Paro, impuestos y gestión económica del Gobierno lastran a España en el Ránking de Competitividad Mundial
La eficiencia del Ejecutivo cae del puesto 40 al 51 desde que está Sánchez
España vuelve a ocupar la posición 36 entre los 64 países que se analizan en el prestigioso Ranking de Competitividad Mundial que elabora anualmente el Centro de Competitividad Mundial (IMD), ubicado en Suiza y dirigido por el español Arturo Bris.
Nuestro país repite en términos globales en la posición 36, por debajo de la mitad de la tabla, pero queda mucho peor en apartados específicos como el paro y las relacionadas con la gestión económica del Gobierno (deuda, impuestos, financiación de las pensiones...).
El ranking compara la evolución de los 64 países en cuatro grandes apartados: Comportamiento de la economía, Eficiencia gubernamental, Eficiencia en los negocios e Infraestructuras. España sale especialmente malparada en el capítulo de Eficiencia gubernamental. Nuestro país ocupaba el puesto 40 entre los 64 países en 2019, el año en el que Pedro Sánchez llegó al poder, y actualmente se sitúa en la posición 51.
Dentro de este capítulo son especialmente sonrojantes los puestos que ocupamos en Legislación del desempleo (62), Creación de empresas (61), Finanzas públicas (59), Impuestos personales reales (59), Marco legal y regulatorio (58), Subvenciones (58), Regulación laboral (57), Porcentaje total de deuda (57), Adaptabilidad de la política gubernamental (57) y Financiación de las pensiones (57). En todos ellos estamos entre las peores posiciones de los 64 países analizados.
Nuestro país también ocupa las últimas posiciones en cuestiones como la tasa de desempleo (61), Desempleo juvenil (59), Desempleo de larga duración (56) o Comprensión de la sociedad de la necesidad de reformas económicas y sociales (60).
En el plano positivo, España ocupa buenas posiciones en Matriculaciones en enseñanza secundaria (4), Velocidad de Internet de banda ancha (7), Esperanza de vida (7), Cobertura universal de salud (8), Desigualdad en la esperanza de vida (10), Exportación de servicios comerciales (10), Barreras arancelarias (11), Inversión directa (12), Crecimiento del empleo a largo plazo (14) y Crecimiento real del PIB per cápita (17), entre otros.
El IMD apunta en su análisis sobre España que nuestro país tiene cinco grandes retos por delante: invertir los fondos europeos de manera eficiente, de modo que refuercen el sistema productivo y configuren una economía más resistente; manejar la inflación de una manera que no dañe la competitividad, evitando indexaciones innecesarias; reducir la carga de impuestos y generar un marco regulatorio estable para la empresas; mejorar la empleabilidad de los trabajadores y repensar las políticas de empleo en el marco del diálogo social, y fortalecer la industria replanteando las cadenas de distribución.
Dinamarca, Irlanda y Suiza son las economías más competitivas
En líneas generales, el ranking muestra un abismo entre la evolución de economías proteccionistas y las basadas en el libre comercio; también el hecho de que la combinación de acontecimientos políticos, económicos y sociales de alcance mundial está propiciando la aparición de claros ganadores y perdedores.
Entre los ganadores se encuentran países que cuentan con agilidad y adaptabilidad para hacer frente al impredecible entorno actual y con economías sólidas, como es el caso de Irlanda, Islandia y Bahréin, o con gobiernos capaces de adaptar oportunamente las políticas en función de las condiciones económicas del momento, como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Catar y Singapur.
Este año Dinamarca, Irlanda y Suiza son las economías más competitivas del mundo. Dinamarca sigue liderando la clasificación gracias a sus continuos logros en todas las categorías de competitividad. Se mantiene en primera posición en eficiencia empresarial e infraestructuras, y mejora ligeramente en eficiencia gubernamental.
Irlanda asciende notablemente del séptimo al segundo puesto, en gran medida debido a sus importantes logros en materia de resultados económicos.
Suiza conserva el tercer puesto gracias a sus buenos resultados en todas las categorías. Continúa como el primer país en eficiencia gubernamental e infraestructuras y ocupa el séptimo lugar en eficiencia empresarial.
Las economías más prósperas tienden a ser más pequeñas, cuentan con un buen marco institucional que incluye sistemas educativos sólidos y con un buen acceso a los mercados y a los socios comerciales (por ejemplo, Dinamarca, Suiza y Singapur).
Efectos de las turbulencias económicas
El informe constata que no nota consecuencias negativas de las turbulencias de la economía mundial en la competitividad de las regiones y países que poseen una producción energética nacional estable, cadenas de suministro robustas y balanzas comerciales favorables, como es el caso de China, Arabia Saudí, Suiza y Taiwán. De hecho, indican que han podido mantener o mejorar sus niveles de prosperidad. Sin embargo, las economías muy dependientes de las importaciones de materias primas y energía, como Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, han experimentado un descenso de su competitividad. Letonia sufre la mayor caída en la clasificación general: desciende al puesto 51 (desde el 35). Este retroceso se debe principalmente al empeoramiento de sus resultados en eficiencia gubernamental y eficiencia empresarial, causado por los niveles récord de inflación registrados en 2022.
El estudio cuenta también con una encuesta realizada a 6.400 ejecutivos que muestra que los niveles de confianza empresarial a nivel mundial son poco alentadores. Los riesgos de una recesión o ralentización económica mundial, las presiones inflacionistas y los conflictos geopolíticos superan a la preocupación por las cuestiones medioambientales y el cambio climático.