
Martí Fluxá, exsecretario de Estado de Seguridad
Entrevista
Martí Fluxá: «Podemos tendrá que aceptar que se aumente el presupuesto de Defensa»
El que fuera secretario de Estado de Seguridad con Jaime Mayor Oreja preside ahora la asociación de empresas tecnológicas de Defensa. Nos habla sobre esta materia y otras relacionadas con la seguridad nacional
Ricardo Martí Fluxá (Madrid, 1950) empezó su carrera diplomática en el año 1977 trabajando en el gabinete de Marcelino Oreja. El entonces ministro de Asuntos Exteriores buscaba un diplomático joven que no fuera hijo de embajador y le contrató. Se hicieron muy amigos, y a través de él conoció a su sobrino, Jaime Mayor Oreja. Fluxá recogía a Marcelino Oreja cada viernes tras el consejo de ministros y se iban juntos en tren a San Sebastián. Allí Jaime Mayor organizaba reuniones a su tío, que se jugaba la vida avanzando el desarrollo de UCD. Tras cuatro años como ministro de Exteriores, Marcelino Oreja se fue al País Vasco e invitó a Martí Fluxá a irse con él. Fluxá decidió quedarse en Madrid, y Rodolfo Martín Villa le fichó como jefe de gabinete. Después de trabajar con él en el Ministerio de Administraciones Territoriales y en la vicepresidencia del Gobierno de Calvo Sotelo, Fluxá siguió su carrera diplomática en Nairobi, Londres y Houston. En los dos últimos destinos estrechó relaciones con la Familia Real, que le contrató como Jefe de Protocolo. Estando allí Mayor Oreja le propuso ser secretario de Estado de Seguridad y aceptó, con el beneplácito del Rey. Fluxá ejerció esta labor tan dura como importante entre los años 1996 y 2000. Le tocó lidiar con 38 atentados, incluido el de Miguel Ángel Blanco, y negociar con ETA.
–¿Mereció la pena?
–Sin ninguna duda.
–¿Qué fue lo mejor y lo peor de aquella época como secretario de Estado de Seguridad?–El resultado global fue muy positivo. Lo que llevé peor fue la relación con la prensa, pero en general aquellos años fueron maravillosos. Jaime Mayor Oreja también lo piensa, y eso que la dureza fue terrible: noches y noches sin dormir, sensación de que no podías volver a casa porque te iba a pasar algo, reuniones a las que te decían en el último minuto que no fueras porque a lo mejor no volvías... Al final fue positivo. Cuando pasa el tiempo ves que has hecho algo, aunque haya sido mínimo.
–Ahora preside TEDAE, la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa. El Gobierno actual ha elevado en 700 millones los planes especiales de armamento en los tres últimos años, ha incrementado este año un 25 % el Presupuesto de Defensa y el objetivo es que llegue al 2 % del PIB en el año 2029. ¿No es el Ejecutivo de Sánchez tan antimilitarista como se pensaba?
–Creo que se ha dado un buen paso adelante. Estábamos en clara decadencia en una industria que crea un tejido industrial potente y un empleo magnífico. Ahora sería importante lograr una estabilidad presupuestaria. Nuestras inversiones requieren plazos largos. La investigación y la innovación supone inversiones importantes. Hay acuerdos que tienen que pasar por encima de las ideologías. Se trata de la seguridad y libertad de los españoles. Tenemos que invertir más y saber hacia dónde vamos.
–¿Dónde ve nuestras principales lagunas?
–Solo Luxemburgo y algún otro país están por detrás de nosotros en inversión. Francia, Alemania o Italia tienen una seguridad presupuestaria. Aquí han tenido que llegar la pandemia y los problemas meteorológicos para que la gente valore la UME, que es maravillosa, pero la defensa es infinitamente más que eso.

Ricardo Martí Fluxá durante su entrevista a El Debate
–De cara a la sociedad, quizá ahora es un momento mejor para vender la necesidad de una mayor inversión en defensa, viendo la invasión de Ucrania.
–Hay un antes y un después de Ucrania. Europa está en guerra. Ya no es una cuestión de un país africano. El conflicto está aquí. Estamos notando las consecuencias en nuestros bolsillos, con los problemas energéticos, los relacionados con los suministros... Todo esto ha cambiado el equilibrio. Esa especie de mundo ideal de Fukuyama es una entelequia.
–Entonces ve que es más fácil explicar ahora que la defensa no consiste en matar, sino en defenderse.
–Claro. La sociedad española está tomando más conciencia de que necesitamos esa defensa, y fortalecerla. En este sentido las decisiones presupuestarias que ha tomado el Gobierno vienen bien amparadas por esa situación.
–Podemos no quería.
–Hay determinadas cosas que tendrá que aceptar, y tengo la sensación de que las va a aceptar.
–¿Cómo ve la invasión de Ucrania? Parece que el conflicto va para largo.
–Tengo cierta esperanza. Frente a una Ucrania muy fuerte y una Rusia que no sabemos exactamente cómo está, no me parece imposible llegar en un momento a un cierto alto el fuego. Se lo escuché hace unos meses al comisario Borrell. Ucrania puede escuchar el consejo de algún aliado importante, y Rusia también, que les planteen: ¿por qué no os sentáis y llegáis a determinados acuerdos?
–¿Piensa que podrían producirse pronto?
–Hay otra línea de pensamiento que estima que el conflicto puede cronificarse. Espero que no, sobre todo por el beneficio de una población a la que se está castigando de una forma terrible. Para Europa es una situación complicada de mantener.
–¿Teme que se produzca una nueva guerra fría con bloques liderados por Europa y Estados Unidos por un lado, y China y Rusia por otro?
–Sería el peor escenario posible, pero creo que a nadie le interesa esa guerra de bloques; ni siquiera a los amigos de unos y otros. Quieras o no, este tipo de conflictos desestabiliza el equilibrio de poderes, pero también lamina el crecimiento económico y la situación de muchas poblaciones.

Ricardo Martí Fluxá durante su entrevista a El Debate
–¿Cómo ve la OTAN ahora?
–Ha tenido un revivir, no solo en la mente de los españoles, sino también en la de los europeos, y en Estados Unidos, que la han visto como una herramienta de primera magnitud para la defensa de Occidente. El papel de Stoltenberg (secretario general de la OTAN) ha sido importante, pero también el de Borrell. La brújula estratégica que presentó en Madrid tiene una relevancia importante en cuestiones como el olvido de la importancia de la defensa, pero la cobertura en los medios fue muy escasa. En Francia hay una feria de defensa que inauguran el presidente y los ministros y aparece en la primera página de los periódicos. En el tiempo que esté en TEDAE voy a intentar que aquí tengamos esa misma relevancia.
–Quizá ese escaso eco sea por una cierta mentalidad pacifista.
–La política del avestruz no siempre sale rentable. Si creemos en Europa y queremos defenderla nuestro sistema de democracia y libertades, no podemos decir que sí a esto y no a lo otro.
–¿Considera España un país seguro?
–Enormemente seguro. Durante muchos años me he dedicado más al campo aeronáutico, que también tiene una parte importantísima de defensa, que crece gracias al Eurofighter. He visto la defensa del mundo de tierra y ahora el de ciberseguridad, en el que somos muy punteros. En mi época de secretario de Estado de Seguridad empezaron los primeros ataques cibernéticos, y ahora veo que tenemos un nivel altísimo. Empezamos con la protección de fronteras de una manera más tecnificada hace ya veinticuatro años cuando estaba en Interior. El desarrollo ha sido magnífico, y lo estamos haciendo muy de acuerdo con Europa para hacer las fronteras más seguras y para controlar que la inmigración que necesita Europa llegue de forma ordenada.
–¿Están las fuerzas de seguridad bien pagadas?
–Ni policía ni Guardia Civil ni ejército reciben una retribución que corresponda al esfuerzo que hacen por este país. Tampoco los ingenieros están bien pagados en España.
–Como secretario de Estado de Seguridad que fue, ¿cómo vivió el 11-M?
–Era dificilísimo de controlar. Me es muy difícil saber por qué aparece y por qué no supimos nada hasta ese momento. Evidentemente fue un fallo de los servicios de inteligencia, pero es imposible que no haya fallos. Europa tiene unos servicios de inteligencia buenísimos. Estados Unidos tiene siempre la fama de tener sistemas buenísimos, pero evidentemente ahí hubo un fallo.

Ricardo Martí Fluxá durante su entrevista a El Debate
–¿Qué opinión tiene del CNI y de su evolución?
–Magnífica. Tiene un equipo muy profesional. En la época en la que estuve fue de una ayuda inestimable. Es un servicio que funciona muy bien. Es muy jerárquico y está muy bien dirigido.
–¿Cómo ve nuestra relación con Marruecos?
–Ahora somos muy amigos.
–¿Le sorprendió el giro con el Sahara?
–Me temo que era inevitable. El equilibrio de fuerzas está donde está y hubo que hacer las cosas que hubo que hacer. En política lo más que puedes hacer es intentar mejorar algo de lo que te encuentras. Si estás tres legislaturas y lo haces bien, puedes mejorar mucho, pero hay muchas veces que las circunstancias te empujan hacia una línea que a lo mejor no era la ideal que tenías en tu propio programa. Tienes que intentar que se acerquen lo más posible al ideal que tenías cuando llegaste, pero la realidad es que la política internacional ha cambiado muy poco desde principios del siglo XX. Para nosotros ha sido fundamental la entrada en Europa. La España del 78 al 84 no tiene nada que ver con la que ha habido del 84 en adelante, por los beneficios que ha supuesto para nuestro país.
–Por tanto ve bien nuestra relación con Marruecos, e imagino que también la de Ceuta y Melilla, que son fundamentales para nuestra seguridad.
–Son dos ciudades autónomas, mil por cien españolas, y estarán ahí siempre. No veo ningún problema por esa línea.