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La ministra de Hacienda, María Jesús MonteroMaría José López / Europa Press

Análisis económico

La recaudación de febrero alegra a la ministra de Hacienda

Desde que es ministra acumula 313.000 millones de déficit a sus espaldas

El mes de febrero ha sido para la ministra de Hacienda como para la ministra de Justicia la Feria de Abril: un momento de gran alegría para vestirse de faralaes y darse cuatro pasos por sevillanas.

Estaba necesitada de alegrías la ministra. La recaudación de noviembre fue muy mala para el IVA, lo mismo diciembre y en enero le salió urticaria con las devoluciones por el Impuesto de Sociedades, que se fueron a los 6.000 millones y le dieron un auténtico hachazo a los ingresos de la Agencia Tributaria.

Chiqui Montero se ha venido arriba con esas buenas noticias y se ha ido a todos los medios de comunicación para decirles que acababa de mandar a la Unión Europea un plan que demostraba que el Gobierno iba a adelantar al 2024 el cumplimiento del déficit del 3 %.

Y la verdad es que el papel lo aguanta todo, tanto que aseguran que este año el déficit va a ser «simplemente» de 57.000 millones de euros, bajándolo en 6.000 millones con respecto a 2022.

Este año «solo vamos a tener un déficit de 57.000 millones» y el año que viene no pone cuánto va a ser, sino que se quedará en el 3 %, y con eso se siente feliz y contenta.

Claro que se le olvida que, desde que es ministra y sin contar los 57.000 millones, lleva 313.000 millones a sus espaldas, que algún día tendremos que pagar, que sumados a los 57.000 que dice que vamos a hacer este año, nos lleva a que en 5 años y medio al frente se va a ir con 370.000 millones de déficit a sus espaldas.

Y digo que se va a ir, porque según las encuestas que hay hoy, todo parece que va a ser así, aunque yo personalmente soy mucho más pesimista y no lo tengo tan claro.

En cualquier caso, la realidad es que el mes de febrero ha llevado al Gobierno y a la ministra a sonreír, que hacía mucho tiempo que no tenían buenas noticias para ellos, aunque para los españoles son nefastas.

Los números hablan:

Los impuestos directos en el mes de febrero crecen un 9,2 %, gracias fundamentalmente al incremento de recaudación del IRPF del 9,9 %, que lleva a que en dos meses esta recaudación haya crecido un 11,8 % y le hayan esquilmado a los trabajadores 2.437 millones más, cuando ya venían de quitarles de sus ingresos en el 2022 en el mismo período, 1.781 millones de euros. En dos años por IRPF se ha incrementado a febrero 4.218 millones extras, por no querer deflactar el IRPF.

Así, como el que no quiere la cosa, los trabajadores de este país han contribuido con 43.817 millones de euros a que el despilfarro del Gobierno se sostenga en límites que no obligue a la Unión Europea a sacar el silbato de «penalti».

Así y todo, los ingresos totales de los impuestos directos vienen todavía muy tocados por los 6.029 millones recaudados en 2022 en exceso a las empresas y acumulado a febrero estamos un 3,6 % por debajo del 2022.

Pero en cambio, en los impuestos indirectos, que venían tocados por el parón del consumo, en febrero han vuelto a la senda del crecimiento, y así el IVA ha crecido en un 10,5 % en el mes, llegando a 15.783 millones de euros, por las declaraciones de las pymes el 31 de enero que se apuntan al mes de febrero.

En su conjunto, el IVA crece, en lo que va de año, un 7,3 %, llega a 20.886 millones y supone un incremento de 1.418 millones. Sumados al incremento en febrero del 2022 de 3.314 millones, suman un exceso, gracias a la inflación, de 4.732 millones de euros. Esto supone ingresar en dos años un total de 40.354 millones

En dos años, y por no querer hacer nada serio para parar la inflación y querer recaudar a toda costa, se han embolsado por los dos impuestos más importantes de la economía española un monto de 84.171 millones de euros y un exceso de 8.950 millones de euros.

Por lo tanto, con la ayuda del IVA y a pesar de la caída de los impuestos especiales en 3,6 %, los impuestos indirectos crecen un 5,7 % en el acumulado a febrero.

Es entendible que con estas cifras la ministra de Hacienda haga fiestas porque, sin duda, si la economía sigue a este tran tran sin entrar en recesión pero sin crecer en demasía, parece que un 0,5 % en el primer trimestre del año, que es ritmito de no perder comba, pero no de crecer a velocidades de crucero, gracias a la inflación, podrán seguir recaudando cifras como los 43.047 millones recaudados en los dos primeros meses del año.

Está claro que cada vez que el Gobierno se alegra, los trabajadores, las familias y los empresarios tiemblan, porque cada vez les queda menos dinero en las cuentas, tienen más dificultades para llegar a final de mes y, a los tipos de interés actuales, poder buscar cualquier tipo de financiación temporal.

De lo que se olvida el Gobierno es que, si se tuerce ligeramente el ritmo de crecimiento y se dispara el paro, los ingresos inmediatamente se van a ver tocados a la baja de forma trágica para sus gastos y que ese déficit que hoy dicen que va a llegar al 3 % se puede volver a disparar, porque los gastos siguen siendo disparatados.