La inflación no cede
El Gobierno, con su política de gasto desmedido, dificulta que se transmita adecuadamente la política monetaria del BCE
Por mucho que el Gobierno lo repita, la inflación no cede. Ya en abril insistieron en esa bajada y lo que sucedía es que seguía subiendo mensualmente, e incluso se aceleraba la tasa interanual respecto al mes anterior. Así, la inflación anual estimada del IPC en abril de 2023, último dato definitivo, fue del 4,1 %. Supuso un aumento de ocho décimas en su tasa anual, ya que en el mes de marzo esta variación fue del 3,3 %.
Eso llevó a que en abril, con ese último dato definitivo, al analizar la evolución de la tasa interanual de los precios de algunos productos, pudimos observar cómo la carne de vacuno aumenta un 9,6 %; el pescado, un 8,2 %; los cereales, un 18,2 %; la leche, un 27,6 %; y el azúcar, un 49,6 %.
Pues bien, el dato que nos muestra el indicador adelantado de mayo, conocido hace unos días, indica que la inflación no cede. La tasa interanual crece un 3,2 % en mayo, según el indicador adelantado, y aunque es un registro 9 décimas menor que la de mayo, no baja, sino que ralentiza su crecimiento, al venir de niveles muy elevados y operar el efecto base. De hecho, mensualmente se queda casi plano (-0,1 %), que es un descenso irrelevante sobre los niveles en los que se encuentra.
Por otra parte, la subyacente crece un 6,1 %. Se desacelera 5 décimas, pero no baja, ya que mensualmente sube un 0,21 %. Eso nos lleva a que el crecimiento acumulado de la inflación es tremendamente alto:
- El IPC ha aumentado un 15,12 % desde que gobierna Sánchez.
- Un 14,7 % desde noviembre de 2020, cuando empezó a subir la inflación de manera importante.
En cuanto a la subyacente, ha subido:
- Un 13,52 % desde que gobierna Sánchez.
- Un 11,75 % desde nov-2020.
Por tanto, la inflación sigue siendo un grave problema, con fuerte resistencia a la baja en la subyacente en tasa interanual y con mantenimiento de una alta inflación en el IPC general en dicha comparación anual, pese a venir de niveles muy elevados
El Gobierno, con su política de gasto desmedido, dificulta, presionando artificialmente los precios al alza, que se transmita adecuadamente la política monetaria del BCE y hace que vaya a tener que mantenerla durante más tiempo y con mayor intensidad. Ralentización del crecimiento, reparto –que no creación– de empleo, gasto, déficit y deuda desmedidos, impuestos altos, inseguridad jurídica e incertidumbre, que ahuyentan inversiones, e inflación que sube. Esa realidad es la que Sánchez va a dejar como pésima herencia económica.
- Jose María Rotellar es profesor de la Universidad Francisco de Vitoria