La silicosis amenaza con truncar la salida a bolsa de Cosentino
El presidente del grupo acepta seis meses de cárcel como responsable subsidiario
Cosentino se enfrenta a la mayor crisis de su historia mientras espera su salida a bolsa después de que su presidente aceptara seis meses de cárcel por imprudencia por el escándalo de la silicosis que ha llevado al grupo a pagar 1,1 millones de indemnización a cinco trabajadores.
Se trata de una «pandemia de magnitud incontable», como la ha definido el presidente de la Asociación de Perjudicados por la Silicosis en Andalucía (APSA), que aglutina a la mayor parte de afectados en la región, concentrados particularmente en Almería, Córdoba y Cádiz.
La silicosis es una enfermedad que afecta principalmente al sistema respiratorio tras un periodo de exposición al polvo de sílice. Hasta ahora, Cosentino –líder mundial en la fabricación de superficies de cuarzo– había arrojado la responsabilidad en los proveedores, pero un juez de Vigo determinó que la empresa conocía, al menos desde el año 2000, los riesgos y la peligrosidad que conllevaba la manipulación del Silestone, aglomerado que provocó la silicosis.
«Por primera vez Cosentino reconoce que no advierte de la peligrosidad», por lo que «admite la culpabilidad», ha subrayado Torrico, quien ha asegurado que la sentencia es «clara y contundente» a pesar de que «todas las demandas y causas legales son diferentes» y, por tanto, no implica una condena similar en otros casos judiciales abiertos contra la multinacional.
La mayoría de casos de silicosis conocidos se concentran en Galicia, Castilla y León y, principalmente, en Andalucía, donde entre 2007 y octubre de 2022 se comunicaron 596 partes de enfermedad profesional por esta enfermedad, una «pandemia de magnitud incontable», ya que los «números reales no los puede saber nadie», ha añadido el presidente de APSA.
«Total desinformación»
Por su parte, el presidente de la Federación Española de Marmolistas (Fedesmar), Alfonso Fernández, ha asegurado que «hubo una total desinformación» sobre los aglomerados de cuarzo fabricado por el Grupo Cosentino y que, de haberse tenido los conocimientos actuales, «hoy no se estaría hablando de la silicosis en el sector».
Fue en la década de los 90 cuando estos materiales empezaron a incorporarse en las marmolerías por la demanda del mercado, ya que, por ejemplo, permitían elegir el color en función de las características de la decoración, etcétera. «No quedó más remedio», ha asegurado Fernández, ya que el sector mostró un rechazo inicial a este tipo de productos.
Pero con la «modificación de la cadena de valor y de las líneas tradicionales de distribución», tuvieron que transformarse para no ser «irrelevantes» y fabricar lo que demandaban los clientes. «El mensaje a los marmolistas, dentro de lo que eran los fabricantes de aglomerados de cuarzo, era que se manipulaba exactamente igual que los productos naturales. La entrada a ese proceso de transformación fue casi inmediata. No hacía falta incorporar nuevos medios productivos o desarrollar ninguna inversión o maquinaria», ha explicado.
«A los poco de más de diez años comenzaron a aparecer los primeros casos de silicosis. Al principio los propios diagnósticos en los centros médicos no eran de silicosis, porque no había una correlación directa entre la enfermedad y el trabajador que desempeñaba sus funciones en marmolerías», ha comentado.