Un Domecq al frente de la nueva revolución tecnológica en la inversión
Su familia es en parte más conocida por la rama ganadera, pero él ha heredado el ADN banquero de su padre
Fernando Domecq tiene alma jerezano-sevillana pero se ha criado en Madrid, y es hijo de quien fuera consejero delegado del Banco Urquijo y posteriormente dueño de las ganaderías Jandilla y Zalduendo. Fernando heredó el ADN de banquero de su padre y ahora ha puesto en marcha Citec, una empresa financiera tecnológica española (una fintech) que acaba de empezar a operar en España y Estados Unidos. Espera facturar más de un millón de euros en 2023. La compañía es pionera en la utilización de inteligencia artificial y analítica avanzada para la generación, análisis y rebalanceo de carteras de inversión personalizadas.
Domecq es ingeniero industrial por ICAI, ha trabajado en banca de inversión en Credit Agricole y el Santander y tiene un MBA de la Universidad de Wharton. Los últimos cinco años ha trabajado en gestión de patrimonios en McKinsey, primero en Madrid y luego en Miami, y allí es donde se le ocurrió la idea de poner en marcha Citec, viendo las innovaciones que se estaban produciendo en el mercado financiero.
La principal ventaja competitiva de Citec es su tecnología Direct Indexing. La tienen varias entidades en Estados Unidos, pero Citec dispone de una evolución. Permite personalizar el tipo de empresas en las que se invierte (alguien puede elegir no invertir en compañías relacionadas con el tabaco, por ejemplo) y replicar de manera automática el comportamiento del S&P 500, el equivalente al Ibex 35, obteniendo el mismo retorno de la inversión.
La capacidad de elegir de manera automática, con los algoritmos y la inteligencia artificial, las acciones en las que el usuario quiere invertir de acuerdo con sus valores, se presenta como la principal ventaja de esta api (interfaz de programación de aplicaciones). Los clientes potenciales de esta herramienta son brokers online como eToro; banca privada, a la que se ayuda a evolucionar en su plataforma tecnológica y en su capacidad de diversificación, e inversores institucionales, entre los que pueden encontrarse, por ejemplo, gestores de planes de pensiones.
La posibilidad de elegir es especialmente bien apreciada en estos tiempos, en los que es cada vez más demandada la inversión en productos financieros que no dañen el medioambiente, por ejemplo.
Con este planteamiento Domecq espera empezar a pensar en la rentabilidad de su empresa en dos años, cuando llegue la segunda ronda de financiación. Sabe que una de las limitaciones para su crecimiento está en que el 90 % del dinero está en manos de personas de más de 50 años, en principio menos familiarizadas con la tecnología. Es lo que provoca que la innovación en el sector financiero vaya por detrás de la de otras industrias. Piensa que el crecimiento puede ser más fácil en los diez próximos años, cuando crezcan las nuevas generaciones. Estas nuevas generaciones tienen además más interés por saber exactamente en tiempo real dónde está su dinero, y si esa inversión se corresponde con sus valores. La herramienta de Domecq facilita saberlo, y por eso piensa que puede triunfar.