Cómputo dual, aumento de las bases... las claves de la reforma de pensiones
La patronal ha advertido que «mermará los salarios de todos los trabajadores e incrementará los costes laborales, poniendo en peligro la creación de empleo»
En plena crisis con los empresarios por el anuncio Ferrovial de cambiar su sede social a Países Bajos, Escrivá ha presentado este viernes a los agentes sociales la reforma de las pensiones, un proyecto que se ha encontrado con la oposición frontal de la patronal, que advierte que «mermará los salarios de todos los trabajadores e incrementará los costes laborales, poniendo en peligro la creación de empleo».
No se trata de una cuestión baladí, ya que la reforma de las pensiones era una condición sine qua non para desbloquear el cuarto paquete de los fondos Next Generation. Aunque estaba previsto que se aprobara a finales del pasado año, las diferencias con patronal, sindicatos e incluso Podemos obligaron al ministro a posponer el acuerdo.
Tras la visita de la misión europea de control presupuestario –que finalizó con algún rapapolvo por la falta de transparencia del Gobierno en su gestión–, Escrivá necesitaba llegar a un acuerdo con Bruselas para no agitar más las aguas. El problema es que éste ha llegado en el peor momento, con el Gobierno y los empresarios enfrentados tras la salida de Ferrovial.
Periodo de cotización
El principal punto de conflicto está en el cálculo del periodo de cotización. Actualmente, la base reguladora se calcula dividiendo por 350 las bases de cotización de los 300 meses inmediatamente anteriores al mes previo de solicitar la jubilación; es decir, cuenta las cotizaciones de los últimos 25 años de vida laboral.
La propuesta de Escrivá pretendía aumentar ese periodo a los 29 años con la posibilidad de eliminar los 24 peores meses. Así, el Ministerio entiende que se adaptaría mejor al mercado laboral actual, en el que los últimos años no son necesariamente los mejores. Finalmente, el acuerdo contempla que el jubilado pueda acogerse a cualquiera de los dos métodos de cálculo en una opción que se implementará «progresivamente» a lo largo de 12 años a partir de 2026.
El aumento del cómputo apenas supone un aumento significativo para los futuros pensionistas, pero sí para trabajadores y empresas, al aumentar la aportación a la Seguridad Social, lo que moderará la contratación y reducirá los salarios, como ha advertido la patronal.
Lagunas y brecha de género
La reforma también afecta a la cobertura de los periodos sin cotizar, conocidas como «lagunas», que se compensarán con el 100 % de la base mínima los primeros cuatro años y del 50 % a partir del mes 49. Para las mujeres trabajadoras por cuenta ajena, este 100 % se aplica al quinto año y al 80 % del quinto al séptimo año.
El complemento de brecha de género de las pensiones, fijado en 30,4 euros mensuales por hijo, se incrementará un 10 % durante 2024 y 2025 independientemente del aumento por la revalorización de las pensiones.
Pensiones mínimas
De manera similar a la subida del SMI, la nueva reforma espera que las pensiones mínimas lleguen al 60 % de la renta mediana, correspondiente a un hogar de dos adultos. Algo parecido ocurre con las pensiones no contributivas, que se prevé que alcancen en 2027 el 75 % del umbral de la pobreza calculado para un hogar unipersonal.
Subida de bases
Para compensar tanto gasto, la reforma incluye una subida de las cotizaciones de las bases máximas entre 2024 y 2050 sumándole a la cuantía anual del IPC otra de 1,2 puntos porcentuales.
Las pensiones máximas también se revalorizarán año a año con la cuantía anual del IPC más un incremento adicional de 0,0115 porcentuales acumulativos cada año hasta 2050. A partir de 2050 y hasta 2065 habrá incrementos adicionales.
Cuota de solidaridad
Asimismo, se establece una cuota de solidaridad para la parte del salario que no cotiza porque supera el tope que comenzará en el 1 % para ir aumentando 0,25 puntos por año hasta llegar al 6 % en 20245.
Mecanismo de equidad intergeneracional
El Mecanismo de Equidad Intergeneracional aumentará de los 0,6 puntos actuales –de los que 0,5 los paga la empresa y 0,1 el trabajador– hasta los 1,2 puntos en 2029 para «reforzar el sistema durante los años en los que puede haber una mayor tensión por la jubilación de la generación del baby boom».