Solo un cuarto de los contratos firmados en abril fueron estables
A nivel interanual, el número de contratos firmados por las administraciones públicas ha crecido más de un 30 %
«Empleo estable y de calidad». Este es el mantra que lleva repitiendo el Gobierno desde que entró en modo electoral a pesar de que la mayor parte de indicadores económicos nos ponen a la cola de Europa. Lo cierto es que lo mejor que ha hecho este Ejecutivo –para su propio beneficio, se entiende– ha sido disparar la contratación de fijos-discontinuos, ya que se contabilizan como «empleo bueno» aunque se trate de contratos basura.
El grupo Adecco y Cuatrecasas acaban de publicar las conclusiones del Observatorio trimestre del mercado de trabajo, correspondiente a este comienzo de año y los resultados son demoledores: de los contratos firmados en el mes de abril, apenas el 27 % son indefinidos.
En abril se firmaron 1.117.045 contratos, un 11,7 % menos que el mismo mes del año anterior y un 11,2 % menos que en marzo. De estos, 626.779 son contratos temporales y 490.266 indefinidos donde los fijos discontinuos representan el 36,9 %, un 16,2 % del total.
La mayor caída a nivel interanual se produce en el grupo de adultos de 40 a 44 años (-15,3 %) y solo mejoran las cifras de contratación los jóvenes de entre 16 y 19 años, que aumentan un 2,7 % respecto al mismo periodo del año anterior.
Respecto a la duración de los contratos, una tercera parte (33,3 %) duran un mes o menos y el 21,5 % una semana o menos con una duración total media de 51 días, un 9,7 % menos que el año anterior. Respecto a la duración media para los contratos iniciales, esta cifra también desciende un 4 % interanual hasta los 45 días.
«Por otro lado, las horas totales trabajadas no crecen tanto como el número de ocupados, lo que evidencia que se está produciendo un reparto del trabajo», señala Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute que añade que «el empleo aparenta ser más productivo, pero en realidad esconde una importante pérdida de horas de trabajo», añade.
«No son pocos los que apuntan a que el crecimiento de nuestra productividad, y por ello de la competitividad de nuestra economía, depende de que se frene la elevada presión fiscal, tanto en impuestos como en cotizaciones a la Seguridad Social, si es que queremos atraer inversiones que mejoren nuestro tejido productivo y nuestros retos tecnológicos», comenta.
Rotación contractual
El estudio también destaca que una de las formas de analizar el impacto de la reforma laboral y la calidad en el empleo tiene que ver «con el grado de rotación contractual», entendido como la ratio de número de contratos en función del nivel de afiliación. La ratio para los fijos discontinuos disminuye hasta el 18,3 %, así como la de indefinidos totales al 3,9 %. La de contratos temporales también cae hasta el 17,5 %.
Al comparar las ratios para el primer trimestre de forma anual se observa que la de los fijos discontinuos se dispara hasta el 55 % y bate el récord desde 2009, cuando se firmaron 483.487 contratos fijos discontinuos sobre 879.152 afiliados fijos discontinuos.
Empleo público
Otro asunto es el de los sectores. Respecto al mes de marzo, en abril los contratos solo crecieron tímidamente en suministros energéticos y de agua (4,1 % y 0,1 % respectivamente) y hostelería (3 %). El resto de los sectores sufren caídas importantes, especialmente en educación (-31,8 %), organismos extraterritoriales (-28,5 %) actividades inmobiliarias (-25,1 %), industria extractiva (-23,9 %) y construcción (-23,5 %).
A nivel interanual, las caídas son más graves, ya que solo quedan en positivo el suministro energético con un escasísimo 1,3 % y las administraciones públicas, Defensa y Seguridad Social, que aumenta un 30,6 % pero se trata de un empleo no productivo y que genera un aumento de deuda pública.
«El principal logro de la reforma laboral ha sido mejorar los indicadores de temporalidad que nos exigían desde la UE», afirma Blasco. «La pregunta es si ahora el saldo neto entre contratos iniciales y la población ocupada tienen alguna fuga, donde 'mueren' muchos contratos vocacionalmente temporales, con independencia de su calificación jurídica o estadística», concluye.