¿Es viable una jubilación compatible con otras rentas?
El aumento de la esperanza de vida y la crisis de natalidad hace necesaria una reforma urgente del sistema de pensiones
La crisis de natalidad y el paulatino envejecimiento de nuestro país amenaza con colapsar el sistema. Un reciente informe del Banco de España advierte que, en 2050, España será el tercer país de la Unión Europea con el gasto en pensiones más alto. Por ello, los expertos señalan que es necesaria una reforma urgente del sistema que pase por una jubilación flexible que permita compatibilizar con rentas adicionales a la pensión.
Es una de las principales conclusiones del informe Jubilación Flexible y Compatible, elaborado por los economistas José Ignacio Conde-Ruiz y Jesús Lahera, y publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que aporta las claves de los cambios legislativos que necesita nuestro país para poder hacer frente a esa jubilación flexible.
Las proyecciones del INE muestran que España se enfrenta a un proceso de envejecimiento sin precedentes. De aquí a 2050, la población mayor de 65 va a pasar de los 9,5 millones de la actualidad a los 16 millones, mientras que la población en edad de trabajar, en un millón de personas. Esta evolución tendrá un importante efecto en el sistema de gasto en pensiones, sanidad y dependencia.
«Sera necesario adaptar tanto el mercado de trabajo como el sistema de pensiones a esta nueva realidad demográfica. Y esta reforma pasará necesariamente por utilizar parte de avances en la longevidad a producir o generar riqueza alargando la etapa laboral. Y la única vía posible pasará por cambiar radicalmente la forma en que nos jubilamos», señalan los autores del informe.
La pensión ha estado tradicionalmente justificada en la incapacidad física o mental del trabajador
El sistema español apenas tiene fórmulas de transición durante la jubilación y, por regla general, es incompatible con el trabajo retribuido. Tradicionalmente, la pensión estaba justificada ante la incapacidad física o mental del trabajador, pero en el siglo XXI este fundamento no resulta ya realista ni útil.
Actualmente, existen cuatro modalidades de jubilación compatibles con el trabajo retribuido: activa, parcial, flexible y compatible con trabajo autónomo. Estas presentan, no obstante, desincentivos tanto para la empresa empleadora como para el propio trabajador como el tope en el Salario Mínimo Interprofesional. «Parece increíble que desde la Ley se esté incentivando, de esta manera, la economía sumergida», comentan los investigadores.
Nuevo contrato
Desde Fedea abogan por un nuevo paradigma normativo basado en dos bases: un contrato laboral de plena contabilidad y un sistema de pensiones de reparto con jubilación flexible y compatible. Un jubilado activo podría realizar cualquier trabajo retribuido por cuenta propia y estar dado de alta en régimen especial de autónomos, con una cotización de solidaridad, sin topes retributivos, a través de un contrato denominado «compatible» que estaría sujeto a una regulación especial bajo el respeto siempre a la no discriminación por edad.
Además, la eliminación de las trabajas de incompatibilidad permitiría una mayor flexibilidad para que el trabajador pueda adaptar su salida del mercado laboral a sus preferencias. Por ejemplo, ofreciendo al trabajador recibir una pensión más baja al principio para aumentar en el futuro de manera que pueda decidir cómo compaginar la pensión percibida con el trabajo remunerado.
«Este cambio en el sistema de pensiones, que resulta clave para permitir de forma flexible y más eficiente la salida gradual del mercado de trabajo, puede resultar también adecuada para adaptar nuestro sistema de pensiones a la nueva realidad demográfica», concluyen los autores.