consiste en fabricar biocombustible que produce cero emisiones netas. Este tipo de combustibles va desde biocombustibles hasta combustibles basados en captura de CO₂ con hidrógeno con emisiones directamente negativas. Esto es el futuro.

–¿De dónde proceden esos biocombustibles?

–De origen no fósil. Vienen de residuos agrícolas, de residuos ganaderos, de residuos forestales, de residuos urbanos, etc. Y luego de productos más complicados como es el caso de la captura de CO₂ con hidrógeno. Petronor ya tiene una refinería dedicada a esto. Ya están sacando ese combustible, es perfectamente viable hacerlo. Además, esta posibilidad permite que no haya que cambiar los vehículos. Son líquidos, y las estaciones podríamos utilizar la misma red logística. Nosotros no tendríamos que hacer prácticamente ninguna inversión. Y sobre todo a nivel de país y de todo Europa, reduciría la dependencia energética porque hay suficiente material de residuo para autoabastecernos. Es una oportunidad, sobre todo para la España rural y vaciada. La economía circular es el futuro. ¿Cuál es el problema? Que hay que hacer inversiones fuertes en las refinerías. Si Europa sigue diciendo que en el 2035 se acaban los motores de combustión, ¿quién va a hacer inversiones de miles de millones de euros? Creo que alguien se ha puesto unas orejeras tremendas.

–La estrategia se dirige al coche eléctrico, ¿le habéis trasladado al Gobierno la dificultad de adaptar la red a esto?

–Sí. Ahora mismo poner un poste de recarga eléctrica no es negocio, porque no hay coches y los que hay se recargan en una plaza de garaje. De cualquier modo, un coche eléctrico lleno no puede recorrer más de 300 kilómetros. Me imagino que habrá, no sé, mucho lobby o a mí se me escapa algo que será probablemente lo que esté pasando. Pero no entiendo como siguen adelante con esos planes, teniendo alternativas como el biocombustible.