El aceite de oliva, camino de convertirse en un producto de lujo para los españoles
El encarecimiento de los costes dispara el precio de este alimento, clave en nuestra dieta y en nuestra economía
A pesar de que España es el mayor productor de aceite de oliva del mundo, con casi el 50 % de la elaboración mundial, este líquido tan presente en nuestra dieta se está convirtiendo en un artículo de lujo para los españoles. Los precios de producción se han disparado y el margen de los intermediarios ha llegado casi al límite, por lo que es cuestión de tiempo que se acabe traduciendo en una subida para los consumidores.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) elabora desde hace años el índice de precios origen-destino (ipod) en el que muestra mes a mes la variación de los precios de distintos productos desde el campo al supermercado. El pasado año, y según datos de esta coordinadora agraria, el precio medio del aceite de oliva en origen se situó en los 3,81 euros por kilo mientras que en destino ascendió a los 5,2 €/kg. Se trata de una subida de poco más del 20 % respecto al pasado año, pero el diablo está en el detalle.
Mientras que en enero de 2021 este precio se situaba en los 3,24 €/kg en origen, en diciembre había aumentado a los 5,16 €/kg, una subida de hasta el 60 % en apenas un año. Respecto a los precios en destino, estos aumentaron en el mismo periodo un 42 %; sin embargo, estos suelen reaccionar más tarde por lo que este año podemos encontrar precios en destino superiores a los 7 €/kg.
La invasión de Ucrania, la posterior huelga de transportes y las condiciones meteorológicas han disparado los costes de mantenimiento, transporte y energía, y golpeado la producción de este alimento, elogiado por los nutricionistas por sus cualidades. Para la temporada 2022/23, España produjo 780.000 toneladas, un 48 % menos que el periodo anterior. Italia y Portugal, con caídas del 28,6 % y el 40 % respectivamente, también sufrieron los estragos del clima. Del resto de nuestros competidores, Grecia consiguió aumentó su producción un 50 %. Croacia, Chipre y Eslovenia también experimentaron modestos aumentos. En el caso de Marruecos, Túnez y Turquía, su no pertenencia a la UE limita las importaciones al espacio económico común.
Palos en las ruedas
En esta tesitura, la hegemonía española del mercado de oliva no preocupa de momento, pero el sector está muy preocupado por la escalada de precios y unas medidas legislativas «contradictorias» como el llamado impuesto al plástico que prácticamente se ha comido cualquier ayuda al bolsillo de los consumidores como la reducción del IVA para ciertos productos.
Este impuesto, vigente desde el 1 de enero, grava la fabricación, adquisición e importación no solo de envases no reutilizables, sino de embalajes secundarios y terciarios que contengan plástico. La tasa prevista es de 0,45 euros por kilogramo de plástico no reciclado, cantidad que, por supuesto, acabará repercutiendo en los consumidores.
Italia, tradicionalmente más proteccionista con sus productos, planteó el pasado año un gravamen similar, pero tras la preocupante caída de su producción, decidió posponer la medida.
Menos producción y descenso de la demanda
2023 inquieta al aceite de oliva: estas son las causas de la posible huida de los consumidores
«Es lo mismo que planteamos nosotros, que se aplace», señala Primitivo Fernández, director de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac).
«El impuesto del plástico tiene un origen que todos compartimos y sobre ello venimos trabajando desde hace 25 años, pero el impuesto del plástico y la reducción del IVA son medidas contradictorias porque repercuten en el bolsillo del consumidor, una para arriba y otra para abajo. No es razonable», agrega.
Cuestión de imagen
Por otro lado, está el problema de la exportación. Muchos productores han decidido sacar al exterior este producto ante el riesgo de aumento de precios, provocando una bajada artificial de los mismos. El problema, en esta tesitura, es que es la reputación de nuestro aceite la que pierde.
«Necesitamos protección como cualquier actividad económica importante, pero hablar de aceite de oliva es hablar de España. Hay productos singulares que tienen un prestigio y un mercado más que conocidos. Una situación como la actual incrementará el precio en esos países a los que queremos llegar», concluye Fernández.