La incertidumbre crece de cara a 2024 agravada por la situación de Alemania
España depende en buena medida del país germano, clave en nuestras exportaciones y el turismo
La locomotora de Europa se para, y el continente tiembla con las consecuencias que pueda tener. La economía alemana, muy afectada por la dependencia energética de Rusia, cayó un 0,3 % en el primer trimestre y sumó así su segundo trimestre de caída del PIB, un hecho que le hace entrar en recesión técnica. El deterioro de la actividad industrial por la rotación del consumo hacia los servicios, la ralentización de la demanda interna y externa y la inestabilidad política y tensiones generadas por la nueva ley de transición energética están entre los factores negativos que contribuyen al mal momento que vive la primera potencia europea. Las expectativas de crecimiento del PIB alemán para los dos próximos años se han rebajado.
El parón alemán tendrá consecuencias sobre Europa y España. La Unión Europea se verá afectada por el frenazo de su primera economía. En el caso de nuestro país, los problemas llegarán fundamentalmente porque Alemania es el segundo destino de nuestras exportaciones, después de Francia. Los germanos nos compran bienes por valor de 34.000 millones de euros al año, prácticamente el 3 % de nuestro PIB. Si Alemania crece menos, disminuirá sus pedidos. De hecho, nuestra balanza comercial terminó el año pasado en negativo.
En cuanto al turismo, Alemania es el tercer país que más visitantes extranjeros envía a España. «Una caída en el volumen de llegadas, que sería comprensible por la recesión, pasará factura a un sector que está tirando de la economía nacional», apuntan desde una entidad especializada.
Esta misma firma entidad que otro capítulo de nuestro PIB que podría verse afectado es el de la inversión. Los negocios y familias alemanes destinan unos 50.000 millones de euros al año a España. Es un volumen elevado que estaría en riesgo por la mala situación actual de Alemania y sus perspectivas inciertas.
El mal momento de Alemania puede favorecer a los demás países en un aspecto: en que paren las subidas de tipos de interés en la eurozona. El precio del dinero ha ascendido del 0 % al 3,75 % en menos de un año, y el mercado descuenta que puede subir al 4,25 % en verano. Estos aumentos repercuten en la financiación de familias y empresas y lastran el consumo. El Banco Central Europeo (BCE) tiene como objetivo frenar la inflación, pero ha de cuidar que la subida de tipos no conduzca a una crisis económica grave a los países europeos. Para levantar el pie del acelerador, el BCE tendrá que ver que el IPC sigue moderando su crecimiento.
Los problemas en Alemania no vienen bien a España, que trata de recuperar su economía aunque sea a un paso mucho más lento que el de la mayoría de países de la UE, que ya han recuperado su nivel precovid (nosotros, no).