Crisis energética
Francia reitera que MidCat no tiene viabilidad ni medioambiental ni económica
Señalan que tardaría bastantes años en materializarse, costaría varios miles de millones de euros que no se podrían rentabilizar y sería un contrasentido gastar todo ese dinero en una infraestructura dirigida a los hidrocarburos
Emmanuel Macron quiere establecer «un marco común» con los jefes de Gobierno de España, Pedro Sánchez, y Portugal, António Costa, para futuras interconexiones energéticas con la península ibérica, pero persiste en que el proyecto del MidCat no tiene viabilidad ni medioambiental ni económica.
Esta es la posición que se esforzó en subrayar este miércoles el Elíseo la víspera del encuentro que mantendrán el presidente francés Macron, Sánchez y Costa en Bruselas, antes de que empiece el Consejo Europeo de dos días dedicado de forma prioritaria a la crisis de la energía.
Fuentes de la presidencia francesa han repetido que esa posición «es constante y no ha cambiado» porque el proyecto MidCat de un nuevo gasoducto entre España y Francia por los Pirineos catalanes «no presenta viabilidad ni económica ni medioambiental».
Esta fue la respuesta a las insistentes preguntas sobre ese proyecto, que España y Francia abandonaron en 2019, pero que tanto Madrid como Lisboa, respaldados por Berlín desde hace unos pocos meses, se esfuerzan en relanzar, con la oposición total de París.
Francia incide en que el MidCat no serviría para resolver la crisis actual, porque tardaría bastantes años en materializarse, costaría varios miles de millones de euros que no se podrían rentabilizar y sería un contrasentido gastar todo ese dinero en una infraestructura dirigida a los hidrocarburos, cuando la UE se ha propuesto dejar de utilizarlos antes de 2050.
Además, tiene muchas dudas de que esa infraestructura pudiera ser reversible para que en el futuro pueda ser utilizada para transportar el llamado hidrógeno verde, producido con energías renovables.
No obstante, ante la insistencia de españoles y portugueses, Macron accedió en la cumbre informal de la UE en Praga el pasado día a un encuentro a tres, sin la presencia de los alemanes, para no darle una dimensión más plenamente europea, antes del siguiente Consejo Europeo, el de mañana.
Las fuentes del Elíseo han hecho hincapié en que Francia quiere «encontrar soluciones» de medio y largo plazo al problema de lo limitado de las capacidades de interconexión energética entre la Península Ibérica y el resto de Europa, pero para eso «hay que ser pragmáticos y estratégicos».
Es una forma indirecta de señalar que hay que salir del bloqueo que genera el MidCat entre unos y otros, y evaluar cuáles serían las opciones de nuevas redes eléctricas o de transporte de hidrógeno, y empezar con «una discusión política» que tenga en cuenta que el paisaje energético ha cambiado de forma significativa desde la invasión rusa de Ucrania.
«Es importante -han precisado- tener un marco común para plantear nuevas interconexiones».
Más allá de esta discusión trilateral, Macron tiene intención de seguir presionando en la cumbre de los Veintisiete para la puesta en marcha de un mecanismo inspirado en la llamada «excepción ibérica» para hacer bajar el precio de la electricidad y considera que ha habido un avance de sus posiciones desde Praga con las propuestas hechas ayer martes por la Comisión Europea.
En particular, el corredor de precios límite para el que «queda todavía algo de trabajo técnico» para perfilarlo y evitar que no se constituya una incitación al consumo de gas y que no plantee riesgos para su aprovisionamiento.
Negociación por el gas noruego
Por otro lado, El Elíseo ha confirmado que hay negociaciones entre los europeos y Noruega sobre el precio del gas que exporta ese país nórdico, que se ha convertido en el principal proveedor de la UE con el progresivo cierre de los grifos por parte de Rusia.
Aunque no hay un calendario para cerrar esas discusiones, considera que se va «por la buena dirección» y que los noruegos, que ya estuvieron en Praga, asumen que la situación actual de precios no es sostenible a largo plazo, aunque también realzan que están haciendo esfuerzos para incrementar su producción y suplir en parte el suministro ruso.
La capacidad de presión de la UE hacia Noruega es mayor que hacia otros grandes proveedores que exportan gas a los europeos por barco, como Estados Unidos, ya que el gas noruego llega por gasoducto y su capacidad para venderlo a otros mercados es muy limitada.