La semana económica
Dos grandes proyectos energéticos que dejan en evidencia a Pedro Sánchez
Las propuestas sobre hidrógeno de Iberdrola y Cepsa oscurecen la idea que el presidente tenía en la cabeza para uno de los grandes protagonistas de la energía en las próximas décadas
La semana ha estado marcada por el anuncio de dos macroproyectos relacionados con el hidrógeno liderados por Iberdrola y Cepsa. La primera lo firmó el martes en Puertollano (Ciudad Real) y la segunda el miércoles en San Roque (Cádiz).
El hidrógeno se ha convertido en la conversación de moda en el mundo de la energía. Este elemento químico, el más abundante del universo, que encontramos en el agua y en la materia orgánica, se usa desde hace tiempo como vector energético en la industria y en la movilidad, pero no en otros sectores como el marítimo o el aéreo. Estos últimos tienen dificultades para ser electrificados, y en ellos este llamado hidrógeno verde se ve clave para la descarbonización, objetivo esencial en la política energética europea. El hidrógeno verde combinado con CO2 capturado también se traducirá en combustibles sintéticos libres de emisiones que podrán aplicarse en todo tipo de motores convencionales de los coches y en los vehículos eléctricos de pila de combustible.
Iberdrola y Cepsa han puesto en marcha dos proyectos muy potentes, aunque los frutos tardarán su tiempo en llegar. La obtención del hidrógeno verde está en desarrollo, y de momento la tecnología más extendida para extraerlo es la electrólisis (separa hidrógeno y oxígeno de una molécula de agua con un catalizador de energía renovable). El hidrógeno permitirá también resolver el gran reto de las energías renovables, el almacenamiento, que facilitará usarlas cuando no haya sol o viento, y su transporte. Estos problemas se resolverán gracias a su combinación con el amoniaco, parte central también en los acuerdos cerrados esta semana. El amoniaco, segundo compuesto químico más producido en el mundo, se obtenía hasta ahora de combustibles fósiles. El denominado amoniaco verde provendrá de la reacción entre hidrógeno verde y nitrógeno atmosférico. Se considera verde o no contaminante porque procede de energías renovables y no emplea CO2.
El almacenamiento permitirá a países con excedentes de renovables, como España, exportarlos a otros países. En este contexto se mueven los proyectos de Iberdrola y Cepsa. Como puede verse en las cifras, la apuesta es muy importante. Iberdrola invertirá 750 millones de euros en la nueva fábrica de amoniaco que instalará en Huelva, que será la mayor del sur de Europa. La compañía destinará más de 3.000 millones de euros a este sector, de los cuales más de la mitad vendrán a España.
En cuanto a Cepsa, la compañía construirá una nueva planta de amoniaco verde en su Parque Energético de San Roque en la que invertirá 1.000 millones de euros y en la que se crearán 3.300 puestos de trabajo. Será el mayor proyecto de amoniaco verde en Europa. El Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, en el que se incluirá el nuevo parque, recibirá también una inversión global de 3.000 millones de euros.
Con estos dos macroproyectos, Andalucía se convertirá en la mayor fábrica de hidrógeno de Europa. Las dos empresas que lideran los proyectos se han aliado con Países Bajos para vender lo que produzcan a través de un corredor marítimo que conectará con Rotterdam.
El acuerdo de Cepsa, firmado con la multinacional noruega Yara Clean Ammonia, líder mundial en el amoniaco verde, tiene otra variante: prevé que los noruegos provean a Cepsa de amoniaco verde, algo que permitirá a la compañía energética adelantarse en el establecimiento del corredor de hidrógeno verde y liderar la iniciativa de servir a clientes industriales y marítimos en Rotterdam y Europa central.
Cepsa también ha firmado un acuerdo con la empresa holandesa Gasunie que garantiza el acceso a su red de transporte de hidrógeno verde en los Países Bajos y conectará el Puerto de Rotterdam con otros clústeres industriales europeos en Alemania, Países Bajos y Bélgica como parte del proyecto Corredor Delta.
Con la presentación de estos dos grandes proyectos, Cepsa e Iberdrola han dado un gran golpe en la mesa que les hace ponerse por delante de rivales como Repsol, Endesa, Acciona o Enagás en un negocio con tanto futuro como el del hidrógeno verde. Se prevé que en el año 2050 represente un tercio del combustible utilizado en el transporte terrestre mundial, el 60 % del transporte marítimo y que sea fundamental para poder almacenar energía de un sistema eléctrico 100 % renovable. Está considerado una de las alternativas más eficaces para descarbonizar el transporte marítimo.
Pedro Sánchez debió ver en su momento que este negocio llegaría, pero su propuesta parece claramente perdedora tras los anuncios de Cepsa e Iberdrola. El proyecto H2Med, ideado por Sánchez, consiste en un tubo submarino que une Barcelona con Marsella para transportar hidrógeno. Sería desarrollado por Enagás. Con él Francia se convertiría en la entrada del hidrógeno español hacia Europa, pero los expertos lo consideran inviable. A día de hoy se desconoce cómo se financiaría su coste de 7.000 millones de euros. Es un proyecto que está solo en el papel, mientras que los de Iberdrola y Cepsa empiezan a ser tangibles.
«El Gobierno de Sánchez ha malinterpretado la oportunidad en hidrógeno, que es una oportunidad fundamentalmente para el sector industrial, no para el sector del transporte, o para lo que ellos se han planteado», señala el economista Daniel Lacalle. «Hay una oportunidad enorme. El gran cuello de botella es la falta de inversión en distribución y transporte. Por eso es clave trabajar junto con las empresas y darles voz, porque saben lo que falta y lo que es necesario, y quitar el contenido ideológico que ha hecho que nos retrasemos bastante respecto a otros países».