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La presidenta del Santander, Ana Botín, ve ganar menos a su banco por el impuesto a la banca de María Jesús Montero.

La presidenta del Santander, Ana Botín, ve ganar menos a su banco por el impuesto a la banca de María Jesús MonteroLu Tolstova

La semana económica

El impuesto a la banca, otra piedra en el camino para la transformación de Ana Botín en el Santander

La entidad habría ganado un 9 % más este trimestre si no fuera por el nuevo impuesto creado por el Gobierno. A esta dificultad se une la mala evolución del negocio en Brasil.

Santander presentó hace unos días unos resultados trimestrales en los que su beneficio neto crecía solo un 1 % en los tres primeros meses de 2023. Habría aumentado un 9 % más si no hubiera tenido que pagar el impuesto a la banca. Los 224 millones de euros que ha abonado la entidad le han supuesto parte del impacto que ha sufrido en la Bolsa. La acción de la compañía perdía un 5,97 % el día de presentación de los resultados y ha rebasado en torno al 10 % en los cinco últimos días.

El efecto del impuesto a la banca no lo ha notado únicamente Santander, como es lógico. Sabadell, por ejemplo, ha pagado por él 157 millones, una cifra que ha disminuido su beneficio en casi un 70 %. Además de por el impuesto a la banca, el sector financiero europeo, y en particular el español, se vieron influidos el viernes por el anuncio del Fondo Monetario Internacional (FMI) de combatir a «la bestia» (la inflación) y por la tensión relacionada con First Republic Bank, la nueva quiebra que puede sacudir Estados Unidos. La banca europea caía con fuerza en Bolsa a final de esta semana.

Las turbulencias trastocan la velocidad con la que Ana Botín podría implementar la transformación que impulsa en el Santander desde que sucedió a su padre en 2014. La crisis financiera y la pandemia sacudieron el sector, que ya hace un par de años había visto desaparecer un 60 % de sus sucursales y un 40 % de su empleo, y que en los últimos quince años había perdido cuatro quintas partes de su valor en Bolsa. La política de tipos de interés cero de los últimos años dejaba a los bancos un escenario en el que les resultaba más difícil ser rentable.

Corregida esta estrategia por parte del Banco Central Europeo, los bancos se mueven ahora entre un crecimiento en sus beneficios que les permitiría dar más créditos y el estudio exhaustivo de las posibilidades de sus clientes (particulares y empresas) para devolver los préstamos que les darían. En medio de este panorama surge el impuesto a la banca. Aunque su impacto sobre los ingresos del Estado es testimonial (1.500 millones anuales frente a los 200.000 millones que recaudó con IVA e IRPF en 2022) y probablemente tenga que devolverse si se demuestra que es inconstitucional, no deja de ser otro obstáculo para la evolución del negocio.

Además de esta piedra en el zapato, Santander tiene que gestionar la mala marcha del negocio en Brasil. El país llegó a representar la tercera parte de la cuenta de resultados del banco, pero ahora no va tan bien. En este trimestre Santander ganó allí 469 millones de euros, un 25 % menos que en el mismo periodo del año pasado. Son solo tres millones más de lo que gana en España, cuando hace un año la diferencia en ganancias era de 265 millones más a su favor.

Como explica el profesor Manuel Romera, director del Sector Financiero en IE Business School, Santander siempre ha intentado situarse entre los tres primeros en todos los países en los que se ha implantado. Donde no lo lograra, la idea era retirarse. La experiencia ha sido un éxito, por ejemplo, en el Reino Unido. Allí compró Abbey National Bank, que era un banco uniproducto con un negocio recurrente y estable, pero querían más. «Empezaron a hacer venta cruzada y pasaron de vender 1,7 productos por cliente a siete productos por cliente», aclara Romera. En este trimestre Santander ha ganado en Reino Unido 395 millones de euros, un 5 % más que hace un año.

La apuesta de Estados Unidos no ha ido tan bien en este trimestre. Es la región donde el Santander ha visto caer más sus beneficios: un 49 %, hasta situarse en 300 millones de euros en este periodo. La crisis de la banca estadounidense y los ajustes que está haciendo allí el banco español pueden tener que ver con este peor resultado.

Las cifras del banco mejoran en Méjico, donde gana un 44 % más este trimestre (359 millones de euros); Polonia, con un incremento del 49 % en las ganancias (167 millones de euros), y España (subida del 28 %), que este mes es el segundo del banco en beneficios cuando en el mismo trimestre del año pasado era el cuarto, por detrás de Brasil, Estados Unidos y Reino Unido.

Renta 4 considera «buenas» las cifras del banco. La evolución de los ingresos recurrentes es «sólida», con un crecimiento del 12 % en euros constantes, y el margen de intereses, clave del negocio bancario, sube un 14 %, «en línea con la guía de crecimiento de doble dígito para 2023 y unas comisiones netas apoyadas por el buen comportamiento de los negocios de pagos, seguros, gestión de activos y banca de inversión».

Los números del banco llevan a Renta 4 a recomendar sobreponderar la acción del Santander, y Manuel Romera considera que Ana Botín está realizando una buena gestión: «Ha tenido que tomar decisiones duras y difíciles respecto a la situación que ya existía con su padre. No ha sido continuista. Está dando su impronta al banco. Es carismática, trabajadora, seria. Es un cambio de aires que al Santander le ha venido bien».

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