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Fachada de la sede de Iberdrola en Madrid.EP

Juicio

Exdirectivos de Iberdrola niegan haber manipulado el precio de la luz en 2013

Sostienen que los precios los fijaba «una herramienta informática» aunque con previsiones de los técnicos de la compañía

Dos directivos de Iberdrola –uno ya jubilado–hhan negado este martes, en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por el supuesto sistema ideado en 2013 por la compañía para incrementar el precio de la energía que vendía, que hubiera por parte de la eléctrica ninguna «consigna ni estrategia» y han asegurado que el precio al que se ofertaba la energía al mercado se fijaba de forma automática.

Así se han pronunciado tanto el primero de los encausados que ha comparecido en el plenario, Ángel Chiarri, quien fuera director de Gestión de la Energía de la eléctrica, como Gregorio Relaño, que entonces era responsable de Optimización, Gestión de Recursos y Trading. Cabe recordar que en esta vista se juzga a Iberdrola Generación y a cuatro directivos por el supuesto sistema ideado en 2013 para incrementar el precio de la energía que vendía con la presunta finalidad de «provocar una subida del precio de la energía eléctrica y perjudicar a los consumidores».

En esta primera jornada, en la que se han ventilado de forma rápida las cuestiones previas, el interrogatorio al primero de los encausados ha girado en torno a conocer cómo Iberdrola fija el precio de la energía que oferta y qué situación llevó a sacar de la oferta la electricidad generada por las centrales hidráulicas, algo que produjo un incremento de la factura de la luz para los consumidores.

Chiarri, que ha tratado de explicar el complejo sistema utilizando metáforas, ha sintetizado en un momento dado, para sorpresa tanto del juez como del fiscal, que en Iberdrola se fijaba el precio de la energía por medio de «una máquina», «una herramienta informática que ordenaba los datos» que tenían y que vertían en la misma teniendo en cuenta diferentes variables tales como previsiones de lluvia, situación del viento o incluso problemas geopolíticos que pudieran producir un incremento del precio en la importación del gas.

Al hilo, tanto él como Relaño han explicado que cada jueves se celebraba una reunión de planificación para decidir la oferta que se llevaba al mercado y que se traducía en el denominado «plan semanal» que elaboraba un trader, plan que se mandaba a todo el organigrama directivo de la energética. Ese plan, ha puntualizado Relaño, era enviado a diferentes destinatarios y su envío se podía considerar como «una aprobación tácita del mismo». Ambos han negado que asistieran a esas reuniones semanales pero sí han confirmado que eran informados del plan.

Ese plan, ha explicado Chiarri, era elaborado gracias a la introducción de las variables en el sistema, por lo que han insistido en que el precio se generaba de forma «automática». «Es un protocolo de actuación, pero dentro de eso está la estimación necesaria de producción, ahí hay intervención humana», ha matizado.

Con todo, Chiarri ha insistido en que «lo más relevante» es que el precio se marcaba de forma automática e Iberdrola no podía manipular eso, y ha llegado a añadir que incluso en los días en cuestión que son objeto del juicio la empresa perdió dinero.

Falta de lluvia

Ambos, a preguntas del fiscal, han puesto el foco en que la subida del precio de la energía generada por las centrales hidráulicas a finales de 2013 –que provocó que saliesen de la oferta de la eléctrica– se debió principalmente a la «falta de lluvia», que fue catalogada por sus técnicos como de «comienzo de sequía» a mediados de noviembre.

Chiarri ha matizado que además coincidió que el sistema entraba en momentos de poca producción porque aparecían «indisponibilidades» de centrales importantes, como descargas programadas y averías en determinadas nucleares, y las temperaturas comenzaron a ser frías por lo que la demanda subió.

Por eso, ha continuado, ante esa situación, y dado que ya en diciembre se daba un momento «claramente de sequía con embalses por debajo de las estadísticas», el sistema informático actualizó la oferta poniéndola «al nivel de lo que ocurría y el mercado casa la oferta».

Según ha apostillado el directivo ya jubilado, las previsiones que manejó Iberdrola en ese diciembre de 2013 eran que viniendo de un noviembre seco, «enero y febrero iban a ser secos» por la propia «casuística de España», donde «no llueve nada y de repente cae la Filomena». Y ha sostenido que siempre se actúa con «estimaciones», y que en ese año de forma sorpresiva «en Nochebuena llegó una ciclogénesis explosiva» y se puso a llover.

En la misma línea, Relaño ha apuntado que el precio de la luz subió por el precio de los ciclos combinados –gas– y «por la sequía persistente» que se vivió en el mes de noviembre de ese año. Además, ha incidido en que esas variables no cambiaron en los planes de la compañía porque la sequía era «pertinaz» y «la historia» les decía que «siempre que diciembre era seco, luego enero y febrero también» lo eran, por lo que había una probabilidad superior al 65 % de sequía futura.