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Manifestación del campo en Madrid el pasado mes de marzo.EFE

El campo amenaza con salir a la calle si no se le ayuda con un plan económico urgente

El presidente de Asaja estima necesario un plan de choque a cinco o seis años vista, como mínimo, para salvar las explotaciones, y una fiscalidad más favorable

El presidente de la organización agraria Asaja, Pedro Barato, ha pedido a las administraciones un «plan de choque económico urgente» para garantizar la viabilidad de las explotaciones. Si no se produce y sigue la situación actual, «el campo saldrá a la calle».

Barato ha señalado, en una entrevista con EFE, que los agricultores y los ganaderos empiezan el curso político con mucha preocupación porque los costes de producción y los «líos» que atribuye a la nueva Política Agraria Común (PAC) hacen «imposible» obtener rentabilidad por su trabajo.

A su juicio, es necesario un plan de choque a cinco o seis años vista, como mínimo, para salvar las explotaciones y una fiscalidad más favorable.

«Si las condiciones siguen como están, el campo saldrá a la calle», ha advertido el responsable de Asaja -organización que participó en las manifestaciones de este mes en Córdoba con motivo del Consejo informal de ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE)-.

«¿Dónde están el contenido y los discursos de la España vaciada? O a la España rural se le ayuda con inversiones o se quedará todo en eso, discursos», según Barato.

La parálisis no beneficia al sector

En relación con la coyuntura política española, Barato ha reconocido que esa «parálisis» no beneficia al sector. Sin embargo, seguirá trabajando con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y, además, con las comunidades autónomas, «que no están en funciones».

Preguntado por los cambios en los gobiernos autonómicos y por los nuevos consejeros de Agricultura, varios de Vox (Comunidad Valenciana, Extremadura y Aragón), Barato ha respondido: «Veremos si cumplen con lo que dicen en su discurso (...) y hacen lo que dicen».

«Hay que verlo y esperar a ver qué ocurre (en las comunidades autónomas)... pero esto tiene que cambiar», ha subrayado.

Urgencia

Asaja ha abogado por cambios urgentes de calado y por «dar la vuelta» a materias importantes para el campo como el modelo de seguros agrarios, propia Política Agraria Común (PAC) y en las inversiones hídricas, porque cuencas como las del Guadalquivir y del Guadiana están «temblando» por los problemas de agua.

«Hay que darles la vuelta», según Barato, quien también ha pedido al MAPA «una campaña de reconocimiento del valor de la profesión de la agricultor o del ganadero y del mundo rural».

Por otro lado, ha mencionado situaciones que se deben «controlar» dentro de los contratos y de las relaciones entre los distintos agentes de la cadena alimentaria.

Respecto a la nueva PAC, que se aplica desde enero, Asaja ya está «trabajando para cambiarla». Requiere «más presupuesto y menos enredos administrativos», entre los que Barato incluye las dificultades para asumir el cuaderno digital o los eco-regímenes (ayudas vinculadas a servicios medioambientales).

Respecto a los eco-regímenes se ha referido a restricciones a fertilizantes o fitosanitarios.

«Queremos estudios de profesionales y no de políticos para ver el impacto que puede derivarse de la PAC y de medidas como la reducción de fitosanitarios. Necesitamos soluciones», ha recalcado.

Por otra parte, ha defendido más atención a la ganadería extensiva y cambios en cuanto a la protección del lobo, frente a una regulación actual que, a su juicio, está basada en «estudios viciados»: «Hasta la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, dice que hay que darle la vuelta».

El IPC y los precios del aceite

Barato ha atribuido el incremento de los precios de los alimentos a «una subida de costes generalizada en toda la cadena alimentaria», además de recalcar que la renta del agricultor está bajando «casi un 9 %».

Los últimos datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) reflejan un incremento interanual del 10,5 % en la alimentación.

Preguntado por el encarecimiento del aceite de oliva, ha señalado que «los datos son los que son», y que el año pasado hubo una cosecha escasa de apenas 650.000 toneladas. A ello hay que sumar el encarecimiento de su obtención.