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El euro digital está muy cerca de ser implantadoPixabay

Nueva fase

Europa acelera hacia el euro digital pese a las dudas sobre la privacidad y el recelo de los bancos

Las criptomonedas, los defensores del efectivo y la banca tradicional advierten sobre este nuevo activo

El Banco Central Europeo (BCE) pasará en noviembre a la fase de preparación para un euro digital, que servirá de base para decidir sobre la implantación de esta forma electrónica de efectivo. El BCE anunció que en este periodo se completará «la finalización de las normas de funcionamiento y la selección de los proveedores que podrían desarrollar la plataforma y la infraestructura».

El camino del organismo europeo se ha encontrado con todo tipo de críticas que parten desde estados miembro como Alemania, los mismos bancos, plataformas en defensa del dinero físico y defensores de las criptomonedas. Todos ellos alertan de los peligros que supone el euro digital.

En la era digital es probable que las criptomonedas sin respaldo sigan siendo un vehículo para los juegos de azarFabio PanettaBCE

La moneda digital que quiere poner en circulación Europa no es una criptomoneda, como se afana en afirmar el BCE. Es más, el regulador ha cargado contra este tipo de activos porque «no están respaldadas o administradas por una institución central». Hasta las ha querido degradar asociándolas con los juegos de azar. Fabio Panetta, miembro del Consejo Ejecutivo, las tachó de «una apuesta disfrazada de inversión». Y añadió: «En la era digital es probable que las criptomonedas sin respaldo sigan siendo un vehículo para los juegos de azar».

Criptoactivos

Enfrente de este tipo de comentarios hay profesionales del sector como Teodoro García Egea, ex secretario general del Partido Popular, que ahora desarrolla su carrera de ingeniero de Telecomunicaciones en el mundo de los criptoactivos. En una entrevista a El Debate aseguró que, a diferencia del futuro euro digital, «nadie puede confiscar las criptomonedas porque la blockchain es una tecnología que impide hacerlo. Nadie puede prohibir en su país las criptomonedas porque los activos no tienen fronteras. Nadie puede tapar todo lo que hay publicado en la blockchain porque es totalmente tratable, público, neutral y abierto en código abierto».

Desde el BCE, en cambio, se asegura que «el euro digital ofrecería el máximo nivel de privacidad porque el regulador no tendrá los datos de los usuarios finales, sólo los tendrán los intermediarios, los bancos». Esto debería asegurar que los bancos centrales de la eurozona no podrían tener acceso a los datos personales de los usuarios ni vincular datos de pago con particulares, incluso en el caso de los pagos sin conexión a internet. El euro digital, aseguran, tendrá un nivel de privacidad similar al del efectivo.

El euro digital ofrecería el máximo nivel de privacidad porque el BCE no tendrá los datos de los usuarios finalesBCE

Este punto también es dudoso debido a los problemas que ha generado el yuan digital en China. El Banco Popular de China (PBoC) utilizó el oxímoron de «anonimato controlable» para referirse a la nueva moneda digital que han descargado más de 261 millones de personas en aquel país, según datos internos. Solo las grandes transacciones serían trazables mientras que las pequeñas pasarían al anonimato. El control sobre la población que hace el país se extiende, por tanto, al dinero digital y cabría la posibilidad de que pudiera ser devaluado o retirado automáticamente de las carteras digitales de la población para el pago de multas.

Este problema no solo pasa en Europa. Un informe publicado en 2021 en Alemania desveló que el 47 % de los encuestados sobre el euro digital mostró preocupación por motivos de privacidad

Dinero en efectivo

Su convivencia con el efectivo también es polémica. Christine Lagarde publicó en su cuenta de Twitter que «el euro es clave para nuestra unidad europea. Un euro digital, junto con el efectivo, prepararía nuestra moneda para el futuro. Sería seguro, fácil de usar y gratuito».

La plataforma Denaria que congrega los intereses conjuntos alrededor de la defensa del efectivo y que busca alertar sobre los riesgos de limitar su uso avisa de que no existen, por el momento, «garantías firmes» que aseguren la convivencia entre el dinero físico y el euro digital. «Las afirmaciones [...] son bienvenidas, pero aún deben desarrollarse de forma concreta los términos de esa convivencia, porque se desconoce a fecha de hoy qué aportará el euro digital a los medios de pago en unas economías que ya están ampliamente digitalizadas y en la que el pago en efectivo es, en algunos casos, rechazado por establecimientos privados y también públicos», ha destacado la organización.

El gran proyecto de la banca europea choca frontalmente con los bancos tradicionales. El Banco Santander ya ha alertado de un «riesgo de desintermediación de la banca comercial» porque la futura moneda digital podría «captar parte de la actividad de pagos y depósitos de los bancos» y afectaría, por ejemplo, a la concesión de créditos.

Bruselas tiene dos años para hacer atractivo el euro digital mientras las criptomonedas empiezan a formar su propio ecosistema económico. Hasta 425 millones de personas tenían alguna cripto en diciembre de 2022 cuando en enero de ese mismo año eran 306. Una subida exponencial que muestra el enorme interés por un mundo que deja de ser especulativo para centrarse en ser una alternativa económica.