El rodillo económico-ideológico del Gobierno crece sin que nadie parezca hacerle frente

Un empleado del Banco de España comentaba recientemente algo que le sorprendía: el incremento de noticias negativas sobre la entidad en la que trabaja en medios cercanos al Gobierno como Cuatro o eldiario.es. En algunos casos incluso ha habido reporteros preguntando a los trabajadores cuánto cobraban, como si su sueldo fuera una gran ofensa para quienes están en otros sectores.

La estrategia suena a pieza, una más, de la gran máquina propagandística que dirige Sánchez, y que pretende laminar la imagen de todas las instituciones serias que en España dicen la verdad. Es algo que a este Gobierno no le gusta, y por ese motivo ya hubo cambios en el Instituto Nacional de Estadística. Otras instituciones deberían estar alerta: por ejemplo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).

La maquinaria propagandística de Sánchez funciona muy bien. Refuerza que trabajan de maravilla con la economía, el empleo, las pensiones o los fondos europeos, como repiten sus ministros del ramo, e incide en ello desde los altavoces de sus medios de comunicación cercanos, desde TVE a RNE, pasando por la Cadena SER, El País, La Sexta, Cuatro, eldiario.es, y un largo etcétera. Del conjunto se desprende que quienes dicen la verdad son unos aguafiestas y que el único que puede sacar a España de este fatal escenario al que nos han conducido la pandemia y la guerra de Ucrania es el profeta Sánchez, que en los últimos días ha estado intentando hablar con los grandes líderes mundiales en la reunión del G20 y que regará los colectivos que le interesen con el dinero que haga falta para ganar las próximas elecciones.

La realidad, sin embargo, es indiscutible. La deuda ha vuelto a subir hasta revalidar de nuevo en septiembre su máximo histórico: más de 1,5 billones de euros, el 116 %del PIB; el número de parados sigue enquistado en los 3 millones, con cada vez más mensajes de personas que no quieren trabajar gracias a los incentivos que reciben; España es uno de los tres únicos países de la Unión Europea que aún no ha recuperado su economía al nivel previo a la pandemia, y será la última gran potencia en conseguirlo, en 2024.

Son datos objetivos de que la economía no se ha gestionado bien en los últimos años, pero la maquinaria propagandística de Sánchez, reforzada por el CIS, está trabajando bien entre su público. El presidente del Gobierno está recortando su distancia con Feijóo en las encuestas.

Habrá que ver cómo es la evolución en los próximos meses, porque la estrategia de Sánchez puede llegar a moverse en un terreno más favorable. Tras la previsible caída de la economía española este trimestre y el que viene y con ello la posible entrada en recesión técnica, el Banco de España espera que la situación mejore a partir de la primavera; es decir, de marzo. El Gobierno contará además con unos ingentes recursos económicos provenientes del récord de recaudación de este año gracias a la subida de la inflación y de unos fondos europeos que están esperando su mejor momento para ser distribuidos convenientemente. A todo ello hay que unir que a España le tocará presidir la Unión Europea en el segundo semestre de 2023, una plataforma que dará a Sánchez una gran exposición mediática.

Feijóo tendrá difícil superar la maquinaria propagandística que suma todos estos elementos, y demostrar que su capacidad de gestión y su política de impuestos bajos es mejor para el país que el populismo económico que desacredita y penaliza a los empresarios y a las instituciones, nos está endeudando hasta las cejas e hipotecando por muchos años. Deberá mostrar un proyecto que sea atractivo para los ciudadanos y contarlo bien si quiere mantener su posición actual en las encuestas o incrementarla y ganar las elecciones.