Fundado en 1910

Javier Zapata

Entrevista

Javier Zapata, escritor: «Seguimos pensando que la Bolsa es un mundo de ricos especuladores»

El autor gaditano, abogado de profesión acaba de publicar su nuevo libro Un amor en la calle del Pez

Javier Zapata nació en los sesenta en Cádiz, donde estuvo hasta los ocho años cuando su familia vino a Madrid. Aquí estudió la carrera de Derecho. En la época de la movida tuvo un grupo «Eton rifles», inspirado en una canción de The Jam. Grabó una última canción: «Tú que no grabaras un disco nunca» y se puso a opositar. En 1991 entró en la Bolsa de Madrid, como asesor jurídico y vicesecretario de su Consejo. En el 1999 se incorporó al gabinete de la Ministra de Medio Ambiente.

Luego fue abogado en Baker&Mckenzie, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Corporación Andina de Fomento. Pasó largas temporadas en Panamá redactando los reglamentos de desarrollo de la ley del mercado de valores y en materia de pensiones. También fue redactor de un código de buen gobierno para los países andinos.

En el 2004 se incorporó al Banco Popular, donde fue vicesecretario de su Consejo y subdirector general. Ha sido Presidente de Emisores Españoles, que representa a las compañías cotizadas. Hoy es secretario general de esa asociación. También es socio fundador de True Governance, consultora de Gobierno Corporativo, y profesor de Derecho Bancario y Bursátil.

En 2015 editó un CD «Aquellos largos jueves», como Javier Zací, y algunas otras canciones como «el lado bueno de tu vida». Está en todas las plataformas (Spotify, YouTube, etc) y tiene una página web www.javierzaci.es. Forma parte como barítono en un coro de música barroca.

En junio de 2022 publicó su novela «Un amor en la calle del Pez» (Berenice), y antes varios relatos en las colecciones de Fide (Almuzara) «Tengo algo que decirte», «El cronógrafo», «Cosas que hacer cuando me dejes», y la crónica «Un viaje de ocho amigos a Tierra Santa».

–Querido Javier , tu capacidad de sumar a la profesión muchos intereses y pasiones me parece muy interesante . En este sentido tenemos algo en común , inquietudes y curiosidad. Hoy en la entrevista , aunque tocaremos el ámbito de tu profesión, nos centraremos más en tus pasiones y tus hobbies. Empezamos en tu origen financiero, este mundo ¿qué papel ha tenido en tu vida?

–Aunque vengo de una familia de ingenieros y militares, para mí, empezar derecho, casi por descarte, fue un descubrimiento. Luego la Bolsa me pareció un sitio de locos. Pero esa especie de locura, para un joven abogado, era muy atractiva y hasta deslumbrante. Nunca he dejado de trabajar en ese mundo, ya en la parte institucional, los emisores o los Bancos.

–Cuándo empezaste, ¿cuál ha sido el recorrido y dónde estás ahora?

–Soy bastante inquieto de modo que, después de estar casi diez años en la Sociedad Rectora de la Bolsa, una Ministra me llevó a la política. Luego estuve unos años entre un despacho de abogados y la consultoría internacional. En 2004 me incorporé al Banco Popular y ahora soy Secretario General de Emisores Españoles, la asociación que representa a las cotizadas, que ha desarrollado una actividad creciente y aún mayor a partir de la pandemia, y es un interlocutor relevante ante las autoridades españolas y europeas.

–¿Cuáles son tus pasiones?

–Me gusta casi todo. Soy impresionable y disfrutón. Pero mis pasiones de verdad son cantar y escribir. Para eso, tienes que leer y escuchar, lo que te permite componer canciones y escribir relatos. Me gusta que me preguntes por mis pasiones, porque no son hobbies. Puedes tener muchos hobbies, cambiantes en el tiempo. Todos los domingos mi padre y yo íbamos a la Plaza Mayor para buscar sellos. Eso era un hobby. La música y, en los últimos años y casi por encima de todo, la literatura no son hobbies. Pueden ser una gran razón para vivir.

–¿Cuándo empezaste a cultivarlas?

–Creo que empecé a cantar casi antes que hablar. En nuestra casa de Puerta Tierra, Cádiz, me ponía a cantar a gritos canciones de grupos yeyé y despertaba al ser de día a mi hermana y al vecindario. Con once años me regalaron el Help de los Beatles y empecé a tocar la guitarra acústica. En los 80 me invitaban a los programas de la Edad de Oro, de Paloma Chamorro. Luego llegaron esos años en los que todo se complica. Dejas de tocar y de escribir. Tienes mono y no sabes de qué.

–¿Cómo has compatibilizado y compatibilizas tu profesión con esta faceta humanista?

–Esa faceta humanista es lo que te hace humano. No puedes renunciar a leer o a conversar. Uno tiene un momento para todo lo que quiere de verdad. Me da coraje la gente cuando te dice que «a ver si podemos quedar un día». Seguramente, será en el funeral de uno de los dos. De todas maneras, hay épocas en la vida en la que no tienes tiempo ni para vivir. Pero si Tucídides, Churchill o César sacaban tiempo para escribir grandes obras en mitad de una guerra, ¿no vamos a poder nosotros sacar un rato cada día?

–¿De dónde sacas tu inspiración?

–Muchas veces te dicen que escribes porque te pasan cosas raras. Pero no es verdad. Me pasa lo que a todo el mundo. Sólo ocurre que tú te paras a mirar, para ver, y a escuchar, para oír. Un buen diálogo puede salir de una conversación casual en la calle. Dictas al móvil las melodías o escribes las ocurrencias para que no se te olviden. Aprendes a disfrutar el cansancio y a emborronar papeles. Y a hacer magia con las ilusiones que llevas en el bolsillo.

–Háblame del canto, ¿qué representa la música para ti?

–Cantar debería ser obligatorio… aunque haya gente que es mejor que sólo cante en la ducha. En serio, la experiencia de cantar en un coro o tocar en una banda es una de las mejores experiencias de colaboración, que además puedes aplicar a tu vida profesional. La música te arregla el día. Es la mejor forma de reír o hasta de llorar. Para eso se inventó el blues.

–¿Y la escritura ?

–Siempre he escrito mis ocurrencias. Publiqué durante años un blog de crítica musical. Hace ya mucho tiempo me pidieron un cuento para un libro de relatos. Luego escribí varios en los libros de relatos de Fide editados por Almuzara. Es verdad que siempre he escrito informes, trabajos o artículos sobre temas técnicos, pero escribir un relato, la crónica de un viaje, y no digamos, una novela, es muchísimo más exigente, porque pones el corazón.

–¿Con que intención escribiste el último libro Un amor en la calle del Pez?

–Escribo para recordar a mis amigos, las frases o las palabras que decían en mi casa. Para conservar los recuerdos. Es un poco para crear personajes literarios de personas reales. Cuando la empecé no sabía que estaba escribiendo una novela.

Escribo para recordar a mis amigos, las frases o las palabras que decían en mi casa

Había escrito cosas sueltas sobre un amigo que había muerto y una carta de alguien que rogaba que volviera a la mujer que amaba. Luego vi que las dos cosas formaban parte de una misma historia de pérdida, de búsqueda y, luego, también de intriga. La novela tomo cuerpo como una especie de novia celosa que me esperaba todas las noches y que no me dejaba irme a dormir hasta que pasábamos tres o cuatro horas juntos.

–¿Puedes describirlo en pocas palabras para despertar la curiosidad de los lectores ?

–Manu e Irene se miran, se conocen en la facultad y se enamoran. Pero nunca, nada es tan fácil. Podría ser la biografía de cualquiera de nosotros. De gente ilusionada con ganas de comerse el mundo. ¿Qué pasa cuando no pasa nada y, en cambio, está pasando todo? Cada capítulo empieza con la cita de una canción y el nombre de quien escribe en primera persona. Pensé que la vida siempre se vive en primera persona. Es una historia de locos de la música claro. De amor, de amistad y también de suspense. Irene se va porque tiene un problema. Me pase unas navidades sin saber muy bien qué le pasaba. En algún momento quise cambiar algo de ella y se me rebeló: «si me has hecho así, no puedes pedirme que haga eso». Luego Manu empezará a tener noticias desconcertantes y emprenderá su busca. Habrá nuevos personajes muy importantes, buenos y malos. También es un poco un libro de viajes.

–¿Tienes en mente tu próximo libro?

–Tengo una idea bastante clara, aunque no he me he sentado a escribir. Ahora el problema es que sé que estoy empezando una novela. Antes no me pasaba y tenía la tranquilidad del imprudente. Pero sé que va a empezar al principio de un viaje, un encuentro causal, o quizá no tanto. Y en el camino va a dar lugar a una serie de descubrimientos que van a aumentar la expectación.

La salida de las empresas a la Bolsa sigue siendo una asignatura pendiente en España

En fin, este año seguiré cantando y terminaré esa novela.

–¿Cómo ves la situación del mercado español?, ¿y para 2023?

–A pesar de las mejoras de los últimos años, en la información, en la gobernanza y en las infraestructuras, la salida de las empresas a la Bolsa sigue siendo una asignatura pendiente en España. Son demasiado pocas las que salen a Bolsa. En el mercado alternativo hay más alegría, pero hace falta mucho más. No es solo un problema del mercado o su supervisor. Existen impedimentos de varios tipos para que las empresas crezcan. Además parece que seguimos pensado que la Bolsa es un mundo de ricos o, aún peor, de ricos especuladores. No es verdad. Un mercado fuerte con unas empresas solventes, que cumplen sus obligaciones de buen gobierno y de transparencia es un objetivo que nos interesa a todos. Además, son las compañías cotizadas las que tienen, por su propia exposición pública, un mayor compromiso con las cuestiones sociales y medioambientales que nos preocupan. Con ese horizonte, este año habrá que enfrentar nuevos desafíos en Europa.