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Personas paseando y de compras por la calle Portal del Ángel de Barcelona.EFE

Los salarios en España no dan más de sí: gastamos más de lo que ingresamos

El poder adquisitivo se reduce, y se nota especialmente en las rentas más bajas

La principal asociación de fabricantes y distribuidores de gran consumo (AECOC) ha publicado un libro en el que constata que los españoles gastamos de media 2.781 euros más de lo que ganamos. La diferencia se salda con ahorros, créditos y la red de apoyo familiar, según explica el autor del libro, el profesor de la escuela de negocios IESE José Luis Nueno. El título del libro es Todo es terrible, pero yo estoy bien.

Nueno incide en que la diferencia entre ingresos y gastos puede marcar la evolución del consumo en el segundo semestre del año, ya que los salarios crecen de manera más lenta que la inflación. A ello hay que añadir que el ahorro disminuye a toda velocidad: la tasa de ahorro de los hogares españoles llegó a situarse en casi el 18 % de su renta bruta disponible en el año 2020, el doble que en el año anterior, según el Banco de España. En la actualidad ha vuelto a ubicarse por debajo del nivel de 2019, según la misma institución financiera.

El poder adquisitivo se reduce, y se nota especialmente en las rentas más bajas, que son quienes están recortando más sus gastos (un 3,8 %).

El desequilibrio entre los ingresos y gastos de los españoles pone de relieve otra noticia aparecida hace unas semanas: la distancia del sueldo medio español respecto al europeo. Los 1.822 euros al mes que nuestro país tiene como salario medio bruto están un 20,9 % por debajo de la media en la Unión Europea, según Adecco. España es uno de los seis países europeos que posee salarios más bajos que hace una década. En los diez últimos años, los sueldos en el sector privado han disminuido un 3,2 % y han aumentado un 2,3 % en el sector público, según datos de Eurostat.

De acuerdo con Adecco, el salario medio español ha perdido un 4 % de poder adquisitivo en 2022 a pesar del aumento de los salarios. Si se compara con 2008, la disminución ha sido de un 7 %. En los últimos cinco años, periodo que Pedro Sánchez lleva en el Gobierno, la pérdida de poder adquisitivo en una remuneración media ha sido de un 2,5 %: 44 euros al mes, o 523 euros al año.

Con estos datos se entiende mucho mejor el crecimiento del número de personas en situación de pobreza en España que mostrábamos ayer en este artículo. También que la situación puede ir a peor si no se produce un giro en la política económica. «La exuberancia de la demanda postpandémica y los ahorros embalsados durante los confinamientos no han durado tanto como se esperaba. La crisis del coste de la vida nos alcanza a todos de una u otra manera», señala José Luis Nueno en su libro.

Como explica el profesor, el invierno del curso 2022-2023 ha sido muy difícil para los consumidores: el mayor coste de la energía y de las materias primas provocaron una subida de la inflación que impactó sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos. La subida de los tipos de interés tensionó los presupuestos familiares hasta provocar una reducción del gasto en bienes duraderos y discrecionales. «Para hacer frente al coste de la vida, el consumidor postpandémico, aún instalado en el carpe diem, recorta en lo que puede para seguir gastando en lo que quiere», afirma Nueno.

Abrumados por los gastos no discrecionales –energía, alimentación, transporte, alquileres–, los ciudadanos se ven abocados a reducir su gasto grande –coches, muebles, electrodomésticos...–, pero se premian con gastos discrecionales menores en bares o restaurantes o en pequeños viajes, aprovechando un desplazamiento de negocios. También regresan a gastos que recortaron durante la pandemia, como los gimnasios o la alimentación fuera de casa. Así es la evolución del consumo postpandemia según las conclusiones de José Luis Nueno, que para escribir su libro ha analizado nada menos que 199 millones de actos de gasto de 257.000 españoles durante los últimos dieciséis meses. La falta de consumidores de recambio, la pérdida de la clase media y la ausencia de proyectos vitales entre los más jóvenes, con salarios que no les permiten independizarse o formar una familia, son problemas graves para las empresas y las familias, según ha podido concluir.