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El empresario, inversor y magnate sudafricano Elon Musk.Europa Press

Perfil

Elon Musk: ¿un bluf, un gran empresario, o simplemente un genio?

Hablamos sobre la carrera y la personalidad del dueño de Twitter, Tesla y SpaceX con Enrique Dans, uno de los principales expertos españoles en negocio tecnológico

Elon Musk (Pretoria, Sudáfrica, 1971) tiene una trayectoria dilatada y ampliamente conocida, pero últimamente ha estado más en el candelero por su compra de Twitter o la reciente caída en Bolsa de Tesla. Uno de los expertos que más tiempo lleva siguiéndole es Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School desde el año 1990.

Dans no tiene dudas de que Musk es un auténtico genio que ha cambiado el mundo, entre otras cosas porque ha reinventado dos industrias muy importantes. La primera ha sido la aeroespacial: «Lo normal es que se tomara por loco a alguien como Musk, que ganó mucho dinero con la venta de Paypal y decidió invertir parte de él en crear una compañía aeroespacial (SpaceX). ¿A quién se le ocurre competir con Boeing y con todas las grandes compañías que eran contratistas de la NASA, una entidad que se rige por motivos absolutamente racionales que no incluyen normalmente comprar al último que aparece por allí?», señala Dans. Sin embargo Musk no solo entró en la NASA: la revolucionó. «Su visión absolutamente radical de las economías de escala ha hecho que hoy en día sea casi mil veces más barato poner en órbita un kilo de lo que sea. Está ahorrando a la NASA muchísimos millones», indica el experto.

El ahorro viene de la reutilización de los componentes de los cohetes. Musk sabe que cada lanzamiento de un cohete es carísimo e idea cómo recuperar y reutilizar el máximo de componentes posible cada vez que se lancen. Hay componentes de cohetes que se han reutilizado veinte veces.

Además, con su visión sobre las economías de escala, concluye que para aumentar la rentabilidad de sus cohetes debe lanzarlos todas las veces que pueda y deben ir lo más llenos posible. Cuando un cohete no va lleno, lo rellena con sus propios satélites de telecomunicaciones. Con ellos monta Starlink, una constelación de satélites de comunicaciones que Musk pone en el espacio a un precio ridículo. «La monta a un precio muy inferior a lo que pueda hacer cualquier otro. Nadie puede competir con Starlink. La va posicionando hasta el punto de que hoy en día es una opción razonable para quien tenga una casa de campo en España. Hasta ahora la opción del dueño era que le llevaran la fibra o le pusieran un ADSL con un ancho de banda nada bueno. De repente puede subirse al tejado y poner ahí una antena cuadrada. Cuando consume le sale algo más caro, pero cuando no consume desconecta directamente y no paga nada. Es una opción bastante razonable», explica Dans.

La otra gran industria que revoluciona Musk es la automovilística. Tesla es una empresa que no estaba creando: le aparece como una oportunidad. «Decide que va a montar una compañía en la que la economía de escala va a ser tan fuerte que cada vez que ponga en marcha una fábrica ahorrará dinero», dice Dans. La primera fábrica le sale cara; la segunda más barata, la tercera y la cuarta aún más, y ya va por la quinta. «Si inviertes en el proceso de fabricación consigues que cada coche sea cada vez más barato. Si además la compañía vende directamente, sin pasar por un concesionario, y no hay prácticamente costes de mantenimiento para el usuario, el margen del vehículo es mucho más elevado. Todo esto con la visión de que él no quiere ser el número uno en ventas de vehículos eléctricos, sino forzar a que la industria tenga que fabricarlos, y eso es exactamente lo que ha conseguido», indica.

Dans estima que Musk ha conseguido que las marcas tengan necesariamente que competir en el vehículo eléctrico. «Supone un paso importantísimo en la descarbonización del mundo, y eso es algo que solo un genio podía conseguir», afirma Dans. Para él Musk es un genio «con una capacidad de ejecución brutal y con una obsesión por las economías de escala que lo convierten en un emprendedor absolutamente imparable». Destaca que no emprenda directamente para hacerse rico, sino que se hace rico como consecuencia de su inversión en causas que considera que pueden ser interesantes para el futuro de la humanidad, como la conversión del ser humano en una especie interplanetaria o la descarbonización. El de Tesla, en concreto, es un «proyectazo» que se estudia en todas las escuelas de negocio.

La caída en la cotización de Tesla y la compra de Twitter

Tesla ha perdido más de un 65 % de su valor en Bolsa en el año 2022, y hace unos días llegó a caer un 14 % tras anunciar unas ventas de vehículos menores de las esperadas. Dans no cree que tenga sentido esa caída de la cotización: «Si la compañía ha ido como un tiro, ha conseguido duplicar su fabricación y aumentar sus beneficios mientras el resto de la industria no ha sido capaz de fabricar porque no tiene chips, y en ese contexto en el que tú lo has hecho bien tu cotización baja porque no ha llegado a la cifra mágica que había puesto un analista…».

En cuanto a Twitter, piensa que es una obsesión de Musk porque cree que es una compañía que puede ser mucho más de lo que es. Para llevarla a donde quiere tiene que destruir lo que había y no le valía. Dans piensa que Musk irá hacia un modelo que no solo sirva para la participación social, sino para pagar, entre otras cosas: podría convertirse en una especie de carnet con el cual uno se mueve y abona servicios en Internet. Estima que irá en la línea del Web3, con una identidad criptográfica que haga a los dueños de las cuentas responsables y anónimos de lo que hagan y digan.

Dans admite que Musk tiene con Twitter un reto «enormemente complejo». La jaula sectaria de grillos en la que a menudo se ha convertido la red social ha expulsado a muchos usuarios que no están dispuestos a aguantarla. Habrá que ver si se le ocurre un buen modo de gestionar la participación, pero no será fácil.

Otro punto de críticas a Musk ha sido su personalidad original, su carácter impulsivo y sus declaraciones a veces poco afortunadas. A Dans le parece que es algo propio de los genios.