El Gobierno acelera las medidas para conquistar su próximo caladero de votos: los hipotecados

Tal como anunció El Debate a principios de este mes, el Gobierno está perfilando con la banca el modo de aligerar el peso de las hipotecas sobre las familias más vulnerables. El Ejecutivo ha confirmado que espera alcanzar esta semana un acuerdo sobre la batería de medidas, aprobarla en el próximo Consejo de Ministros del 22 de noviembre y que entren en vigor el 1 de enero.

Las hipotecas se han convertido en una losa muy pesada para las familias por el aumento del euríbor. El índice al que se referencian las hipotecas de tipo variable ha pasado de estar en tipos negativos a acercarse cada vez más al 3 %. La consecuencia es un incremento medio de alrededor de 200 euros en las cuotas mensuales, que se suma al aumento generalizado de los productos de la cesta de la compra.

Según un estudio de Idealista, el pago de la hipoteca representa de media en España el 23,5 % de los ingresos de las familias, pero en algunas zonas supone mucho más: en Barcelona asciende al 49,7 %, en San Sebastián al 46,8 % y en Madrid al 41,3 %.

Estos datos, el hecho de que el euríbor esté subiendo y las complicaciones añadidas por el incremento generalizado de los precios en otros terrenos son los que han llevado al Gobierno y a la banca a negociar qué medidas pueden ponerse en marcha, algo que desde luego no entienden quienes tenían una hipoteca a tipo fijo.

Gobierno y banca están hablando de distintas posibilidades. Entre ellas se encuentran ayudas a los más vulnerables, alternativas para ciudadanos de rentas medias o bajas e ideas para facilitar el traspaso de hipoteca variable a fija.

Como es conocido, el cambio de la hipoteca variable a fija puede realizarse en la propia entidad (novación), traspasándola a otra (subrogación) o con una nueva hipoteca. El principal escollo en el caso de la novación está en que la oferta nueva se ha endurecido. Está por ver si el Gobierno y la banca acuerdan un tipo máximo para ayudar a las familias más ahogadas por el alza del euríbor que haga esta opción más atractiva que la de la subrogación o traspaso de la hipoteca a otro banco.

El cambio de entidad suele salir más caro. La ley hipotecaria estableció que el nuevo banco se hace cargo de pagar al notario -entre el 0,2 y el 0,5 % del importe pendiente del préstamo subrogado- más los aranceles del registro y los honorarios de la gestoría. Salvo que el Gobierno y la banca acuerden una excepción, el cliente tendrá que asumir la tasación del inmueble hipotecado y, lo que posiblemente sea más oneroso, la comisión por subrogación que, de estar recogida en su hipoteca, querrá cobrarle el banco del que se va. Esta puede ser la factura más importante. Su coste está regulado por ley desde junio 2019. Cuando se trata de una hipoteca a interés variable firmada a partir de entonces este coste será del 0,25 % los tres primeros años o del 0,15 % en los cinco primeros años.

Por lo que se refiere a las ayudas a los más vulnerables, la referencia para poder acogerse es el Código de Buenas Prácticas que se aprobó en la crisis anterior, adaptado a la situación actual. Las entidades que lo asumen voluntariamente quedan obligadas a reestructurar la deuda del cliente (extender el plazo para reducir la cuota o reducir el interés durante un tiempo, entre otras cuestiones) o analizar si realizan quitas o la dación si el repago no está garantizado.

La posibilidad de acogerse no está abierta a cualquier ciudadano. El Código original ya establece un ingreso máximo del hogar que no rebase tres veces el Iprem (Índice Público de Renta de Efectos Múltiples, el referente para subvenciones, ayudas, etc.). Teniendo en cuenta que el Iprem anual se sitúa hoy en día en 8.106,28 euros en catorce pagas, el límite estaría en su multiplicación por tres: 24.318,84 euros. A la espera de si se mantiene o no ese límite, se debate si los beneficiarios podrán optar a esta ayuda con una menor carga financiera. Hasta ahora en el Código se requería que la carga financiera superara el 50 % de las rentas del hogar, y ahora el límite podría rebajarse al 40 %.

Está por ver si se reforma o no el Código. La banca defiende que se haga un añadido temporal al código original. Señalan que la situación debería mejorar cuando se revierta la inflación y que con una medida temporal se evitaría dañar la cultura del pago.

En el caso de las rentas medias y bajas con hipoteca se están estudiando soluciones como que los bancos congelen las cuotas durante un año, permitan alargar el plazo de las hipotecas si se encarecen más de un 30 % y si consumen al menos el 40 % de los ingresos de la familia, o facilitar el cambio a préstamos hipotecarios de tipo fijo. Al alargar el plazo del préstamo, la carga financiera se reduce de inmediato. La medida se aplicaría sobre hipotecas a tipo variable firmadas a partir de 2012 para una primera vivienda.

Los nuevos hipotecados se encuentran entre los que más van a sufrir. El sector habla de que alrededor del 25 % de quienes tienen hipoteca a tipo variable serán los más afectados debido a la intensidad de la subida del euríbor en los últimos tiempos. Mientras el Gobierno y la banca estudian si ayudan a los hipotecados, la mayoría ya opta por el tipo fijo. En julio, según los datos más recientes, este tipo de hipotecas superó el 75 % de las firmas, una cifra que no se había visto hasta ahora.

A algunos les queda la duda de cómo afectará a los bancos esta batería de medidas. Calviño respondió ayer que «los miles de millones de euros de beneficios» que el sector bancario ha anunciado recientemente debería hacerle darse cuenta de que «hay que arrimar el hombro y ayudar» a las familias más perjudicadas. Es un buen modo de dejar claro que el Gobierno no va a poner nada de su parte, pero verá con buenos ojos los votos que le lleguen gracias a esta iniciativa.