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Santiago Niño BecerraEFE

Economía  Santiago Niño Becerra: «El español, si puede, atiende sus deudas»

La subida de los tipos de interés, la inflación de oferta y la tasa de morosidad en el pago de hipotecas son algunos de los problemas a los que se enfrenta la sociedad española

Desde el año 2016 y hasta mediados de abril de 2022, el Euribor se mantuvo en valores negativos. Pero, a raíz de las múltiples subidas de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE), el Euribor ha ido incrementado su valor hasta cerrar el pasado mes de julio en el 4,15 %. Por su parte, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha afirmado que no descarta seguir realizando subidas.

Aunque si bien es cierto que una subida de los tipos de interés puede ayudar a contener la inflación, cuando ésta se debe a un incremento de la demanda, en la situación actual de inflación de oferta (inflación de costes), el resultado claramente no será el mismo.

Por eso mismo es muy importante distinguir la diferencia entre una inflación de oferta y una de demanda. Santiago Niño Becerra, catedrático de estructura económica en el Instituto Químico de Sarria de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, explica la diferencia entre una y otra: «La inflación de demanda es la que, digamos, es más habitual y cuando por una razón determinada, como un aumento de la renta o de la disponibilidad crediticia, la demanda crece más de lo que es capaz de crecer la oferta, los precios suben».

Por su parte, la inflación de oferta responde a cuando la oferta no llega donde la demanda está. «En los años 70, el último ejemplo claro de este tipo, se produjo una doble combinación de los precios de la energía y un aumento de los costes de producción y se puso mucho el acento en la inflación de costes. La situación internacional se degradó mucho con la guerra entre Irán e Irak y la guerra del Yom Kipur. Esto hizo que la oferta no alcanzase a la demanda (independientemente de donde estaba la demanda) y por ello los precios subieron y la propia oferta es incapaz de producir más», explica el catedrático.

Situación actual

La situación que estamos viviendo a día de hoy no se produjo únicamente a causa de la pandemia del COVID-19, en realidad fue antes. A nivel de preparación del escenario, en torno a 2017, ya se observaba que la tendencia empezaba a cambiar. «Se empezó a establecer un temor a que pymes y particulares no pudieran hacer frente a sus compromisos, por la subida de los tipos de interés y porque comenzó a hablarse de una relocalización de producciones a lugares más próximos a los centros del consumo», afirma el economista.

El Banco Central Europeo ha cometido el mismo fallo que perpetró Paul Volcker entre 1979 y 1986, cuando ejerció el cargo de presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos. Volcker subió los tipos de interés (hasta el 20 %) lo que supuso una pobreza desmesurada que hizo que Ronald Reagan ascendiera al poder en el año 1981.

Respecto a las medidas para contener este tipo de inflación, Santiago Niño Becerra explica que «es verdad que el consumo hay que bajarlo, pero en lugar de subir los tipos de interés, hubiese sido mucho más acertado, subir el IVA. Por supuesto, esto hubiese afectado a la financiación de PYMES y familias pero de forma muy distinta». Sin embargo, en España, al haber estado en meses preelectorales, nadie se atrevió a subir el IVA.

Las hipotecas, las más perjudicadas

Los tipos de interés han afectado mucho a la caída en la demanda de hipotecas, pero hay otras dos circunstancias que también lo han hecho y de las cuales no se habla. En primer lugar, las limitaciones y los filtros que los bancos han puesto a la hora de conceder una hipoteca han restringido mucho la demanda de este tipo de créditos. En segundo lugar, la caída del poder adquisitivo de las familias, que no pueden afrontar la petición de una hipoteca. Si son ciertas las predicciones que afirman que los tipos van a situarse en torno al 4,75 % - 5 %. Esto será muy negativo para las pequeñas empresas y las familias.

De cara a la morosidad en el pago de hipotecas, cabe destacar que, según el último Boletín Estadístico publicado por el Banco de España, en el mes de mayo de 2023 el volumen de créditos de dudoso cobro situó la tasa de morosidad bancaria en el 3,6 %, manteniéndose en niveles aceptables. A su vez, es muy importante recordar que en la crisis de 2008 y 2009, la morosidad se situó en el 12 %.

«El español, si puede, atiende sus deudas. Sin embargo, si la situación no mejora, muy probablemente la morosidad aumentará», expone Niño Becerra.