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Edificio del Banco de España.EP

El Banco de España reclama más medidas para mantener las pensiones y alerta sobre la ley de vivienda

La entidad presenta su informe anual, en el que la nota positiva es que el crecimiento de la economía española parece acelerarse

El Banco de España considera que se necesitarán nuevas medidas a partir de 2025 para reforzar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones teniendo en cuenta el impacto de las últimas reformas puestas en marcha por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

El Banco de España mantiene en su informe anual que, tras los últimos cambios, el sistema de pensiones «deberá afrontar mayores obligaciones de gasto a largo plazo que no han sido plenamente compensadas por el lado de los ingresos».

En este contexto, la entidad alude al mecanismo automático de ajuste recogido en el último bloque de medidas y que se activará a partir de 2025 si se produce un desvío en el gasto.

En ese caso, el Gobierno deberá intentar consensuar con los agentes sociales mecanismos de corrección y si esto no ocurre en el plazo de un año, se contempla una subida automática del mecanismo de equidad intergeneracional.

En el informe, la entidad supervisora analiza y cifra el impacto de los últimos cambios aprobados -desde la revalorización de las pensiones con el IPC hasta el aumento de la base máxima o el nuevo sistema de cotización de autónomos- en porcentaje del PIB de 2050 y lo compara con las cifras del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la AIReF y Fedea.

Entre las medidas sobre los ingresos, el Banco de España rebaja dos décimas -desde los 0,5 puntos del PIB de 2050 que proyecta el departamento de Escrivá a 0,3 puntos- el impacto del aumento de la base máxima de cotización.

Las subidas de cotizaciones y el empleo

El Banco de España advierte del posible impacto de subidas de las cotizaciones sobre el empleo, los salarios y la competitividad de la economía española. Reconoce la complejidad de cifrar ese impacto, pero da algunas cifras.

Sugieren que un incremento de un punto en el tipo efectivo medio de las cotizaciones sociales podría generar, al cabo de cuatro años, una caída en el número de ocupados cercana al 0,25 %, «lo que supondría un riesgo a la baja no despreciable sobre las estimaciones de ingresos».

Del lado de los gastos, eleva de 0,1 a 0,2 puntos del PIB el aumento de las pensiones mínimas y coincide con Inclusión en que la vuelta a revalorizar con el IPC supondrá un gasto adicional de 2,7 puntos del PIB en 2050.

Sobre la modificación del periodo de cálculo de la base reguladora, que añade a los 25 últimos años vigentes la opción progresiva de 29 años descartando dos, el Banco de España calcula que podría suponer un aumento de la pensión inicial media del 0,3 % con respecto a la fórmula actual.

Con todas las consideraciones, la entidad concluye que, dada la relevancia de los cambios, debería hacerse «una evaluación rigurosa, continua y transparente de la magnitud de sus efectos, incluyendo sus consecuencias sobre la equidad intergeneracional».

Posibles efectos indeseados por el control de los precios del alquiler

El Banco de España también ha advertido de que algunas de las medidas incluidas en la futura Ley por el Derecho a la Vivienda, como el control de rentas, podría generar efectos indeseados a medio plazo y reducir la oferta y la calidad de vivienda en alquiler.

La nueva ley contempla medidas que limitan la actualización de las rentas del alquiler y la posibilidad de que las administraciones territoriales competentes que así lo estimen oportuno limiten los precios del alquiler en zonas tensionadas.

La literatura económica ha señalado que, si bien los controles de precios muestran capacidad para reducir los precios del alquiler a corto plazo en las zonas reguladas, esta política puede generar efectos adversos sobre la oferta de alquiler, así como segmentación en el mercado inmobiliario.

El crecimiento del PIB podría acercarse al 2 % este año

El Banco de España calcula que el crecimiento económico se situará en torno al 2 % en 2023, por encima del 1,6 % que preveía en marzo y más cerca del 2,1 % que mantiene el Gobierno, debido a que la actividad se ha mostrado «más resistente» y a las señales «de un renovado dinamismo» en los primeros meses del año.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, añade que el PIB español prácticamente ha recuperado su nivel prepandemia en «términos cualitativos», ya que se sitúa tan solo 0,2 puntos porcentuales por debajo, aunque ha reconocido que el consumo privado y la inversión «todavía permanecen por debajo de sus niveles» de 2019.

La inflación seguirá alta

Gavilán ha señalado que las presiones inflacionistas se están moderando y el pico del episodio «parece haber quedado atrás», pero la inflación subyacente y la de los alimentos «muestran todavía una elevada resistencia».

El informe indica que «una proporción muy elevada de productos sigue mostrando tasas de inflación muy altas». Detalla que un 45 % de las 129 subclases del índice armonizado de precios de consumo (IAPC), sin energía ni alimentos frescos, «presentan tasas de inflación superiores al 4 %».

Respecto a los precios de la alimentación, todo indica que el pico está «cerca», pero ha reconocido que hay factores como la sequía que pueden afectar a la oferta.

Preguntado por el acuerdo alcanzado por los agentes sociales para subir salarios un 4 % este año y un 3 % los dos siguientes, Gavilán ha dicho que parece ir en la dirección defendida por la entidad «de repartir pérdidas» para reducir el riesgo de efectos de segunda ronda que alimenten la inflación.

Medidas del Gobierno generales y costosas

El Banco de España incide en que las medidas aprobadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis energética y al episodio inflacionista «no han sido inútiles», pero sí «demasiado generales y demasiado costosas».

La entidad apuesta por propuestas «focalizadas en los más vulnerables, temporales y que eviten distorsiones en los precios». Reconocen que se ha conseguido «parar el golpe», reducir la inflación y estimular la actividad, pero afirman que también se podría haber conseguido «con un impacto fiscal menor».

El informe reconoce que todas las medidas en conjunto han permitido reducir la inflación en 2,3 puntos porcentuales en 2022 y que han contribuido al crecimiento del PIB en 1,1 puntos, pero señala que su expiración prevista a lo largo de este año tendrá un efecto negativo sobre el PIB en 2024 y sobre la inflación en 2023 y 2024.

Caemos en PIB per cápita

El Banco de España constata en su informe anual que nuestro PIB per cápita, el indicador que mide la riqueza de un país, se aleja cada vez más de la media de la Unión Europea. Tras acercarse paulatinamente desde los años 60, en 2008 alcanzó su mayor cercanía, y desde entonces ha vuelto a alejarse.

Como indica el Banco de España, el PIB per cápita español se situaba un 32 % por debajo de la media del área euro en 1960. En 2008 la diferencia se había reducido a solo diez puntos. Desde entonces nuestra productividad se ha situado entre un 10 % y un 15 % por debajo de la del área euro. En 2019 el diferencial negativo era del 13 %, mientras que en 2022 ha ascendido al 17 %.

La entidad destaca que esta falta de convergencia ha venido determinada, fundamentalmente, por la persistencia en el tiempo de dos deficiencias bien conocidas en la economía española: una baja productividad y una tasa de empleo reducida.

El comportamiento del PIB per cápita puede explicarse como el resultado de la evolución conjunta de cuatro elementos: la productividad por hora trabajada, las horas trabajadas por empleado, la tasa de empleo -ratio entre personas empleadas y población en edad de trabajar- y la ratio de la población en edad de trabajar sobre el total. «Cuando se analiza la falta de convergencia entre el PIB per cápita español y el de la Unión Económica y Monetaria, se aprecia que esta ha sido consecuencia de la existencia de unas brechas negativas persistentes en términos de la productividad por hora trabajada y de la tasa de empleo», indican en el informe. «Corregir estas deficiencias debería ser uno de los objetivos fundamentales de la política económica en España y exigirá cambios muy significativos en muchos aspectos estructurales de nuestra economía», añaden.

El Banco de España indica que un aspecto que contribuye a explicar el escaso dinamismo relativo de la productividad en España es el peso reducido de la innovación en nuestro país (1,2 % sobre el PIB de media entre los años 2000 y 2021, 0,8 puntos menos que la media de la Unión Económica y Monetaria). «Existe un amplio margen de mejora para impulsar la innovación -y, con ello, la productividad- en la economía española», afirman.