Distintivo
Montero da poder a los sindicatos imponiendo un abusivo sello de igualdad a las empresas
El distintivo endurece sus normas y deja a las empresas sin capacidad de negociación
En octubre de 2009, bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se puso en marcha el Distintivo de Igualdad en la Empresa (DIE). Fue mediante un Real Decreto con el fin de «reconocer y estimular la labor de las empresas comprometidas con la igualdad».
Bibiana Aído fue la ministra que defendió este sello de igualdad. Ella estrenó ministerio del ramo, a mayor gloria de un socialismo que inició el negocio del género con Carmen Calvo como máximo exponente de los cupos.
Bibiana Aído
Aído no inventó lo de «chique», pero se le ocurrió decir «miembra» en un pleno del Congreso. Aquello provocó que hasta la RAE se pronunciase sobre esa aberración del lenguaje. Años más tarde propuso un teléfono para hombres que «les ayude a canalizar su agresividad». Fue una de las primeras medidas del socialismo para señalar a los hombres en su cruzada por hacer un negocio de la violencia doméstica.
Para lograr este sello, el ministerio exigía a las empresas la «implantación de planes y medidas de igualdad, en áreas como el acceso al empleo y las condiciones de trabajo, incluidas las medidas de conciliación y corresponsabilidad, la política retributiva con enfoque de género, la comunicación inclusiva, los aspectos relativos al modelo organizativo, la Responsabilidad Social Empresarial, etc.».
Así fue como, poco a poco, el socialismo de Zapatero y, después, el de Pedro Sánchez adulteraron la presencia de la mujer en la sociedad y en la empresa. Ministerios, organismos, subvenciones… un reguero económico para certificar lo que ya se sabía: que la mujer es capaz de conseguir mejoras laborales por sus propios méritos sin necesidad de imposiciones.
Casi 15 años después de aquello, las empresas han asumido la paridad y modifican sus consejos para equilibrar el número de hombres y mujeres.
Sindicatos
Pero Irene Montero no quiere salir del Gobierno sin dejar otra muesca en su pistola. Mientras la ley del sí es sí ha dejado a cientos de violadores sueltos y a otros les ha rebajado penas, ahora quiere que el sello de igualdad sea mucho más leonino con las empresas. Forzará a que los sindicatos tengan la última palabra para que se consiga este distintivo que es obligatorio en muchos casos.
Otra vez el Gobierno utiliza un Real Decreto para dar una vuelta de tuerca a medidas populistas. El texto aprobado en el Consejo de Ministros pide a las empresas «presentar una declaración de apoyo a la candidatura, firmada por la mayoría de la representación legal de las personas trabajadoras cuando exista en la entidad o empresa o, en su defecto, por la mayoría de la plantilla».
El Consejo de Estado ya ha denunciado que esta norma va contra la igualdad de hombres y mujeres y contra la libertad de empresa porque permite a los sindicatos que utilicen la consecución de este sello a otras negociaciones.
Montero también introduce el enfoque de género y otra serie de conceptos propios defendidos por la extrema izquierda para que calen en la gestión de las empresas españolas.