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España sigue teniendo problemas para volver a niveles anteriores a la pandemiaLu Tolstova

El consumo en España, en mínimos desde que hay registros

El nivel de vida de los españoles es un 15 % inferior al de la media europea

Que España no se ha recuperado todavía de los efectos de la pandemia es una realidad que solo el Gobierno parece rechazar. El problema es que el consumo individual real está registrando mínimos desde que se comenzó a contabilizar.

Este indicador registra los bienes y servicios realmente consumidos por los hogares, independientemente de si fueron comprados y pagados por estos, por el Gobierno o por organizaciones sin ánimo de lucro. Mientras que el PIB per cápita no permite diferenciar con exactitud el nivel de vida de un país, el consumo individual real se considera un indicador del bienestar material de los hogares.

Por ejemplo, Luxemburgo cerró el 2022 con un 161 % de PIB por encima de la media comunitaria, consecuencia del gran número de extranjeros empleados en el país –y que, por tanto, contribuyen a su PIB– que no forman parte de la población residente. En el caso irlandés, con un 133 % por encima de la media de la UE, se explica en parte por la presencia de grandes multinacionales que poseen contratos de propiedad intelectual, cuyos activos también contribuyen a la riqueza nominal del país.

Sin embargo, esto no es un indicativo del nivel de vida del país, ya que bienes y servicios varían de precio según el lugar. Por ello es necesario usar un cambio distinto que refleje los tipos de cambio de cambio existentes en cada país, incluso si tienen la misma moneda. Para ello se utilizan los índices PPP –por sus siglas en inglés purchasing power parity o paridad de poder adquisitivo–.

Por ello, la Comisión Europea establece para la UE una clasificación por países de base 100 según la media comunitaria. Según los últimos datos del Eurostat, España cerró el 2022 en quince puntos por debajo de esa media, es decir, el nivel de vida de los españoles es un 15 % menor que la media europea. Lo preocupante es que se trata de la cifra más baja después de 2020, año de la pandemia, desde que comenzaron los registros, hace casi 30 años.

En 2001, España alcanzó el nivel de la media comunitaria, pero a partir de 2008 comenzó a caer como consecuencia de la crisis financiera y todavía no nos hemos recuperado. Además, hay que tener en cuenta las sucesivas ampliaciones de la UE en 2004 y 2007 que, teóricamente, deberían haber permitido a España acercarse todavía más a la media de la UE. En comparación con 2019, España ha perdido seis puntos, solo por detrás de las citadas Luxemburgo e Irlanda, con unas economías muy particulares.

No obstante, este índice tiene sus inconvenientes, ya que no recoge correctamente la distribución de la riqueza, pero sí es muy representativo para ver las variaciones a lo largo del tiempo ocurridas en un país.