Perfil
Rafael del Pino: el ingeniero discreto que ha convertido Ferrovial en un líder mundial
El presidente de la compañía la ha gestionado en momentos difíciles como la anterior crisis financiera, y ahora sigue haciendo lo que estima mejor para su empresa
Rafael del Pino cuenta a veces la anécdota de cómo empezó a trabajar en Ferrovial, hace ya más de treinta años. Su padre, que era el presidente y fundador, llamó al jefe de obra de la compañía en Libia y le preguntó si necesitaban un joven ingeniero para trabajar allí. Le respondió que sí, y su hijo se dirigió hacia aquel país para empezar a formarse. Desde entonces fue ocupando distintas posiciones hasta que en 1992 fue nombrado consejero delegado. En ese puesto compartió diversas experiencias con su padre, entre ellas la compra de Agromán en el año 1995, un hito en la historia de la compañía por la relevancia que tenía entonces esta empresa en el negocio español de la construcción. Del Pino hijo fue a comunicárselo a su padre en el hospital, en donde estaba ingresado, y cuenta que al saber la noticia se recuperó.
Del Pino padre vibraba evidentemente con la empresa que fundó en Madrid en el año 1952, y con él la compañía salió a Bolsa y se convirtió en una multinacional en el año 1999. Con ellos al mando Ferrovial facturó casi 600.000 millones pesetas y ganó 26.490 en el año 2000, el momento en el que Rafael del Pino padre cedió la presidencia a su hijo. En 2001 facturaba 4.240 millones y obtuvo un resultado de explotación de 388,9 millones. En 2022 ha ingresado 7.551 millones de euros y ha registrado un resultado de explotación de 422 millones de euros.
Ferrovial se ha convertido en una empresa de gran prestigio en todo el mundo por su saber hacer en la gestión integral de los proyectos: desde su concepción y diseño hasta su financiación, construcción y gestión económica posterior. Este conocimiento y experiencia les ha valido para hacerse a lo largo del tiempo con la gestión de activos tan importantes como la autopista 407 ETR en Toronto, considerada la más valiosa del mundo; el aeropuerto de Heathrow, en Londres, uno de los cinco más importantes del planeta, o el diseño, construcción y explotación de la nueva terminal 1 del aeropuerto JFK de Nueva York.
La adjudicación de la 407 ETR, que obtuvo en el año 1999 y aún mantiene, les llevó a participar en la gran liga de las infraestructuras mundiales. La obtención de la terminal de JFK es un espaldarazo a los veinte años que llevan en Estados Unidos. Obviamente las cosas no siempre han salido bien, como por ejemplo se comprobó en la rápida salida de la compañía de Australia, un mercado excesivamente proteccionista al que no era fácil adaptarse.
La estrategia de éxito está pilotada por Rafael del Pino, que tiene fama de discreto y de escuchar con mucha atención a su equipo de directivos. La primera cualidad hace pensar que seguramente no le estará gustando mucho la exposición que muestra ahora su compañía y los motivos que se argumentan en contra de su decisión de trasladar la sede social a los Países Bajos.
Curiosamente entre los más comentados está que la compañía se marcha para pagar menos impuestos. Además de que la compañía ha dicho que ese no es el principal motivo, los fiscalistas consultados por este periódico lo descartan teniendo en cuenta que el Impuesto de Sociedades que se paga en Países Bajos es prácticamente igual al que se abona en España, que aquello no es precisamente un paraíso fiscal, y que el año que viene se implantará la normativa que obliga a todos los países europeos a tener el mismo Impuesto de Sociedades: el 15 %.
«Capacidad para adaptarse»
Del Pino y su Consejo de Administración han decidido el cambio porque piensan que es lo mejor para la compañía: entre otros motivos, porque allí hay mayor seguridad jurídica. «La principal cualidad de Rafael del Pino es su capacidad de adaptarse a situaciones muy complejas», señala el economista Daniel Lacalle.
«La expansión de Ferrovial se ha desarrollado en momentos muy complicados, con una crisis de deuda europea, una contracción fuerte del crédito cuando estaba acometiendo proyectos importantes en Reino Unido y otros lugares… En épocas en que la compañía pendía de un hilo, se ha mostrado como un líder sereno, serio, responsable y que ha ayudado a que la empresa sea lo que es hoy», añade.
El presidente de Ferrovial tiene en la actualidad 64 años y hoy en día no se plantea su sucesión. «Está con ganas y en forma», señalan fuentes cercanas. Él y su empresa son sin duda un activo importante para el país. Ya han llevado la marca España por todo el mundo y ayudarían aún más si se colaborara con ellos en lugar de criticarlos.