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Andrés Manuel López Obrador e Ignacio Sánchez Galán, tras la firma del acuerdoPresidencia de México

Iberdrola y López Obrador: cinco años de desencuentro

La venta del 80 % del negocio en México pone fin a dos años de presiones del gobierno mexicano

Este martes, Iberdrola llegaba a un acuerdo con el gobierno mexicano para la venta del 80 % del negocio por valor de 5.500 millones de euros, la mayor desinversión de la eléctrica en toda su historia. Con este movimiento, la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán mejora sus ratios de deuda y fortalece su posición financiera de cara a una mayor inversión en EE.UU. y Brasil. Y, lo que es más importante, se quita de encima al presidente azteca, con el que tenido más de un desencuentro.

«Es una nueva nacionalización», aseguraba López Obrador en un tuit tras la firma del acuerdo al que acompañaba un vídeo en el que añadía que «hemos tenido algunas discrepancias, pero el diálogo y la buena voluntad lo puede todo». El presidente mexicano definía como discrepancias lo que en otras latitudes se hubiera calificado de presiones si no de extorsión.

Y es que López Obrador quiere aprovechar los procesos de descarbonización de las multinacionales para hacerse con ciertos activos estratégicos. Pero en el caso de Iberdrola, son más de dos años de ataques para hacerse con el grueso de la compañía, que al menos mantendrá el negocio de clientes privados y de renovables a cambio de ceder las plantas de ciclo combinado –que requieren gas natural– por 5.500 millones de euros.

Ya en junio de 2020, López Obrador acusó a Iberdrola de estar bloqueando la que llamó Cuarta Transformación, una especie de hito histórico que pretende protagonizar tras la independencia de España, la Reforma de Benito Juárez y la Revolución contra el régimen de Porfirio Díaz.

«En el caso de Iberdrola –comentaba entonces el presidente–, tengo información de que están promoviendo esta campaña de manera encubierta, porque el conservadurismo tiene dos características: es muy corrupto e hipócrita». Detrás de este plan se encontraba una reforma eléctrica que suponía un paso atrás en material medioambiental y acabó naufragando en el Parlamento.

Unos meses después, en octubre de 2020, López Obrador volvía a la carga calificando de «saqueo» el modus operandi de las compañías españolas en el país, con precios de energía eléctrica «elevadísimos». «Ahora hay disconformidad porque las empresas eléctricas particulares extranjeras, sobre todo las españolas, tenían el gran negocio de cobrar a precios elevadísimos la energía eléctrica».

«Se le tenían que pagar hasta subsidios y estaban en un plan, en un contubernio con las autoridades para destruir a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a la empresa pública de la nación. Pero ya, basta, que se entienda bien, que se escuche fuerte y lejos: México no es tierra de conquista, no van a venir a saquearnos», añadió.

Como consecuencia de estas críticas, Iberdrola anunció la cancelación del proyecto para la construcción de una nueva central de ciclo combinado en Tuxpan por valor de 1.200 millones de dólares y que hubiera creado 2.000 empleos en la región.

En febrero de 2021, defendió que la citada reforma eléctrica era una iniciativa para luchar contra la corrupción en el país y ganar terreno en el sector, que aseguraba estar ocupado por empresas corruptas, entre las que incluyó a Iberdrola.

Imagínense cuánto ahorraremos si se dejan de entregar subsidios a empresas extranjeras como IberdrolaLópez Obrador

«Envié la iniciativa para fortalecer la CFE (Conferencia Federal de Electricidad), que querían hacerla desaparecer para favorecer a empresas particulares, sobre todo extranjeras, corruptas. Imagínense cuánto nos vamos a ahorrar si se dejan de entregar subsidios a estas empresas extranjeras como Iberdrola, por ejemplo, a la que se le entregan subsidios. No solo se le compra energía a precios elevados por los contratos que se establecieron con la CFE, sino además se les subsidia», dijo entonces.

En agosto de 2022, López Obrador acusó a Sánchez Galán de «hostigarle» durante una reunión entre el gobierno mexicano y directivos de la eléctrica para tener la preferencia en la prestación del servicio. «Después de que colmara el vaso, le dije que se olvidara de lo que representan en México (...). Nos ofendieron, porque no solo sacaron esos contratos jugosos de ganancias extraordinarias».

Dos meses después, durante otra conferencia de prensa, el mexicano volvió a acusar a Iberdrola de «sacar provecho» durante la presidencia de Felipe Calderón: «Hay un cambio de política en el caso de los que sacaban provecho, como Iberdrola, una empresa española que empezaba a construir plantas de generación de energía con contratos muy jugosos otorgados por los funcionarios del Gobierno».

Multa histórica

Pero la madre de todas las «discrepancias» era la multa de 432 millones de euros el ejecutivo mexicano pretendía imponer a Iberdrola por un supuesto incumplimiento de la normativa de abastecimiento.

Ya el pasado año, un juez mexicano decretó la suspensión cautelar del pago, pero no eximía a la compañía, que podrá regatear la sanción –una de las más altas de la historia– gracias al acuerdo alcanzado esta semana.