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El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.EFE/ Chema Moya

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Josu Jon Imaz (Repsol) critica la «hipocresía» del Gobierno al no permitir explorar ni producir gas en España

El ejecutivo habla también de la falta de apoyo del Ejecutivo de Sánchez a nuestra industria automovilística al no apoyar el retraso en la prohibición de los motores de combustión, como sí han hecho Alemania e Italia

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha recriminado al Gobierno de Pedro Sánchez que no haya apoyado el retraso de la prohibición del motor de combustión, como sí han hecho el gobierno alemán y el italiano. «Europa ha sido consciente de que prohibir el motor de combustión en el año 2035 era un error grave. Me alegro de que el gobierno italiano y alemán hayan apoyado esa apuesta, y me hubiera gustado ver ahí al gobierno español. Somos el segundo fabricante europeo de coches, y hubiera supuesto un problema grave para el sector español de la automoción. Me hubiera gustado ver al Gobierno defendiendo esta posición», ha dicho.

Josu Jon Imaz ha señalado que en Repsol habían diseñado unas curvas de descenso en el consumo de diésel y gasolina en la década 2020-2030 que no se han cumplido. «Estas medidas de los prohibicionistas provocan incertidumbre», ha señalado, y los ciudadanos no saben qué coche comprar. Como consecuencia, el parque español de coches cada vez es más antiguo. Se sitúa ya en una media de 13,6 años, frente a los 8 años que tenía en el año 2008.

Imaz ha llamado la atención sobre el hecho de que el mercado de venta de automóviles más dinámico en la actualidad sea el del diésel de segunda mano de diez años, algo que no tiene ningún sentido. Afirma que se está diseñando una movilidad de ricos y apuesta por facilitar el cambio de coche a quienes tienen menos recursos.

Ha remarcado que hay un problema de transición, en el que todas las fuentes energéticas han de ser necesarias, y no ha dudado al señalar que «la política energética de Europa ha fracasado». Ha recordado que una política energética debe garantizar el suministro, tener un precio asequible y ser sostenible, pero en el suministro hemos creado una dependencia de Rusia, las familias y las empresas europeas tienen dificultades para pagar la energía y en la sostenibilidad nos hemos hecho trampas en el solitario: «En el mundo siguen subiendo las emisiones de CO2, y en Europa las escondemos debajo de la moqueta. Exportamos actividad industrial, empleo y emisiones de CO2 a otros países: desde el año 2020 Europa ha disminuido en más de tres puntos su PIB industrial. El acero y el cemento chinos emiten más CO2 que toda Europa. ¿Preguntamos a ese acero y cemento que llega de China a nuestros puertos cuánto CO2 nos traen, o a los vehículos o baterías eléctricas que importamos de China, o cuánto carbón se ha utilizado en las centrales térmicas chinas para producir electricidad para esos procesos industriales? Hay que mirar la foto completa», ha dicho.

Imaz piensa que hay que centrarse en reducir emisiones pero también en la seguridad de suministro y en el precio, que son muy importantes. En este sentido ha recordado la ley española que prohíbe explorar y producir gas natural: «¿No les parece un magnífico ejercicio de hipocresía? Traemos el gas natural de Estados Unidos, donde se emite el mismo metano y el mismo CO2. Se emite CO2 en el transporte a España y aquí quemamos el gas, emitiendo el mismo CO2. La huella de CO2 acaba siendo bastante superior. En la Ley de Cambio Climático del año 2021 decidimos prohibir explorar y producir gas en España. Tremendo error. A los pocos meses nos dimos cuenta de que necesitábamos gas».

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