Análisis económico
Europa se ha vuelto una piraña: 529.000 millones más de recaudación en 2022
Mientras en 2014 la recaudación en la UE fue de 5,5 billones de euros, en 2022 hemos terminado con una recaudación histórica de 7,3 billones, con un incremento en este período de 1,8 billones de euros
Úrsula von der Leyen fue elegida en julio de 2019 por el Parlamento Europeo en sesión plenaria, aunque no inició su andadura como presidente de la Comisión Europea hasta el 1 de diciembre de 2019.
Lo cierto es que su primera gran crisis se le presentó en febrero de 2020, con las primeras señales de pandemia en Italia, aunque por su posición debería de haber estado informada de que China estaba comprando mascarillas a nivel mundial, dejando sin stocks a los países miembros de la UE.
Su gestión durante la pandemia no solo dejó mucho que desear, sino que su falta de agilidad llegó a causar enormes problemas en las negociaciones con las farmacéuticas durante aquellos meses. A continuación le apareció la guerra de Ucrania y su papel ha sido nulo. No se ha considerado a la Comisión Europea como un interlocutor válido para nada.
Ha carecido de liderazgo, incluso delante de Erdogan, cuando este le hizo el feo de dejarla de pie y Charles Michel se sentó tranquilamente a charlar con el presidente de Turquía.
En todo se nota que no es una líder. También en el trato con nuestro presidente del Gobierno, al que ya no aguanta nadie por la deriva izquierdista que ha tomado su gobierno, pero ella le hace carantoñas, porque Sánchez en el único que habla con ella.
Esta falta de liderazgo en lo político, cómo no, se ha trasladado a lo económico, y estamos viendo cómo los 27 países miembros de la Unión Europea, que debería de tenerla como el referente a la hora de tomar sus medidas y plantear sus planes de país, se chotean de ella y van cada uno a lo suyo.
No existe una línea estratégica de lo que quiere para la Unión Europea, salvo por la Agenda 2030, que es uno de los grandes males actuales de la UE.
Tal es así que, durante estos 3 años de mandato (le quedan 2 hasta las próximas elecciones europeas en mayo de 2024), ha visto cómo los países de la Unión han entrado en una espiral de aumentar impuestos para poder aumentar los gastos y, por consiguiente, seguir aumentando el déficit, y ella sentada en su sillón de máxima responsable sin hacer nada.
En sus 3 años los ingresos de los 27 países han crecido en 900.000 millones de euros, con el año 2020 con una bajada de 240.000 millones. En el período anterior se necesitaron 6 años para aumentar la recaudación en 960.000 millones. Esto nos demuestra su falta de estrategia económica, dejando a los países convertirse en auténticas pirañas de la recaudación impositiva.
Veamos los datos, porque es la forma en que podemos comprobar qué ha pasado exactamente:
Mientras en 2014 la recaudación en la UE fue de 5,5 billones de euros, en 2022 hemos terminado con una recaudación histórica de 7,3 billones, con un incremento en este período de 1,8 billones de euros.
Vemos que en el 2015 la recaudación creció menos de un 3 %, sumando 156.571 millones de euros. Seguimos con 2016, donde la recaudación cae un 2,2 %, con 125.904 millones.
Los siguientes dos años la UE entra en incremento del 4 %, para llegar a 2019 con una recaudación de casi 1 billón más que en 2014.
En 2020, como consecuencia de la reducción de la actividad, la voracidad de los países se mantiene, y aunque la actividad media de este período cayó más de un 8 %, la recaudación solo cae un 3,8 %. Vuelve a incrementarse en 2021, una cifra nunca vista hasta ese año, creciendo un 9,8 % y pagando los ciudadanos y empresas europeas 608.000 millones de euros más.
Pero cuando los países ya deberían haber recibido la orden de parar su modelo «piraña», vuelven a crecer en la recaudación un 7,8 %.
No me extraña nada que la ministra Calviño y su jefe, el presidente Sánchez, se sientan tan cómodos en la relación con la presidente de la Comisión Europea porque, a pesar de pertenecer a dos grupos tan diferentes en el Parlamento Europeo, la falta de liderazgo de Von der Leyen les hace sentirse muy cómoda ante nuestros representantes.
Pero, al paso que vamos, lo peor está todavía por venir en 2023. Con barra libre para lo que a cada país le dé la gana. Sólo a partir del 2024 y hasta 2026 hay tiempo para ajustar las finanzas de cada país.
No sé si será reelegida en 2024, espero sinceramente que no, pero hasta entonces le queda todo lo que queda de este año y no dejará el puesto hasta el 30 de noviembre de 2024, que es prácticamente año completo y, por lo tanto, veremos subidas de los impuestos otra vez de más de medio billón de euros, veremos sufrir a los más humildes, por la inflación y por los impuestos, veremos sufrir a las empresas a las que los fondos Next Generation nunca llegarán, veremos utilizar el dinero europeo de forma partidista y torticera, como estamos viendo ahora, y veremos que la UE y su presidente miran para otro lado.
La Unión Europea ya no es lo que era, y todo por falta de un líder carismático y con ideas.